Amados de Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros por muerte de cruz para darnos vida: que su paz, amor, gracia y sabiduría sobrellene su Espíritu, para que la sobreabundancia sea compartida entre ustedes y nosotros para bendición, edificación y fraternal amor sin fingimiento, amén. Desde México los saludamos y enviamos bendiciones.
Preciosos seres de del Todopoderoso Padre: en este incipiente 2021 vemos cómo la locura en el mundo hace presa de todo ente mundano, toda institución humana y todo régimen político sin excepción. En números anteriores hemos hablado de diferentes situaciones acerca de esta pandemia y cómo el Señor tiene un propósito de esto.
Instituciones religiosas, gobiernos, organizaciones empresariales, grupos sociales en las áreas de cultura, deporte, enseñanza, investigación, entretenimiento y ocio, así como entes del crimen organizado en todas sus facetas alrededor del globo experimentan una terrible situación. Leemos cuando el Señor Jesucristo profetizó señales en la tierra y en los cielos como indicador que los tiempos del juicio a las naciones se estarían acercando en el evangelio de Mateo; también encontramos que Pablo, Pedro, Santiago y Judas, así como Juan en el Apocalipsis hacen mención a esta doctrina (los últimos tiempos).
El problema -amados de Cristo y nuestros por la fe y amor espirituales- es que esta doctrina es un guiso de alta especialidad, reservada tan solo a quienes son ya veteranos en la fe, en el amor y la esperanza, quienes ya avanzados en su camino en la vida espiritual de Cristo con testimonio aprobado de por medio pueden degustarla. No es para cualquiera -y discúlpenme si ofendo a muchos, pero la verdad sea dicha-, de manera que sorprende cómo demasiados pretenden brincarse su turno y hacen aseveraciones temerarias sobre esto. No a todos les es dado, no a todos les será revelado y no todos llegarán a la estatura requerida. ¿Por qué? Porque no todos tienen el llamamiento a ese nivel. Algunos hermanos partirán en etapas anteriores y no porque a Señor no le plazca sepamos todos, sino porque Él sabe quiénes son aptos y quienes no. ¿Cómo saber quién es apto y quién no? No se sabe por métodos humanos, estadísticos o científicos, tan solo tener el anhelo puro, la intención espiritual y el ferviente deseo de la fe y amor necesarios de caminar el trecho necesario para caminar en Cristo y que el Padre, una vez viendo esto ahí determine dar el crecimiento con el tiempo (si la vida del creyente le alcanza) para comenzar a atisbar en este asunto, tan ansiado por todos y alcanzado por unos pocos con relación a los muchos que quieren.
¿Cómo fundamento esto?
Primeramente, por nuestro Señor Jesús, cuando dice a sus discípulos “no os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” en Hechos 1:7. En el momento en que fue cuestionado por sus entonces discípulos (los once) carecían de toda unción del Espíritu Santo, la doctrina de la iglesia apenas se estaría manifestando justo después de ascender el Señor Jesús para estar lista en el momento de que fuesen ungidos con el poder y fuego del Espíritu Santo 40 días después y de ahí toda revelación comenzase a estar disponible a los más dignos, pues ya habían alcanzado el apostolado. Por tanto, tiempo después de este magno evento, cada uno de ellos redactó lo que el Espíritu consideró adecuado a su tiempo y época, con efectos proféticos acerca del futuro. Obviamente, con la limitación de su conocimiento en el mundo, lenguaje y entorno era imposible decirlo con palabras precisas que nosotros entendiésemos, más bien con analogías para que fuese el sello de garantía que de muchos oyendo no oirían, pues solo los que tengan la unción del Espíritu Santo fuerte con una renunciación genuina al mundo, carne y pecado podrían interpretar exitosamente estos mensajes ocultos a los sabios del mundo.
