top of page

Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.

  • Foto del escritor: Cuerpo Editorial
    Cuerpo Editorial
  • 2 jun 2018
  • 4 Min. de lectura

Es importante discernir el título del tema con la enseñanza de su contenido, ya que es importante ser instruidos en la palabra del Espíritu Santo.


Es una realidad que hay hermanos débiles en la fe y otros fortalecidos por el Espíritu Santo. Si hay algo que debemos entender es que andamos por fe y ya no por vista. Las naciones gentiles no tenían prohibiciones, cumplían con lo que hoy se practica: “Todo lo que camine, vuele, nade o se arrastre va directamente a la cazuela”. De ahora en adelante surge la libertad para comer y hace las siguientes distinciones:


Es fuerte el que come de todo; es débil el que solo come legumbres.


No debe menospreciar el que come al que no come; ni juzgar el que no come al que come, pues este ha sido recibido por Dios.


Ahora que el Señor es tanto para los judíos y para los gentiles, ni uno ni otro deberán de contender por opiniones acerca de comida o días de guardar. Hay libertad y debe de hacerse por fe: ya no hay sábados ni domingos. Ya hay libertad para los días de guardar en la congregación y esto lo hace Dios claramente para no dividir el cuerpo. A través del tiempo, por cuestiones de este tipo la iglesia de Cristo se divide indebidamente. No olvidemos que somos del Señor Jesús y eso es lo que importa. La fe en el Señor Jesús suple todo, es para lo que debemos vivir, debe haber tolerancia en días de guardar y en comida y no imponerse como obligación.


La división del cuerpo es nociva para su buen funcionamiento y lo escribe en la primera carta a la iglesia pertenecemos al Señor Jesús en nuestro vivir dando testimonio al mundo de Cristo en nuestras vidas y cuando partamos dar testimonio que hemos guardado el amor entre los hermanos.


Sobre estos textos de unidad, amor y tolerancia el Espíritu Santo nos enseña lo que nos depara después de la obediencia de este testimonio: “Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo”. A los hijos de Dios por la fe en Jesucristo nos depara el paraíso, en éste viviremos hasta el fin de los tiempos, después de esto todos los hijos de Dios (aquí no entran los del mundo, o sea los que están en el hades ya que ellos irán al juicio del trono blanco) compareceremos en el tribunal de Cristo NO para condenación, sino para recibir los galardones para la vida eterna; donde uno de los elementos principales para evaluarnos es ¿qué hicimos con el amor fraternal entre los hermanos, si nos pasamos la vida juzgando y menospreciando a los miembros del cuerpo?


Así es de importante estos asuntos en la vida de los hermanos en Cristo. Refiriéndose a las naciones gentiles que se iban a convertir el Señor estableció: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios.


De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.


Los gentiles no juzguemos a los judíos mesiánicos en sus días de guardar y alimentación y éstos no pueden judaizar a la congregación. Quien lo haga, rendirá cuentas ante Cristo mismo en el tribunal, porque ese no es el amor en Cristo en nuestra vida espiritual. No aceptemos imposiciones, ni estatutos humanos. El capítulo 14 de la carta a los Romanos es muy claro al respecto: debemos de andar en el amor que no busca su propio bien, el que no es jactancioso el que todo lo sufre; todo lo espera y todo lo cree. Si tu hermano llega a tu mesa un día y estás disfrutando unas chuletas de puerco y para él, el puerco es un alimento impuro según la tradición judaica, no la comas: dale huevo, pescado o pollo y así practicas el amor y cubres la debilidad del hermano. Estamos para practicar el amor, no para contender por opiniones, ora por ese hermano para que comprenda que para los hijos de Dios por la fe en Jesucristo hay libertad en los alimentos. La practicidad del evangelio es el amor espiritual de hacerse débil para los demás por causa del que nos salvó. Amén.


Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. 2 Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. 3 El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. 4 ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. 5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. 6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. 7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 9 Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. 10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. 11 Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. 12 De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. 13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. 14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; más para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. 15 Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. 16 No sea, pues, vituperado vuestro bien.

Comentarios


Si tiene alguna duda, sugerencia o comentario, no dude en ponerse en contacto con nosotros al siguiente correo: lasanadoctrina2014@gmail.com

 2024 Buenas Nuevas, Mty. Mx.

bottom of page