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Editorial 205

Foto del escritor: Cuerpo EditorialCuerpo Editorial

La paz del Señor Jesucristo en vuestro espíritu


La carta a los romanos establece los primeros rudimentos de la fe que deben andar los creyentes. El Dios del orden y de la justicia, nuestro Padre Celestial determinó que se trataran como las primeras enseñanzas para sus hijos, con el fin de que conocieran las reglas básicas utilizadas para recorrer el Camino en comunión con Jesucristo y no con el pueblo elegido que despreció su Voluntad y a su Hijo.


En muchos de los blogs anteriores, diversos hermanos han explicado con diferente óptica lo que representa el pueblo judío para Dios en la actualidad y cómo muchos siguen exaltando a dicho pueblo en lugar de a Quien lo escogió.


La figura del padre Abraham es mencionada en la primera carta con un propósito, para que los hombres de este tiempo reconozcan la diferencia del pueblo judío y la iglesia de Cristo, los tiempos que les correspondió vivir y las reglas con las que afrontan su realidad espiritual. Abraham es considerado un hombre lleno de fe, lo dice la escritura al relatar que salió de Ur de los caldeos en obediencia a Dios, dejó parentela y comodidad de una gran ciudad y se dirigió a la tierra prometida. La analogía para los creyentes es creer en Jesucristo y dejar la vista a lo material para iniciar una vida en Cristo que a fin de cuentas lo remunera para que tengas un señorío en el reino espiritual y no en lo terrenal. La promesa ya no es una ciudad terrenal sino en una ciudad espiritual: la nueva Jerusalén.


Abraham primeramente creyó en Dios y luego se adhirió a su pacto con la circuncisión, pero ni Isaac, ni Jacob les fue establecida la ley, pues ellos vivieron en un tiempo de fe y siguieron la voluntad de Dios.


Las obras de Abram no fueron obras materiales, sino de fe: por eso fue contado como justo. La biblia nos dice que fue amigo de Dios, a los creyentes actuales la fe en el Señor Jesucristo los hace sus hijos y amigo lector: un Padre ama a sus hijos más que a un amigo. Por eso la importancia de andar con fe como lección básica espiritual.


Abram confió en Dios hasta lo más profundo de su ser, al entregarle su único hijo en el ocaso de sus fuerzas llevándolo al sacrificio, seguramente pensaba que podría levantarle de los muertos, o proveerle otro hijo. Él obedeció y siguió caminando hasta que oyó la voz de Dios “¡detén tu mano!” Y apareció un cordero que iba a ser scarificado, mostrando a todo el mundo que Jesucristo iba ser inmolado en la cruz como un sacrificio a Dios para perdonar los pecados de todos los hombres.


Abram es el padre de los judíos y representa el andar en fe oyendo y cumpliendo la voluntad de Dios. Los hombres durante el ministerio de Jesucristo y después con la venida del Espíritu Santo oyen el mandamiento supremo de nuestro Padre “a él oid” y así somos salvos para vida eterna.


No envanezcan el plan de salvación de Dios, no menosprecien el sacrificio del Señor Jesucristo, quien dijo a los jactanciosos judíos de su tiempo de tener como padre a Abraham: “Si eso fuera cierto las obras de Abraham haríais”. Hasta ahora, esas palabras siguen retumbando en los oídos de los judíos que hipócritamente persiguen una ley. Al igual que sus ancestros, que tampoco alcanzan a comprenderla ni a obedecerla. Amén.

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