Como puede ver y por tanto juzgar, muchos hermanos están en la etapa del discipulado, la niñez, la inexperiencia, amor fingido o no desarrollado, falta o ignorancia de la esperanza, fe muy débil o al encauzada por tener un apego casi total al mundo y sus estratagemas y con estos antecedentes ¿cómo no aplicarles este mismo versículo, si niegan la eficacia del Espíritu Santo unos o lo contristan al extremo otros? ¿Cómo podrá dar nuestro Padre esta sabiduría a personas aun indignas de tal distinción de ser parte de su corte de santos que ministren estos misterios? ¿Quién entre ustedes pondrá a infantes, niños y preadolescentes a cargo de dirigir una nación, planta nuclear o provincia; un banco, factoría o ejército y esperar resultados y madurez concernientes solo al mundo de los adultos? Eso pensé.
En segundo lugar, Pedro, por su parte, también declara en el Espíritu Santo en 1ª Pedro 2:2-3: desead, como niños, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor. Es decir, la Deidad ya sabe que todos nacemos siendo bebés, pero la leche espiritual es necesaria para crecer en la salvación y si crecemos en la salvación también en el conocimiento de los misterios de Dios. Pero para esto debemos entender que todo lo que es Señor hace es bueno y Él es bueno con nosotros, por eso nos alimenta.
Y para sellar este primer fundamento, Pablo menciona en 1ª Corintios 13:11: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; …” determinando que Dios sabe, entiende y concede a nosotros esta facultad de crecer en las funciones de nuestro ser espiritual: ser, hablar, pensar y juzgar en todas las edades de éste: infancia, niñez, adolescencia, juventud, madurez y veteranía. Por tanto, a quienes transcurrido ya tiempo siguen siendo niños, el Señor no fuerza a nadie a crecer, pues voluntad y albedrío de cada creyente es esto; sin embargo, quienes se resistan a crecer tampoco serán revelados.
De manera que, si hay hermanos de baja estatura espiritual no tendrán acceso a doctrinas de alta envergadura como la propuesta en este título. Por eso mismo, amados hermanos, tenemos qué tener el oído fino para escuchar quién habla cuáles doctrinas y cómo las aborda. Esto es la revelación del mismo Pablo en el dicho inspirado por el Espíritu Santo: “examinadlo todo; retened lo bueno” si es que hay algo bueno qué retener. Y si por el Espíritu Santo entendemos que todo lo que se dice, está dicho por un niño -espiritual-, hay que amonestarlo y decirle amorosamente que no está facultado todavía para dirimir, enseñar o profetizar. Hay que hacerle entender que lo que intenta explicar es solamente por el Espíritu y los últimos tiempos no son cuentos de hadas, ciencia ficción, aventuritas o historias de terror (narraciones con el típico lenguaje de un niño).
Los adultos espirituales tienen que velar por los niños espirituales en sus congregaciones y éstos se sometan sí o sí a los veteranos en revelación. No es correcto poner a niños a enseñar. Y garantía del Espíritu Santo hay, que en toda congregación siempre habrá al menos un adulto entre niños. Y si el adulto renuncia a su adultez por no incomodar a sus niños, disciplina del Señor recibirá por no cuidar a las ovejas de Jesucristo, Señor nuestro. El Espíritu habla: que oiga la iglesia.
Amados, son los últimos tiempos. Entre ustedes, quienes han sido dotados de juventud, adultez y veteranía en cuanto al conocimiento de la doctrina del Señor Jesús no puede descansar y dormir. Siempre habrá niños y tenemos que formarlos a todos. Es nuestra responsabilidad ante nuestro Dios y Padre, así como Él no se cansa de cuidarnos, tampoco nosotros de nuestros pequeñitos espirituales. En el siguiente editorial hablaré ahora sí de las confusiones, pero tenía que escribir esto porque esta es la primera confusión que hay en muchas congregaciones: el poner a niños a gobernar en las congregaciones y la reticencia de crecer de muchos niños, la equivocada estrategia de cambiar por ignorancia o malicia los roles al interior de la iglesia.
La paz, gracia, amor y sabiduría, del Señor Jesús es con ustedes amados hermanos, amén.
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