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Cierre de Apocalipsis 3: Sello de la profecía y confirmación de la promesa

Bendiciones de lo Alto y que la paz, gracia y poder del Señor Jesucristo sea en ustedes, amados hermanos, en su espíritu, amén.

En este número se concluye el libro y el nuevo pacto, pero no así la esperanza de gloria de saber que seremos redimidos de este cuerpo de pecado y por fin, seremos semejantes a nuestro Dios y Padre Quien nos proveyó de esta prerrogativa al haber creído en Su Hijo Jesucristo como Su enviado y además de confesarle Señor y Salvador.

Este último pasaje: Apocalipsis 22:18-21, cierra el Señor Jesucristo con toda categoría, con toda la autoridad de hablar como Dios, es la esencia máxima de todo el poder que ya desde que ascendió a los cielos le caracteriza y engalana y que en tres versículos nos deja llenos de gozo pues nuestra fe no es vana ni advenediza.

En el versículo 18 se lee: Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Muchos creyentes, a la verdad, tienen terror a este sello dado por el propio Señor Jesucristo a Juan para que lo plasmase en letras visibles y como recordatorio de que su muerte no fue en vano. Pero mal hacen, porque entonces demuestran que su fe es débil y su mirada y corazón están en las cosas de abajo.

Esta escritura es claramente para todo aquel quien quiera torcer el evangelio y después de haberlo hecho, quiera también alterar la profecía de nuestro Señor Jesucristo para sus propios intereses. Jesucristo, cuando dio su evangelio en la Tierra como el Hijo del Hombre, dijo que las palabras que él habló las oyó del Padre y así las transmitió al pueblo. Luego, en la edad de la iglesia es por revelación del Espíritu Santo quien nos da todo el conocimiento de las profundidades de Dios a través de Jesucristo, por lo cual no hay mentira y no coexiste con la corrupción. Pero ahora, en su esencia de Majestad, no tolera que algún perverso quiera mancillar su propia palabra y por eso agrega el castigo inmediato: añadir a toda mentira el juicio de plagas contenidas en este libro. Jesucristo como rey coronado y reinante tiene una misión que cumplir y hará a un lado a quien se le ponga enfrente para oponérsele. Amén.

Y si muchos frágiles en la fe temen por lo escrito en el 18, leyendo el 19, que a la letra se tiene: Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. Una cosa es la mentira de inventar y añadir y otra mucho más grave es la de ocultar o eliminar información para evitar que la verdad sea dicha. Todo aquel que se aventure en mutilar el Apocalipsis, las palabras de la profecía de Jesucristo a su iglesia, Dios le quitará su parte del libro de la vida, de la santa ciudad y de las promesas ya dichas para los escogidos. Luego cabe la pregunta: entonces, después de todo ¿¡la salvación sí se pierde!? ¿Cómo se puede perder lo que nunca fue salvo? Cuando dice el Señor Jesucristo que Dios quitará su parte del libro de la vida, no es es que después de convertido se pierda, sino lo que dice Juan 3:18-20, 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas, como también lo que dice en el tema anterior, Apocalipsis 22:15: Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. Por tanto, entre los falsos obreros: maestros, pastores, apóstoles y obispos que caen en teologías, ciencias oscuras y adivinatorias, los que se empuercan con la sabiduría humana gracias a su vanidad y ego incontrolables, desde hace mucho tiempo que se descarriaron, pues nunca fueron fieles en verdad, tan solo pretendieron, son a los que se refiere este segundo sello espiritual de nuestro Señor. Él como la Verdad de Dios, aborrece la mentira y los mentirosos no son de él. Así que, quienes mientan y mutilen la profecía, cortan todo lazo con la eternidad y la vida eterna y sellan su destino en el lago de fuego y azufre. Obviamente, los pequeños e indoctos deben instruirse y prepararse antes de aventurarse en enseñar o predicar pues esta revelación solamente viene por gracia y poder del Espíritu Santo y no por estudio de libros humanos.

Cierra el Señor Jesús diciéndonos que él viene pronto, pero antes tienen que suceder las cosas que ya están escritas para que suceda. Luego el apóstol Juan escribe: “Sí, ven Señor Jesús”.

Este mensaje es para la iglesia, porque muchos le tienen por tardanza de que no venga. El Señor Jesús vendrá, eso es seguro, pero mientras lo haga ¿usted, querido lector ya está preparándose? ¿Qué le falta? ¿Pide usted también y clama por su pronto regreso o lo omite? Tenemos que trabajar en lo espiritual y rogar que venga el Señor en amor, gozo, fe y esperanza. Si rogamos por su venida, todos los que serán salvos lo serán más pronto y hay muchas posibilidades de que valientes arrebaten el reino. Adicionalmente nos mantenemos santos, puros e irreprensibles para nuestro Señor, teniendo más y mejor galardón.

Cierra la carta con: La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén. No hacemos más que suscribir. Agradecemos a nuestro Señor y Salvador Jesucristo por esta oportunidad de ser vasos para su honra. La paz del Señor Jesús sea con todos ustedes amados hermanos, amén.

18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. 20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. 21 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

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