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Editorial 392 - Espíritu Santo

Que el amor, la paz, la gracia y el amor del Señor Jesucristo sea en ustedes amados hermanos lectores, amén.

Doy gracias al Padre en el nombre de Cristo por darme la oportunidad de hablar acerca de este maravilloso tema de índole espiritual que espero en el Señor muchos de los hermanos quienes nos leen lo hagan de buena voluntad para su propia salud y crecimiento espiritual.

Básicamente, el punto clave de esta disertación por el Espíritu radica en el hecho que el Espíritu Santo de Dios es la manifestación pura del poder de Dios que domina a todo lo creado, llámese potestad terrenal o natural y la espiritual. El Espíritu Santo es el Santo Ser que opera en conjunción con lo que el Padre dictó como Su Voluntad y cumple cabalmente con todo lo que el Hijo, nuestro Señor Jesucristo, dejó como palabra de vida.

Es decir, nada de lo que haga el Espíritu Santo contraviene o niega lo que está escrito de Cristo, sino que su función primordial es funcionar como la conciencia espiritual que nos aconseja a no desviarnos de las palabras de Cristo, pues obedeciéndolas entramos a esta misma unidad congruente de la Deidad.

Dicho de otro modo, nunca el Espíritu Santo hablará de sí mismo, buscará su propia adoración o suplantar a Jesucristo como mediador entre Dios y los hombres, porque anatema es pensar o predicar esto. Tampoco ocupará el lugar del Padre como el receptor de las plegarias y rogativas que hagamos, pues como se sabe, su función se encuentra exclusivamente en los contornos del planeta Tierra, pues es aquí donde estamos nosotros y donde necesita manifestarse dicho poder de Dios.

Mucha labor de convencimiento, edificación, perfeccionamiento y poder hay dentro del cuerpo de cada creyente como para que el Espíritu Santo pretenda ser un ente espiritual de adoración. Leyendo formal y concienzudamente la Escritura se puede comprender esto. Como consecuencia de lo anterior, comprendan hermanos que el Espíritu Santo enseña y “habla” -mas no con voz audible como muchos malos perversos dicen “el Espíritu me habló” como diciendo “él habla conmigo y yo lo oigo” como en días pasados lo oí en cierta red social.

El Espíritu Santo habla a la conciencia desde el subconsciente y no desde afuera. Baste entender el simple hecho que se oye con los oídos y nosotros no tenemos oídos interiores como para “oír voces”. Entonces quien pretenda decir que el Espíritu “le habla” le niega porque reconoce que está fuera de él y eso no está escrito, siendo una falsedad.

No podemos pensar más de lo que está escrito: entonces, darle roles y atributos a este Ser no comulga con lo que Dios estableció y sí es un dogma oscuro del adversario para confundir mentes ilusas e ingenuas que se comen todo debido a una incesante comezón de oír, pero no de creer.

El evangelio de salvación es de Jesucristo, la palabra es de Dios y del Espíritu es el poder. ¿Qué tiene de difícil comprender esto, hermanos?

Pero para no parecer palabra sustento escritural acerca de este tema, tomaré algunos versículos para aterrizar mi postura en este punto, puesto que no podemos ser tibios ni indiferentes, dado que o se es frío en el ejercicio de vivir para Cristo o se es caliente para estar atento y ser fiel en los asuntos del Señor.

El Espíritu Santo no es filosofía, doctrinas “buena ondita”, un evangelio a modo para no incomodar ideologías, sino poder, amor y dominio propio. Nadie que se diga evangelista o mensajero de Cristo dirá palabras suaves o neutras al momento de dar testimonio activo de la fe, pues el mismo apóstol Pablo escribió al respecto en 1ª Corintios 2:4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que conozcas hermano que el hablar del evangelio es mejor hacerlo en el Espíritu porque es poder. ¿Cómo puede hablarse del poder de Dios con palabras que muestran inseguridad, temor o miedo?

Mas adelante, escucha detenidamente lo que dice este versículo de supremo poder en la misma carta de 1ª Corintios 2:10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. En eso consiste la fortaleza de vivir en el Espíritu, sabremos todo lo de Dios. El Espíritu Santo revela a Dios, no a sí mismo, como muchos engañados predican. Todo lo que inspire a hablar es de las profundidades del conocimiento de Dios, nada más.

