Deseamos que el amor, la paz, gracia y sabiduría del Señor Jesucristo sea en ustedes amados hermanos del Cono Sur, en su espíritu.
Hermanos de Colombia. No hemos dejado de rogar por ustedes, cuando rogamos por las naciones hermanas latinoamericanas, como también en las demás de este continente al cual pertenecemos que no desmayen en el ejercicio correcto de la fe, en la manifestación mutua del amor fraternal y que no nieguen el santo nombre del Señor.
Escribimos brevemente para saludarlos y pedirles que no cesen de orar por sus autoridades, para que el Señor tome potestad sobre estas personas y así el evangelio en la dispersión en su extensión territorial no sea menguado y que ustedes tampoco se entretengan en asuntos de nulo valor espiritual.
Recordemos que la premisa de nuestra existencia en esta dimensión y realidad, es que el testimonio de Jesús sea visto en ustedes ante los ojos de los inconversos.
No estamos para luchar por poder, privilegio, riqueza y posesiones como iglesia, si bien es cierto que Dios tiene ricos para servir a los hermanos pobres. La iglesia administra los tesoros del conocimiento espiritual de Dios por medio de Cristo y no busca atesorar bienes corruptibles para beneficio propio.
Nuestra misión es que se cumpla el mandamiento de Jesucristo: Que el evangelio llegue a toda criatura. Seamos pues, sobrios, orando para que las huestes del mal no estorben a una evangelización efectiva en Colombia y que nuestro Padre, por añadidura a su obediencia intachable les premie con un gobierno justo, que premie a quien haga el bien y castigue a quien hace el mal en sus tres niveles, local, departamental y nacional, en la medida de su oración con fe, la Voluntad del Padre y la necesidad de paz.
Confiamos en el Señor pondrán las elecciones bajo la protección del Señor Jesucristo y así sea Dios quien ponga a la autoridad que Él considere sea la mejor, que sea guardada de toda tentación, maldad y abuso.
Que el amor, la paz, la fe y gracia del Señor Jesús sea con todos ustedes amados, amén.
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