Hermanos amados nuestros, deseamos con sinceridad que la paz, el amor, la sabiduría y la gracia del Señor Jesucristo, nuestro Salvador y Maestro, esté en su espíritu.
Queridos de Dios:
Nos honra de parte del Padre y cada vez más, permite que nos fundamentemos más en la Roca de Salvación que es nuestro Señor Jesucristo, pues desde lo alto de esta Roca podemos ver al mundo a lo lejos. Estando en él no se parte de éste.
Dios Padre, en Su inmenso amor, nos concede nuestros cinco sentidos (y aún seis, quienes tengan fuerte unción del Espíritu Santo) ser capaces de percibir esta realidad que nos rodea, con la salvedad que el análisis, interpretación y accionar son bajo la guía del Espíritu Santo y no bajo los designios de la carne.
Estamos conscientes del fin de los tiempos y a través de Apocalipsis se nos da santo y seña de cómo habrán de acontecer para que sepamos cuándo será el momento en que nuestro Señor Jesucristo venga, aunque algunos yerren crasamente buscando el día y la hora.
Otros tratan de imponer al Israel actual como el reloj de Dios. Esta afirmación es válida solo para el remanente de Cristo escondido en medio de esa nación pecadora como las demás, pero no para la iglesia.
A raíz de ciertos acontecimientos políticos-militares recientes, notamos que las redes sociales y el “mundo cristiano” en general se convulsionaron de manera tal que algunos ya predecían el final, otros se confunden con profecías paganas y algunos más asustados no sabían siquiera qué pensar.
A la luz del Espíritu Santo, podemos decir que son pruebas de fe, avisos solamente. No es el tiempo todavía porque el espíritu de Filadelfia todavía está presente en el planeta Tierra y mientras no termine de menguar no es posible venga el Señor Jesús, aunque con cada día que pasa este espíritu reduce su presencia en la vida de la iglesia del Señor Jesucristo.
De manera que, amados hermanos, nuestro reloj verdadero no es Israel, sino los espíritus de la iglesia vigentes en este año y para esta década. Así que, tengan paz, hermanos. Esta nación de la que hablamos, es una nación tan mala como cualquiera y además ocupa el deshonroso último lugar en el desfile de los espíritus de los países, cortesía del mismo Dios por haber matado a Su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
En consecuencia, criticar su accionar es irrelevante. Apoyar cualquier decisión es quita-tiempo valioso. No tenemos parte ni suerte, ni en lo terrenal mucho menos en lo espiritual. Las etiquetas que el mundo pone a quienes interactúan en esta polémica inútil (a favor o en contra) son lazos del diablo para que los débiles espirituales tomen partido.
Con profunda tristeza y gran pesar oímos y leemos blogs, sitios web, redes sociales, canales de YouTube de supuestos hermanos quienes se enfrascan en seguir rindiéndole culto a este ídolo de barro (Israel) dándole atribuciones que no tiene. Nuestra única prioridad es anunciar a nuestro Señor Jesucristo, no dar votos de confianza a tal país. Y esto no nos hace antisemitas o antijudíos, porque realmente nos tiene sin cuidado fijar postura al respecto. La misma escritura enseña que ellos tienen a Moisés y los profetas, además de la orden expresa del mismo Jesucristo: “escudriñad las escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ella son las que dan testimonio de mí” para buscar ellos agradar a Dios.
Lo anterior conduce a que somos férreos opositores a los apóstatas, a los falsos apóstoles, a los falsos maestros, obreros; a los anticristos, nicolaítas y también a los judaizantes. Israel tiene su propio derrotero del cual somos completamente ajenos y orar por ellos resulta estéril. En todo caso, orar por obreros israelitas que hablen de Cristo dentro de los entornos de Israel y países circunvecinos para que ellos vean, oigan, crean, confiesen y sean salvos, curados, restaurados y vivificados como nosotros, quienes ya creemos en Jesucristo como el Hijo de Dios y sean hechos hijos de Dios por añadidura.
¿Apoyamos o estamos en contra de las decisiones políticas de Israel? No tenemos parte ni suerte con ellos. ¿Apoyamos o estamos en contra de que se levanten obreros genuinos de Jesucristo y prediquen a esa nación idólatra, tan enferma de religiosidad? Ciertamente a favor. ¿Apoyamos o estamos en contra de volver al culto antiguo? Totalmente en contra.
Así que, amados de Dios y de Cristo, no pequen, no pierdan el tiempo. Abran los ojos espirituales y veamos nuestro reloj y nuestras profecías, las dichas por el Señor Jesucristo en Apocalipsis. Esas son nuestras palabras de referencia para entender los tiempos. Y el Espíritu Santo, fuerte, sabio y eterno nos revelará estos misterios ocultos a sabios y necios, pero dados a quienes permanezcan en el amor del Padre, en la obediencia al Hijo, nuestro amado Señor Jesús y quienes tengan oído y voluntad dócil al Espíritu Santo.
La paz, el amor, la gracia y esperanza del Señor Jesús esté en ustedes amados, amén.
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