El cuerpo de Jesucristo está unido por el Espíritu de Dios como lo dice 1ª Corintios 12:13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Si somos de un mismo Espíritu debemos entonces de amarnos y perdonarnos. Es decir, este versículo corta de un tajo la idea de divisiones dogmáticas en las diversas denominaciones dentro de la iglesia. No debería ser así, pero por la incredulidad de unos, ignorancia de otros y la falta de amor de otros más, tenemos esta pluralidad de congregaciones (Laodicea).

El Espíritu Santo nos exhorta en Gálatas 3:2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? Ya no sigas la ley, si estas en ella el Espíritu Santo no está en ti, te estás engañando, la fe es por el Espíritu. Por esto mismo, el Espíritu jamás profundizará en lo antiguo en detrimento del evangelio de Jesucristo y quien haga tal cosa, lo hace para su propia vanidad y en franca rebelión a anunciar la palabra de Cristo.

Además, en la misma carta está escrito a los Gálatas 5:16 y 17 16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. No luches contra la carne, vas a perder, deja que el Espíritu obre en ti y te de la victoria. Solamente se trasciende el efecto pecador e inmundo de la carne a través de dejar que el Espíritu tome rienda de nuestras vidas y sigamos su consejo: recordar y obedecer la palabra de Cristo.

Para quienes piensan que decir la verdad acerca de la doctrina de Jesucristo conlleva a estar en problemas, dice en 1ª Pedro 4:14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Se cumple en esta palabra si somos del Señor Jesús ciertamente no cabemos en este mundo. No temas, hermano, si recibes rechazos de quienes se niegan a oír la sana doctrina. Sal de todo engaño de denominaciones fanatizadas engañadas en el ecumenismo o judaísmo: ahí no está Cristo, sino que son sinagogas de satanás.

Haciendo lo anterior, hermanos, obedecen al Señor, confiando más en él que en el hombre, por lo cual alcanzan muchas promesas, siendo la primera retener y mantener vigoroso al Espíritu Santo dentro de nosotros: lo que dice en 1ª Juan 3:24 Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. Por mandamientos se refiere el apóstol Juan a los mandamientos de Cristo, los cuales son fáciles de realizar viviendo bajo la guía del Espíritu, quien sólo da testimonio del Hijo, pues él fue quien se hizo carne, se hizo objeto de maldición y finalmente expiró por salvarnos a nosotros, para ser resucitado por el Padre.

De manera que los mandamientos de Jesucristo hay que obedecerlos por el Espíritu Santo de Dios. Gócense con esta realidad en los hijos de Dios. Lean y mediten en esta hora, queridos hermanos con atención los siguientes versículos en 1ª Juan 4:1-3 1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. Tan fácil como práctico: cualquier evangelio no que hable de Jesucristo como la Promesa y Verdad hecha carne para ser el Enviado y luego el Cordero Inmolado, siendo luego resucitado y coronado Rey de reyes y Señor de señores, no habla por el Espíritu Santo, sino por otro espíritu engañador.

La palabra del Señor Jesucristo es clara y diáfana, la complicación de revolver la escritura no es la correcta interpretación. En este tema sobre el Espíritu Santo se ha dejado claro que su misión es enseñar las cosas del Señor Jesucristo, que a los que aceptan haber creído que Jesucristo es el Hijo de Dios, mora en ellos y los inviste de sabiduría, de poder, de fe y los hace partícipe de su fruto. El Espíritu Santo es un Espíritu que proviene de Dios para hacer perfectas las cosas en el mundo. Si conoces a Jesucristo es por el Padre y envía a su Espíritu para que no flaquees ni te rindas y él te hará vivir las grandes cosas para las cuales has sido llamado. Por hoy puedes haber comprendido que el Espíritu Santo no es para todos, solo para los escogidos y mantengámonos como dice la escritura en Efesios 4:3-4 3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación. Amén.

Espero amados hermanos haya quedado claro este mensaje, en ofrenda de amor para que sean dignos de crecimiento espiritual si así bien lo hicieren.

La paz, el amor y la gracia del Señor Jesucristo sea con ustedes en su espíritu hermanos, amén.




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