top of page
  • Foto del escritorCuerpo Editorial

Amados: no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido

Hermanos, hijos espirituales del Dios Viviente, nuestro Padre por gracia del Señor Jesucristo: que la paz, el amor, la sanidad y la fortaleza del Señor Jesucristo sea en su espíritu, amén. Rogamos fehacientemente pidan por nosotros ante el Padre, pues en el noreste mexicano tenemos varios asuntos que nos ocupan y preocupan y unidos en oración el Padre nos sacará adelante bajo su protección, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, amén.

Inicio justamente este número con la situación terrenal que apremia en la localidad donde radico: un vórtice polar en tiempos de pandemia, con el reciente apagón en todo el noreste de México y el desabasto de gas natural en la región proporciona un panorama dantesco digno de una película de suspenso y terror psicológico. Sin embargo, es la vida real que hoy a nuestra congregación aquí en la zona metropolitana de Monterrey azota y así permanecer firmes. Lo menciono como introducción porque ahora podremos ser también testigos y cartas abiertas de lo que sucede en un punto específico del planeta Tierra.

En el plano escritural, tenemos lo que se narra en 1ª Pedro 4, en los versículos 12 al 19, que tratan acerca de la fortaleza que como creyentes debemos mostrar en Cristo sin importar las vicisitudes del momento. Parte del testimonio no es solamente pruebas contra el cuerpo en persecución, sino también otras como erupciones, terremotos, heladas, revoluciones, la pandemia, regímenes duros y opresores, migraciones, estrechez económica, enfermedades, etcétera. El contexto de la carta histórica en la que se redacta el pasaje es la persecución y emigración multitudinaria del pueblo judío fuera de sus contornos por razones militares, étnicas, religiosas y políticas. La rebeldía de ese pueblo colmó el plato de la paciencia de Dios y permitió que fueran echados fuera por los romanos.

Por tanto, padecían hambre, confusión, desesperanza, pobreza y dependían solo de sus habilidades algunos. Pero los creyentes tenían el consuelo de los apóstoles, aunque ya viejos los que sobrevivieron de la implacable persecución a manos de los enemigos de la fe: los religiosos judíos. El Espíritu Santo mandó se preservase este pasaje para nosotros ahora en todo el noreste de México, ciertamente a todos ustedes amados hermanos en sus regiones con sus propios problemas y asuntos; pero como aquellos hermanos, nosotros nos sujetamos a la misericordia y gracia de nuestro Señor Jesucristo y a la promesa que el Padre nos librará del lazo del cazador y de la peste destructora, pues para Él vivimos y nos gozamos en su amor.

Precisamente, el apóstol Pedro nos recomienda a todos los que enfrentamos situaciones de apremio a que permanezcamos en gozo, pues por causa de Cristo padecemos, para ser dignos de premios de consolación y restauración. No debemos perder la fe, no debemos dejar la carne nos enloquezca, ni tampoco permitir el Espíritu y el amor mengüen debido a situaciones adversas, pues, aunque no seamos flagelados literalmente, es menester seamos probados para fortalecer todo el conocimiento que hemos venido recabando de tiempo en tiempo y así veamos qué tanto hemos aquilatado y hecho nuestro el evangelio del Señor Jesús en nuestra vida.

No hagamos caso a blasfemos, necios y torpes; no prestemos atención a los burladores, escarnecedores, acosadores y denostadores: mientras sea por causa de Cristo tendremos la bienaventuranza en modo activo por actuar conforme al Espíritu.

Si Cristo o el Padre son menospreciados por ellos, por nuestro buen testimonio son venerados y glorificados. Por eso no debemos perder nuestra cordura, puesto que sufriendo por y para Cristo realizamos sacrificios de amor a Dios y compramos misericordia para ellos, para que quizá algún día se arrepientan de su mal proceder. Cumplimos por interceder ante ellos cuando desoímos sus ataques. Después de la prueba, sacudir el polvo de nuestros pies y alejarnos de esos entornos pues nuestra obra habría terminado, quedando ellos frente al Dios Vivo y nosotros creciendo y aspirando a ser perfectos para Cristo.

Por tanto, amados hermanos, no demos oportunidad al malo, al hombre y a justicia humana nos zarandee por haber actuado fuera de la voluntad de Dios e impropiamente y ser tratados como malhechores. Sea nuestro decir Cristo, nuestro accionar Cristo y nuestro pensamiento, Cristo. Menciona cuatro aspectos el apóstol:

a) Homicida: aquél quien arrebata la vida a otro con alevosía y ventaja. No solamente la vida literalmente hablando, sino también odiando desmedidamente; haciendo caer a los pequeños, provocando renieguen de la fe. Además, los que provocan odios y disensiones permanentes entre hermanos.

b) Ladrón: aquél quien roba a otro conscientemente. Estamos hablando no solamente de los amantes de lo ajeno; sino a quienes roban la paz, el amor, la fe y la esperanza de congregaciones enteras. Aquellos que se especializan en ser agentes de satanás y se infiltran, los que los oyen y por supuesto, sus acólitos.

