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¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?

  • Foto del escritor: Cuerpo Editorial
    Cuerpo Editorial
  • 29 jul 2018
  • 3 Min. de lectura

Amados hermanos en Jesucristo, salud.


El apóstol Pablo, después de defender estoicamente su profesión espiritual ante los defraudadores y mentirosos que minimizaban su ministerio, ahora se dedicó a rectificar conductas impropias que aun practicaban algunos. No era nada grato tener que exponerlas, sin duda, mas fue necesario para el bien de la iglesia.


Es como jugar con globos con agua en plena subestación eléctrica sin ninguna precaución. El apóstol prendió alarmas rojas de alerta porque con todo y que se gozaba de muchas virtudes que prodigó el Señor a esas ovejas, había otras cosas que no podían pasarse por alto.


Para empezar, pleitos entre hermanos. Luego, Pleitos entre hermanos que no se perdonaban. Después, pleitos entre hermanos que no se perdonaban y lo llevaban a juicio. Entonces, los pleitos entre hermanos que no se perdonaban, lo llevaban a juicio ante tribunales. Finalmente, pleitos entre hermanos que no se perdonaban, lo llevaban a juicio ante tribunales ¡DEL MUNDO!


El apóstol Pablo no daba crédito a lo que le daban de información. Incluso para él, investido del Espíritu, no concebía cómo ellos no eran capaces de entender algo tan simple. ¿Cómo permitir hubiese contiendas, actuasen como mundanos y que el mundo dirimiera asuntos de iglesia? Por principio de cuentas ¿Cuál amor prodigaban? En segundo lugar, ¿promotores de la división? Luego ¿exhibidores de la fe por no decir espectáculo ante el mundo?


Y eso hace dos mil años. ¿Ahora? ¿Dónde está Cristo? ¿Acaso detrás de un buffet de abogados? ¿Quizá en la investidura de un juez? ¿Probablemente detrás de las redes sociales? De ninguna manera, está en el perdón del agravio, de poner la mejilla y de confrontar ante los ancianos actitudes deshonestas. Solicitar guía al Padre ante arbitrariedades ¿Y alguien lo hace?


No debería ningún asunto de iglesia ser exhibido ante el mundo, llámese notarios, abogados, consejeros, psicólogos, psiquiatras, autoridades locales, estatales o incluso federales, cortes o tribunales, etc. Al contrario, debe ser dirimido entre los ancianos en consejo (por eso hay plural, no singular) y si el tal va al mundo, dejarlo, porque no cree y confía que Dios restaura. Pone su fe en que el mundo -sujeto a pasiones- justifique una envidia, codicia, avaricia, deslealtad, ignominia, como “legal” y por tanto proceda.


Remata el apóstol mencionando algunas situaciones que demuestra que Dios no condena a nadie que crea, sino que no permite el pecado esté dentro de sus dominios. Cristo, por extensión, no tolera que el pecado eche raíces dentro de su iglesia. Para eso murió. Para limpiarnos y eventualmente purificarnos. Porque ¿quién que tenga su casa en completo orden y limpieza dejará entren en tropel cerdos llenos de estiércol y fango se regodeen dentro de ella impunemente? Paz de Jesucristo en su espíritu. A continuación la escritura donde se basa este tema.


1 Corintios 6 del 1-11


¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? 2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? 3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? 4 Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia? 5 Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos, 6 sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos? 7 Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados? 8 Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a los hermanos. 9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

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