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Cierre de Apocalipsis 2: Mensaje de Jesucristo a sus ovejas

Amados de Dios y Cristo: gracia, paz y sabiduría sea a todos ustedes, los que confiesan y aman a nuestro Señor sean llenos en su espíritu, amén.

Llegamos casi al final de la vuelta a este maravilloso Nuevo Testamento sobre cual Dios se manifiesta y revela como Padre y al mismo tiempo deja todo en manos de Su amado Hijo Jesucristo, nuestro Señor, Salvador y Maestro. Y de hecho, tanto amor le profiere al Unigénito Hijo Suyo, que tiene la total potestad de dar profecía en sí mismo hacia la Humanidad en su nombre y esto es de lo que hablaremos en este tema.

En la sección de Apocalipsis 22:12-17, es ahora el mismo Señor Jesús quien se dirige a Juan para que escriba no a él ni para él, sino para las ovejas postreras, nosotros. Lo anterior porque Juan ya era viejo y era el último apóstol con vida, pues sus demás compañeros de andanza en Camino ya habían dado su testimonio y por lo tanto, partido. En vista de lo anterior, recibe la instrucción de dejar una carta inspirada por el mismo Hijo de Dios para nosotros los futuros.

Nos dice por principio de cuentas que él viene pronto y su galardón con él, para compensar a cada uno según sea su obra. Con esto se comprueba que la salvación es personal, única y también es libre (de pensamiento) quien desee mejor galardón deberá trabajar más para el Señor y esforzarse andando en el Espíritu.

Luego cierra el versículo sustentando lo anterior (nos declara con qué autoridad dice y hace estas cosas): Dice en primera persona Yo soy, al igual que el Padre él también es y está: el Alfa y la Omega -¿por qué no recita la primera letra del alfabeto hebreo y la última?- Porque él rompió todo lazo con el primer y fallido pacto y él en sí mismo es el nuevo pacto, además de que el alfabeto griego simboliza la universalidad.

El principio y el fin: en otras palabras, quien dio inicio a la nueva y mejor promesa y quien terminará de cumplir toda promesa y compromiso que Dios haya hecho con el hombre carnal antes de prenderle fuego a toda esta creación.

El primero y el último es la extensión del conocimiento de Dios. Antes de Jesucristo no hay más y después de él tampoco, pues como dicen Colosenses 1:18, Colosenses 3:11 y Efesios 1:23, entre otras citas, complementan este principio espiritual de la totalidad que es Cristo en lo que no se ve.

A continuación, nuestro Señor recuerda sobre la pureza y santidad que tanto el Padre como él piden a los salvos: si lavan sus ropas y las tienen limpias tendrán derecho a degustar los frutos del árbol de la vida, previa entrada a la santa ciudad.

Acto seguido, comienza el Señor a discriminar criaturas impropias para la santidad y amor que a Dios distinguen:

A) Perros: aquellos que se comportan como animales, dejando la buena conciencia por regresar al continuo vómito del pecado y maldad, lujurias y rebeldías al Altísimo, renunciando a ser criaturas salvas para ser seres espirituales irracionales.

B) Hechiceros: aquellos quienes por su propia vanidad y los usados por el diablo se creen con poderes divinos para suplantar a Dios. Son quienes fundan religiones, ofrecen sacrificios a demonios y apartan toda creencia al Hijo de Dios para adorar cosas perecederas.

C) Fornicarios: aquellos quienes pecan contra el principio de Dios de hombre y mujer han de tener unidad; aquellos quienes pecan contra el cuerpo al complacer a la carne de formas y maneras grotescas y finalmente quienes tuercen la palabra de Jesucristo para atrapar almas para su propio placer soberbio con todo tipo de insinuaciones y seducciones no validadas por Dios.

D) Homicidas: aquellos quienes se toman una atribución exclusiva de Dios de quitar el hálito de vida a otra carne por cuestiones de maldad, pecado y odio; así mismo los que matan al amor y quienes provocan el enfriamiento entre los creyentes por mentiras, disensiones y envidias, los lobos en medio de las ovejas.

E) Idólatras: aquellos que inclinan su voluntad, fe, confianza y apego a cosa creada, material tallado en forma de algo existente debajo del sol y quienes se postran ante hombres para adorarlos como si fueran Dios.

F) Mentirosos: aquellos quienes aman y hacen mentira, como el príncipe de este mundo hace, tergiversar la verdad ocultándola o malinterpretándola con conocimiento de causa para hacer caer a crédulos y advenedizos. Estos contradicen a Dios en todo y hasta pregonan una falsa inexistencia.


Después el propio Señor Jesús anuncia que a través de su ángel fue que Juan fue revelado a las iglesias de su mensaje sobre las cosas que ya pasaron y esperan a acontecer (Apocalipsis) y por eso él vino antes para advertirnos y exhortarnos a no dormirnos.

Luego confiesa que él es la raíz y el linaje de David, o sea, el principio de la estirpe y por tanto, David es portador del linaje de Cristo (en cuanto a servicio a Dios) y no al revés. Si menciona a David es porque este siervo fue amado por Dios en su tiempo y ahora Israel, el nuevo y espiritual está bajo el dominio de Jesucristo. Finaliza diciendo que es la estrella resplandeciente de la mañana: el guía perfecto para todo navegante y caminante experto en los caminos de Dios que va hacia su destino a Él.

Terminamos esta exhortación de nuestro amado Señor dando este poderoso mensaje espiritual: porque no todos los que lo leen u oyen lo entienden. Menciona que el Espíritu y la Esposa dicen: ven. ¿Por qué? Porque desean que todas las cosas sean restauradas, porque anhelan la coronación de Jesucristo y su victoria final sobre todos los enemigos de Dios, ¡VAMOS! Para que sean restauradas todas las cosas.

Luego viene la pista estratégica: “y el que oye, diga: ven”. Todo aquél que diga que ama y sigue a Jesucristo, además de confesarle como Señor debe clamar por su regreso, con el mismo anhelo fulgurante del Espíritu y la Esposa. Con toda la claridad, el juicio y la inteligencia piden esto, que venga.

También el llamamiento a quienes tengan sed de Cristo se sacien de él, tomando el agua de la vida (espiritual) gratuitamente, esto es, la unción del Espíritu.

Hasta aquí el mensaje de Jesucristo, el CORDERO DE DIOS quien nos habla como el Señor quien viene y nos ayuda a que no se duerman, distraigan y se enfríen muchos.

Que el amor, la gracia y la paz del Señor Jesucristo sea en ustedes, amén.


12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.

14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. 15 Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.

16 Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. 17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. 18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. 20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. 21 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

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