Hermanos nuestros por la fe en nuestro Señor Jesucristo: que la paz, el amor y la gracia del Señor Jesús sea en su espíritu, amén.
A veces tenemos por sentado que la vida espiritual en Jesucristo es como un cuento de hadas, con escenas, sucesos y pensamientos que seremos dignificados aquí en la Tierra, que seremos ricos, poderosos y muy famosos. Pero la verdad, amados dista mucho de eso.
Gente que no se preocupa en discernir los tiempos, leer y meditar en la sana doctrina y quienes siguen sus intereses pregonan evangelios que no van conforme al testimonio, la Verdad y la renunciación, por ser manifestaciones de la carne y no del Espíritu.
Las pruebas, aflicciones, divisiones que tendremos con respecto al mundo son para mantenernos dentro de los códigos de conducta y preparación para ser tenidos como dignos de ministerio en lo que respecta al Padre.
Nuestro amado Padre gusta de la perfección: por tanto, concede seamos medidos, seamos probados y seamos amalgamados para que cada aspecto de nosotros sea conforme al mover en el Espíritu. Todos tenemos cosas por las cuales renunciarse, aspectos que son causa de debilidad, un tiempo por vivir y un espacio para reaccionar en los términos que dejó nuestro Señor Jesucristo como estándar de vida espiritual.
Además, el Señor Jesucristo dejó su propia medida de vida como la menor, al profetizar que nosotros haremos mayores cosas que él. Por esto mismo, cuando necesitemos ser probados o disciplinados demos siempre gracias al Padre, porque somos considerados dignos de vituperio de Cristo. No seamos débiles y si aún caemos en eso pidamos fortaleza al Padre en el nombre de Cristo, dado que en su nombre tendremos acceso a la ayuda celestial, al consuelo espiritual y al aprendizaje para seguir siendo sabios para la salvación.
No decaigamos hermanos, sigamos resistiendo en oración, ruego y suplica con fe, llenos de esperanza y practicantes serios del amor para que nuestro Dios acelere la conversión del número de los escogidos y así nuestro Señor Jesucristo venga nuevamente a restaurar todas las cosas y vengan los enemigos de Dios a postrarse bajo Sus pies.
Nuestro reino no es de este mundo, las aflicciones son parte de nuestra formación, pues gozo será nuestra constante dentro de un poco más. No podemos obviarlas ni esperar ser inmunes puesto que ¿cómo habrá juicio si no hay delito que perseguir. ¡Ay de los que son usados para tenernos en alerta a causa del mal que buscan contra nosotros! Nosotros a la verdad seremos restaurados, ¿pero ellos? Solo nuestro Padre sabe.
Que el amor, la sabiduría y el amor del Señor Jesús sean en ustedes amados hermanos, amén. Cristo viene pronto, seamos como las cinco vírgenes prudentes, sí, amén.
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