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Editorial 373 - Desmitificando al apocalipsis

Invaluables ovejas del Señor Jesucristo, preciosos hijos espirituales de Dios dispersos en toda la Tierra: Que la paz, el amor, la sabiduría, la gracia e inteligencia de lo Alto sea firme y pujante en su espíritu, amén. Seguimos al pie rogando al Padre nos siga concediendo tener palabra qué escribir para su edificación, consuelo, exhortación y adiestramiento en lo que el Espíritu Santo nos revela según lo hallado en el nuevo pacto lo que es bueno, justo y agradable ante la presencia de nuestro Dios: ser heraldos dignos de Su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, amén.

Amados: Los últimos tiempos están ya sucediendo en sus inicios y con ello la vorágine de sensaciones, ideas, pensamientos e inferencias, prácticamente todas ellas basadas en las señales terrenales, en dogmas a modo, en espantosos cuentos ficcionarios de terror y desesperanza y, por si fuera poco, en ardides de seres nefastos que lucran con el miedo y condenan a muchos al guiarlos por el camino del error, alejándolos de nuestra esperanza viva que es Jesucristo, nuestro Señor, Salvador y Maestro.

Al respecto, nuestro Señor Jesucristo ya sabía qué se venía; aun cuando no era crucificado todavía profetizó esbozos de que lo que habrá de venir a esta creación pecadora y contumaz, pero no así a sus escogidos. Que vivamos en el mundo y hayamos salido de él, EN NINGÚN CASO nos hace partícipes de las plagas, castigos y horrores que al mundo corresponde, salvo en lo tocante a las pruebas, desafíos y persecuciones que nos toca padecer por causa del evangelio (que aclaro nuevamente: no son lo mismo, ni en tipo, magnitud, frecuencia y propósito). Para el mundo es juicio, para nosotros es prueba de fe y perfeccionamiento y en el mejor de los casos, ser dignos de vituperio para alcanzar grande galardón en la eternidad.

Lamentablemente muchas congregaciones están dormidas o anestesiadas y otras reacias a salir del letargo espiritual en que se encuentran para leer lo que nos toca -no para saber fecha y hora de cuándo vendrá Cristo- sino para ser sabios en la salvación; dicho en otras palabras: buscar la perfección de nuestra fe por medio del amor y practicando a diario la esperanza de que nuestro Señor Jesucristo vendrá por nosotros a redimirnos, entre otras cosas.

El conocimiento pleno de la voluntad del Padre para nosotros implica que también sepamos y nos conduzcamos con astucia, mansedumbre y total confianza al vivir nuestra vida espiritual para honra y gloria de nuestro Señor Jesucristo (andar como él anduvo) y así generar los mayores dividendos de riqueza espiritual mientras Dios nos concede vida y salud aquí en la Tierra, sin importar la época.

Aterrizando ya lo que quiero establecer por el Espíritu Santo, la lectura concienzuda, en paz, investidos del Espíritu Santo del libro de Revelaciones nos permitirá entender esta voluntad del Padre actual, obedecer los mandatos que el mismo Señor Jesús nos deja para ser valientes y perfectos delante de él y ser nobles oyentes de las revelaciones que el Espíritu Santo tiene para nosotros en este tópico tan importante.

No podemos albergar miedo, terror, antipatía, desdén, indolencia, frivolidad o desánimo al leer este importante libro profético, el cual es fácil de interpretar si se tiene el deseo, la humildad, la edad espiritual y el propósito comunicativo para nuestros semejantes. El Espíritu Santo dará todo lo que tiene para quien de todo corazón pida sabiduría espiritual; el Señor Jesús tiene inagotable riqueza espiritual en este libro esperando a dar por raudales a quien con fe, esperanza y firme deseo de promulgar su victoria venidera sobre el mal; y el Padre no tendrá inconveniente alguno en que la verdad del fin de los tiempos se sepa y eventualmente muchos sean salvos por ser desengañados y liberados de las prisiones mentales o ideológicas en las que estaban.

Así pues, hermanos, deseen ser sabios intérpretes del Apocalipsis.

¿Pero no tiene un sello de condenación? Efectivamente, pero: ¿no dijo el Señor Jesucristo: “de los que me diste Padre, no pierda yo ninguno” salvo el hijo de perdición? He ahí su respuesta. El sello está para los malditos, condenados, perros, cerdos, anticristos y apóstatas quienes, sabiendo que existe ese sello de cualquier manera lo rompen para engañar y desviar a muchos a la condenación por robarles su fe y su esperanza. Luego yo le pregunto a usted ¿usted también quiere engañar? ¿Verdad que no, sino que usted desea aprender? El Padre sabe las intenciones del corazón de los hombres y usted amable hermano que lee, será guardado al aprender a confiar en el Padre por medio del Señor Jesucristo; creer a las palabras salvadoras del Señor Jesucristo que la condenación no es más para nosotros y con obediencia sigue las instrucciones del Espíritu Santo dentro de usted.

Así que hermanos, el Apocalipsis está al alcance de todos, pero primero hay que tener cierta edad en el camino de la fe. Consiento en el Señor que todos aspiren a interpretarlo correctamente, pero primero deben ser hallados dignos para lograr tal efecto. Rueguen al Padre en el nombre del Señor Jesucristo les conceda este poder (interpretar conforme al Espíritu Santo) y sepan creer, esperar y vivir en amor, con fe. Toma tiempo, amados. No esperen que el momento sea revelado porque así muchos cayeron en engaños de su propia vanidad y estratagemas del malo.

Entonces, rompan con todo lazo ideológico mal fundamentado respecto a este libro dado a nosotros por gracia del Señor Jesús. Recuerden el propósito primordial de esta profecía:

LA VENIDA DEL SEÑOR JESUCRISTO confirmada y descrita mediante pistas.

Así mismo, no olviden cuál es el argumento de la profecía:

EL CÓMO DEBEMOS MANTENERNOS PUROS, según el espíritu de la iglesia en el cual vivimos.

A SER SANTOS Y APARTADOS, mediante estar siempre despiertos y no caer en sutilezas.

ESPERAR LA VENIDA DEL SEÑOR JESUCRISTO y rogar fehacientemente por ella.

EL MILENIO, donde nosotros tendremos que aspirar a ser de los vencedores para tener acceso de reinar con nuestro Señor Jesucristo en ese tiempo.

LA REDENCIÓN del remanente de Dios en aquella época

LA BATALLA FINAL contra todos los adversarios de DIOS, siendo derrotados por Jesucristo

NUESTRO ACCESO AL CIELO NUEVO Y TIERRA NUEVAS después de haber sido esta creación consumida completamente por fuego.

LA ETERNIDAD CON NUESTRO PADRE Y EL SEÑOR JESUCRISTO después de ser examinados en el tribunal de Cristo y recibir nuestra recompensa según nuestros actos.

¿Dónde está pues, la condenación para nosotros?

La paz, el amor y la gracia del Señor Jesucristo sea en todos ustedes amados hermanos, amén.



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