c) Malhechor: aquel quien de muchas maneras transgrede la ley, sabiendo lo que hace. No solamente a los criminales diversos se refiere que cometen ilícitos de todo tipo, sino a los que, sabiendo la ley de Cristo, esto es, sus mandamientos y ordenanzas, las pisotean y desprecian echándolas fuera de su vida. Prohíben tácita o explícitamente a otros seguirlas y creerlas antes que sus propios evangelios torcidos. Seres anárquicos, amantes de la apostasía quienes no se refrenan y toman ese camino que no es Cristo.

d) Entrometerse en lo ajeno: aquellos metiches que invaden la privacidad, lo que no es de ellos y pretenden ejercer dominio como si fuera propio. No es solamente a los chismosos, a los metiches; sino a los que se meten en conocimientos ajenos a Cristo: doctrinas, filosofías, escritos, culturas, hechicerías, adivinación, ocultismo, tanatología, teología que no es el nuevo pacto y buscan hallar similitudes, puntos de acuerdo, huecos, etimologías, misticismo, misterio, intriga y duda para injertar cosas que no saben como si las supieran. Estos son los torcedores, los apóstatas, los malvados que ponen tablas en medio del camino que es Cristo y colocan un signo de desviación para que los incautos sean y se desvíen a la perdición.

Luego reconforta diciendo que si padecemos como cristianos no nos avergoncemos. ¿Por qué dice “cristiano” el apóstol? Porque ese adjetivo sustantivado era y es un peyorativo para sonar como un fanático, un ser bruto sin pensamiento seguidor de otra religión más sin futuro. Un nombre dado por el mundo a los hijos espirituales de Dios, MALAMENTE ACEPTADO POR LAS CONGREGACIONES EN TODA LA TIERRA, pues son burlas grotescas: es como decirles a los españoles: españolitos; a los mexicanos: wet back o mojados; a los sudamericanos, sudacas, tan solo por citar algunos ejemplos deshonrosos. Por tanto, ya el que nos digan “cristianos” es una ofensa y debemos soportar, pues no nos desprecian a nosotros sino a quien nos envió. Glorifiquemos a nuestro Dios y Padre.

El juicio y la disciplina es imperativo primero comience en la casa, para con los hijos. ¿Por qué? Por congruencia, por amor y por justicia.

Por congruencia, por cuanto Dios no desecha a nadie, y si permite que seamos los primeros en probar el látigo de la prueba y el juicio es para perfeccionarnos, para que no nos desviemos y aprendamos a ser fuertes en los tiempos finales. Además, los valientes resistentes y vencedores tendrán gran premio. Así como primero Cristo padeció y fue engrandecido, así nosotros sin excepción.

Por amor, por cuanto al ser nosotros disciplinados primero, el Señor da oportunidad a quienes no sean tocados todavía vengan y procedan al arrepentimiento al dulce sonido de la voz del Señor Jesús los traiga al camino de la verdad y la vida espiritual. Es el momento preciado que los perdidos sean encontrados, los enfermos sean curados y los muertos espirituales pasen a la vida espiritual en Cristo.

Por justicia, porque cuando el Padre haya terminado de probar, ajustar, disciplinar y enmendar a sus hijos dentro de Su casa, aplicará el mismo látigo a los que se hayan quedado afuera. Esto sin olvidar que les comenzará a cobrar el valor de la sangre de Cristo derramada que ellos no valoraron y la pisotearon. ¿A poco creían que estarían exentos del sabor fuerte y condimentado de la justicia? ¡En verdad que no! Y ¡Terrible cosa es caer en manos del Dios Vivo e airado!

Así pues, hermanos, sepamos que aun con todo lo que narré al principio acontece en mi entorno en estos días gélidos de febrero, a pesar de las pruebas de resistencia y fe; sé que el Señor me guarda a mí y a los míos; les guarda a ustedes. Este es el momento perfecto para que negocie con la fe, invertirla obtener réditos de ella. Es el día que el Señor pactó para que nos unamos más, perfeccionándonos en la oración, ruego y súplica y en el amor fraternal. Esta situación es inmejorable para el ejercicio de la esperanza a su máxima expresión y si esto le parece poco, la escena que nos toca salir y demostrar que hemos aprendido nuestras líneas dadas del evangelio al mundo, a los ángeles, a las potestades y demonios y al Padre y nuestro Señor Jesucristo, avergonzando al mal y glorificando a la Deidad. Así que, por eso el apóstol Pedro nos pide que nos gocemos. Nuestras actuaciones sustentadas en Cristo no serán en vano y seremos restaurados. Amén.

Dejo a su consideración el pasaje leído en 1ª Pedro 4:12-19.

La paz, el amor, el gozo y la fortaleza del SEÑOR JESUCRISTO es con ustedes amados hermanos, amén. No olviden que cualquier cosa aquí es pasajera, todo es para nuestro bien y seremos consolados. Amén.


12 Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, 13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. 14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. 15 Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entrometerse en lo ajeno; 16 pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. 17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?

18 Y:

Si el justo con dificultad se salva,

¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?

19 De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.


Tags: , , , , , , ,

Kommentare


bottom of page