Amados hermanos en el Señor Jesucristo: sean llenos de paz, sabiduría, amor y fe en su espíritu, para que de esta manera sean uno con nosotros en esta vida espiritual tan preciosa, amén. Los hermanos en México les saludamos, desde el valle en el noreste: salud y paz, amén.
Hermanos: no hay que desesperar. Muchos eventos tumultuosos se han levantado en el último año y medio en su nación. Pero en lo que a nosotros concierne, son cuestiones del mundo y sus arrebatos, la maldad que aumenta y hombres avaros desnaturalizados obran conforme a sus concupiscencias. La pandemia agudiza estas desazones y, por si fuera poco, atenta contra el deseo del hombre de buscar a Dios por la desesperanza.
Precisamente no debemos nosotros desesperarnos, sino más bien ocuparnos en los asuntos del Señor: la anunciación del evangelio de modo más serio, guardarnos en testimonio puro de santidad y no negar su nombre, guardándonos en amor fraternal.
Hace pocos días leí en un portal virtual en internet acerca de una tal comunidad en la cual pregonaban que el arrebatamiento sucedería el 28 de enero pasado (2021). Incluso, tenían un conteo en la puerta de su congregación donde anunciaban tal fenómeno. Sin embargo, resulta ser una perversa blasfemia, lucrar con el día y hora de la venida del Señor Jesús.
Precisamente por esto, todas las naciones y Colombia no es la excepción, son abofeteadas por plagas como esta -COVID-19-, porque las iglesias menguan en el ejercicio de su poder de atar al maligno de homicidios, guerras fratricidas y desatar misericordia, sanidad, salvación y restauración. En lugar de esto, pierden tiempo valioso en practicar el demoniaco pecado de adivinación, aborrecible a Dios desde tiempos antiguos. Esta necedad de no buscar cumplir la voluntad de Dios (oír a Jesucristo) conlleva a consecuencias como esta, independientemente que estén ya profetizados estos tiempos como el inicio del fin.
¿No somos enviados a salvar, a anunciar las buenas nuevas? ¿Por qué competir quién tiene la razón en la fecha y hora que Jesucristo vendrá? ¿De dónde sale esta perversa e inicua acción? No es grato delante del Señor Jesucristo y deleznable a nuestro Padre debatir en este asunto, pues NO NOS SERÁ DADO NUNCA SABER. ¿para qué? ¿Para saber y mientras tanto dar placer a la carne pues ya sabríamos cuándo vendría? No es negado porque la carne es débil. Y por el Espíritu Santo digo esto: nadie sabrá esa información, nadie será revelado al respecto y a nadie le será dado anunciar el día y la hora; pero sí nos será revelado cuándo sucederá de modo general para que alcemos la cabeza ¿contradictorio? No en lo absoluto, pues para cuando alcemos la cabeza, no habrá mucho tiempo para “anunciar” la cada vez más cerca venida.
Otra razón por la cual esta información está velada es porque el Señor nos quiere trabajando en lo suyo, no durmiendo, en fiesta o en la carne.
De manera que, amados hermanos, deben ser muy juiciosos en cuanto a este aspecto, porque por eso muchas almas no acceden al arrepentimiento: al oír fábulas mentirosas de algún dizque pastor (en singular) o iluminados, se cumple el plazo de sus dichos y, al no suceder “el anuncio” muchos pierden la fe, otros caen en desánimo y algunos hasta reniegan de la fe, todo por oír a apóstatas pérfidos.
El enfoque es solo uno: anunciar el tiempo de la visitación al mundo, el periodo de gracia para que todos procedamos al arrepentimiento confesando y creyendo que Jesucristo es el Hijo del Dios Viviente. El conocimiento es para nosotros, crecer y ser adultos; no para compartirlo al mundo. No confundamos evangelio con doctrina. El evangelio es para que sea anunciado el Señor Jesús al mundo inconverso, mientras que la doctrina es solamente para la iglesia, no para el mundo, pues al estar muerto espiritualmente para el Padre dar la doctrina pura de Cristo a ellos, será burlada, pisoteada por los cerdos y perros en el mundo con burla, quedando nosotros en derrota al no hacer bien las cosas.
El evangelio es la papilla espiritual necesaria para los hambrientos vagabundos quienes todavía son inconversos: recordar y anunciar que solamente la sangre de Jesucristo nos limpia y purifica para ser aceptados por nuestro Dios; la muerte de Jesucristo en el madero de la cruz fue para expiar el pago y librarnos tanto de la muerte segunda como de la condenación y la resurrección de Jesucristo para experimentarla en el postrero tiempo y así proceder a la vida eterna en esencia espiritual, ya para siempre despojados de toda carne y pecado.
Dejemos que el mundo se pelee por las vacunas, nosotros peleemos en el Espíritu Santo contra la carne por ser santos, anunciar la salvación de Cristo y con esto seremos cubiertos de toda prueba. Hay que ser adultos. Consideren la prioridad máxima: salvar almas y no practicar la adivinación. Conocer los tiempos es una cosa: intentar dar en el clavo en la fecha de la venida de Cristo es otra muy diferente.
La paz, gracia, sabiduría y celo por el evangelio del Señor Jesucristo es en todos ustedes amados hermanos, amén. No se extravíen en cosas vanas, sino enfóquense en lo verdadero, que es el amor de Cristo a nosotros y el amor de Dios a la humanidad, amén.
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