Meditación
Amados hermanos en la fe, lectores y simpatizantes: que la paz y gracia del Señor Jesús esté con ustedes a diario, a cada instante en su vida. Amor y bendiciones deseamos para ustedes desde nuestra trinchera en el noreste de México hasta el último rincón donde este mensaje sea leído o compartido, amén.
Hermanos, a lo largo de muchos números hemos hablado de diversos temas tales como la fe, el amor, la obediencia, la paz; también del pecado, la muerte, la rebeldía, la tibieza, etcétera.
Términos y doctrinas desmenuzados para que con la guía del Espíritu Santo en nuestro cuerpo editorial ofrezcamos a su consideración nuestra perspectiva de interpretación y enseñanza de las riquezas inescrutables de Cristo, con el ánimo de ser más sabios para nuestra salvación.
Al decir “a su consideración” nos referimos al poder suyo -amados lectores- de ejercer el uso de sus facultades cerebrales de lectura, asimilación, cotejo, argumentación, consejo y aceptación o rechazo, cuyo nombre es meditación.
Desde tiempos antiquísimos la meditación es necesaria para nuestra supervivencia y la misma naturaleza da testimonio de ella a diario. Todo organismo vivo puede y debe meditar antes de tomar decisiones, so pena de morir por no ser precavidos. Y sí, las plantas también meditan y piensan. Pero nos ocupa ver el lado espiritual de este tema, no el plano terrenal.
La meditación puede explicarse como el modo o manera de obtención de sabiduría o conocimiento a partir de un concepto, argumento, premisa o proposición dados.
Analice esto: está con mucha hambre y cansancio y llega a casa. Lo único que hay en el refrigerador es una soda en lata y una caja de pizza congelada para microondas y cuenta con el microondas. ¿Cómo resolver la situación?
Podrá ser “muy obvio” descifrar este asunto, pero realmente es una serie de pasos concatenados. En este ejemplo, la sabiduría es representada por la pizza: la congelada es el conocimiento antes de ser meditado y la pizza comestible es el conocimiento que adquiere; mientras que el proceso de sacarla del refrigerador hasta ponerla dentro de su estómago es la meditación.
Si el hombre hubiese ME-DI-TA-DO antes de comer el fruto en el huerto del Edén, no estaríamos descifrando esto miles de años después. El Señor Jesucristo, amados hermanos, siempre nos dice que meditemos en las palabras expresadas por él en su nuevo pacto ¿Por qué? Porque sus tesoros son infinitos y quiere accedamos a ellos.
El Señor Jesús prefiere seamos fuertes, sabios, poderosos y solo mediante la meditación por el Espíritu Santo sabremos cómo descifrar doctrinas y misterios espirituales. Hay otras maneras, pero todas fracasan porque lo que es nacido por el Espíritu solo puede ser analizado por el Espíritu, dado que la carne no tiene parte ni suerte con Cristo y su evangelio.
Por tanto, meditemos no humanamente -como filósofos, teólogos, antropólogos, psicólogos, ateos, perversos, etc.- sino con la mente de Cristo.
Deben ejercitar su mente, procesar todo antes de comerlo sin meditar porque es la gran diferencia entre comer a Cristo y comer leuda.
La sabiduría y paz del Señor Jesús sean plenos en ustedes amados hermanos, amén.