top of page

Editorial 198

  • Foto del escritor: Cuerpo Editorial
    Cuerpo Editorial
  • 20 ene 2018
  • 3 Min. de lectura

La paz, gracia y conocimiento del Señor Jesucristo en vuestro espíritu


Cuenta un hermano que en cierta ocasión oyó a un predicador disertar un ejemplo de la importancia de obedecer la palabra de Jesucristo. Refería a un hombre que le fueron regaladas muchas semillas de árboles frutales para plantar. El hombre dispuso en su corazón ofrecer las mejores semillas para sus vecinos y fue con cada uno de ellos a entregárselas, sus vecinos estaban sorprendidos de dicha conducta y asintieron en su corazón dicho gesto. Llegó el tiempo de plantarlas y posteriormente recoger los frutos, y el hombre que repartió las semillas vio que su huerto estaba lleno de los mejores frutos. Los vecinos no dejaban de extrañarse por qué si tenían las mejores semillas los mejores frutos fueron a dar al que les dio de buen corazón las mismas.


Sin duda se debe a la polinización que los genes de las mejores semillas complementaron el ADN de las flores receptoras en los árboles surgidos de las semillas de menor calidad, resultando en una mejoría de la especie de fruto en éstos. Caso contrario de los mejores árboles, donde su mejor ADN al cruzarse con el de los árboles de menor calidad provocó decayese la calidad del fruto por obra de la misma polinización. Así los frutos no fueron tan buenos aún estando en un buen árbol. Esto mismo sucede en el orden espiritual, donde debe darse lo mejor de uno mismo y poner la fe en práctica, vivir en la esperanza de ser como Jesucristo y explayar el amor para con todos y al final veremos cómo se recogen los frutos del Espíritu Santo en nosotros. El hombre creyente en Jesucristo actualmente no basa su fe en la sana enseñanza de Jesucristo, sino que se le acostumbra a ser como los del mundo y buscar toda clase de bienes materiales: así el dinero y la prosperidad son su fuente espiritual y se olvidan de renunciarse y buscar los intereses del reino de Dios.


Se han olvidado de hacer tesoros en los cielos y todos buscan su mejoría económica y van en pos del engaño del enemigo que los seduce para olvidarse de los preceptos de Jesucristo. Y no es que estén mal ya que el Señor quiere que seamos prosperados en todo. Pero ponen su corazón en todo lo terrenal y ese error los consume fatalmente. El Señor Jesús nos enseña que el paso por este mundo es temporal y que la verdadera vida está fuera de este mundo. El Espíritu nos enseña que sin nada venimos y nada nos vamos a llevar.


Debemos integrarnos a una vida apacible en el Señor Jesús. Él tiene cuidado de nosotros y está al pendiente de nuestras necesidades para no estar afanosos. Lo importante es no ver a los del mundo porque se hunde nuestra carne. Pongamos la vista en el Autor y Consumador de la fe. Los hermanos en Cristo que no ejercen ministerio tienen que poner empeño en las cosas terrenales, mientras no tengan ministerio más estar al pendiente de las necesidades de los siervos que trabajan en el ministerio de evangelistas y apostolado. Además de ser solícitos con los que menos tienen y vigilar a las viudas sin familia. Todo en un orden y en una diferencia de servicios a los santos.


Todas las obras de nuestra vida han sido planeadas por Dios para que nos avoquemos a realizarlas, estas son las que constituyen nuestro testimonio de que somos sus hijos. La fe, esperanza y amor son los caminos que nos conducen a una vida espiritual en obediencia que llenen los corazones de los hermanos y testifiquen al mundo que Dios esta en, por y con nosotros, Amén.

Comentários


Si tiene alguna duda, sugerencia o comentario, no dude en ponerse en contacto con nosotros al siguiente correo: lasanadoctrina2014@gmail.com

 2024 Buenas Nuevas, Mty. Mx.

bottom of page