Que el amor, la paz y la gracia del Señor Jesucristo estén en ustedes, amados hermanos. En esta situación de los últimos tiempos, en el seno del cuerpo de editores de este blog “La sana doctrina del Señor Jesucristo a la luz” hemos meditado, dialogado y debatido en orden espiritual sobre una situación ya esperada pero que aun así nos entristece el alma: la frialdad y la dejadez espiritual en muchos hermanos. Aunado a eso, acusamos ignorancia y falta de amor, desinterés o molestia por atender los asuntos del Señor.
Esto lo expreso en la plena libertad que el Espíritu me concede para hablar y juzgar la situación. Ciertamente, esto del Camino no es sencillo en lo absoluto y, pareciera que a veces se pregunta uno si llega a tiempo, si tiene fin esto o cómo o cuándo se verá un avivamiento. Y no lo digo como para ensalzar a unos y denostar a otros ¡No, líbreme el Señor de hacer semejante crueldad y pecado! Más lo que pienso y escribo en el Espíritu lo hago para meditación de todos, hermanos. Tanto para los que trabajamos como para los que duermen.
El Señor Jesús experimentó lo mismo. Se opuso a todo un sistema fenomenal de mentiras, engaño, rebeldía, idolatría, ignorancia, pero más que todo eso: al extravío por la falta de fe, amor y esperanza entre lo suyo.
Incluso el que escribe, recibió dura crítica muy reciente de un impostor acerca de que la fe de quien redacta estas líneas nada es, pues no hace todo lo que Cristo hizo y dijo. Sin embargo, al dejar que la paz haga su obra en nuestro interior, podremos encontrar la verdad. Y la verdad en cuanto al asunto es que el Espíritu me consuela que al poco tiempo de esta dinámica sutil del enemigo por intentar derribarme encontré que pertenecía a una corriente diabólica humana, que habla abominaciones usando el nombre del Señor como excusa tergiversando versículos no pocos.
Y en esa situación tomé la victoria y cancelé a este perverso ser engañador que, dicho sea de paso, hablaba como si fuese ángel de luz… No que hubiese caído, sino sentí incomodidad desde un inicio de cómo hablaba y cómo se expresaba hasta que el Espíritu Santo lo descubrió en su intento de engaño. Y si nosotros, con mucho tiempo en el evangelio nos llegan este tipo de ataques y sutilezas ¿qué será de los pequeñitos? ¿Cómo no sentirse tristes por aquellos que no están cimentados en Cristo?
Otro colaborador de nuestro blog, comentó que tal vez no llegamos a tiempo a la obra. Pero escrito está que la maldad aumentará y la fe disminuirá. Nuestro trabajo, amados hermanos, es anunciar a tiempo y fuera de tiempo las buenas nuevas en cuanto a nuestras posibilidades y voluntades se permita, obviamente con la bendición del Padre, el Dios de las operaciones. Si leen o no leen, si creen o no creen, si buscan a Dios o no le buscan, es trabajo de cada quien. Duele saber que no somos amados, ni compartidos, menos somos los mejores en cuanto a rating, pero me consuela saber que cuando oramos por personas, el Padre nunca es tardo para consolarnos. En eso sabemos que Él nos ama y somos uno con Él. Pero la gente no quiere orar al Padre, quiere que nosotros lo hagamos, como si fuéramos mediadores y ellos no tomar la responsabilidad de su propia vida. Esto es lo incorrecto, amados.
La oración es personal y secreta ante el Padre. Escrito está. ¿Por qué no se hace? Como lo dijera el Señor Jesús y no con gozo, sino con pesar: Por vuestra falta de fe. Por lo que deben orar no oran y cuando deben orar tampoco lo hacen. Y si lo hacen, oran mal o lo hacen sin fe.
Amados, quiero que sepan que nosotros hoy sentimos algo de pesar, pero el Espíritu nos fortalecerá y seguiremos gozosos nuestro derrotero hasta que el Señor nos lleve de este mundo a gozarnos todavía más en el Paraíso. Y lo escribo para que sepan que somos como ustedes cuerpo y alma, mas el Espíritu nos pule y perfecciona más en Cristo y nuestro anhelo es que ustedes también lo hagan. ¿Por qué? Porque la mies es mucha y los obreros pocos, además de que la pelea espiritual contra la incredulidad, ignorancia y soberbia es colosal; sin embargo, Poderoso es nuestro Padre que aun a pesar de esto almas son salvadas y eso es lo que cuenta, el pago de nuestra jornada.
Es válido en el Señor detenernos un poco y preguntar a nuestro Padre: “Señor y ¿quién ha creído a nuestro anuncio?”; es correcto preguntar a nuestro Señor Jesucristo: “Cristo amado ¿por qué no oyen ni entienden? ¿de qué manera les decimos, escribimos o enunciamos?”; como también esperar la revelación del Espíritu Santo en estas incertidumbres momentáneas. Para esto, el mismo Padre nos dijo: “A él oíd”; acto seguido el Señor Jesucristo nos dice: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí” y “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”; finalmente el Espíritu nos consuela recordando estas palabras.
Examínense hermanos, mejoren su estatus espiritual para con nuestro Cristo, Salvador y Señor. Nosotros dejaremos de hacer esta obra un día, pero cuando se llegue sabremos que fuimos siervos inútiles, pues lo que debíamos hacer, lo hicimos para el Señor. Nuestro Señor Jesucristo nos dará galardón y por eso es que a pesar del aciago entorno actual él lo aclara y nos lleva caminando el camino hacia la vida eterna predicando sus palabras de amor, consuelo y esperanza, para que la fe, mientras todavía exista, sea el móvil con que Dios pueda ser encontrado. Escrito está. Jesucristo es el Hijo de Dios y quien predique otro evangelio a esto, anatema es.
La paz, el amor y el mensaje de exhortación de Cristo Jesús sea en su espíritu hermanos, amén.
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