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Dos frases para explicarse: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco, Y Por poco me pe

  • Foto del escritor: Cuerpo Editorial
    Cuerpo Editorial
  • 21 ene 2018
  • 3 Min. de lectura

Festo representa a la masa incrédula e ignorante en las cosas de Dios y su nuevo evangelio de verdad para con los hombres. Son los ateos, los literatos, los materialistas los que suponen que el evangelio es locura. Festo no sabía que no era la lectura de libros, sino la revelación pura del Espíritu Santo en Pablo. En esos días no había libros, ni cartas escritas por Dios; estaban en vía de redactarse la cartas epistolares y otros manuscritos inspirados por el Espíritu del Señor para dar a conocer el tiempo de la gracia.


El principal instrumento del Espíritu fue Pablo que hablaba la palabra de verdad y cordura para los que tienen el Espíritu del Señor. El Espíritu Santo es inagotable e interminable en el conocimiento de Dios. Los hombres no lo pueden contener pues lo que se sabe son pequeñas perlas de sabiduría de parte del Señor, sin embargo Pablo escribiría en su carta a los colosenses que todos los tesoros de la sabiduría y conocimientos están contemplados en Jesucristo.


Jesucristo es la verdad, pero es más importante para el hombre reconocer este misterio profundo, sus palabras vertidas en los evangelios constituyen el máximo esplendor de palabras de vida eterna. Todas las palabras escritas fuera de él son ociosas, inútiles y vacías en su relación para con Dios. La palabra de Jesucristo es para siempre por todos los siglos de los siglos, amén.


Festo no entendió que no eran letras (argumentos), sino verdades inspiradas por el mismo Espíritu que creó el mundo a la voz de Dios. Seguir el evangelio de Jesucristo es locura para el hombre natural y el hombre rebelde a Dios, pero para sus hijos es su alimento espiritual para resistir y sostenerse en un mundo que no es el nuestro y solo estamos para testimonio de nuestra fe en el hijo de Dios.


La segunda frase “Y por poco me persuades a ser cristiano” está dirigida para los que tienen conocimiento de Dios a través de las religiones y se sienten con autoridad para conocer y juzgar de ella, conoce que no tienen toda la verdad que es esparcida por todo el mundo pero al final no la aceptan por miedo a lo desconocido por dejar al mundo.

Utiliza el término –cristiano- (seguidor de Jesucristo) denominado por los que están afuera de él. Pablo es un servidor de Jesucristo y recuerda al rey Agripa de los profetas que hablaron de parte de Dios a los reyes y pueblo judío. Con tan sólo esto no resiste oír más a Pablo, con tan poco se retira de hablar de las cosa de Dios. Así son los religiosos, se conforman con lo básico y elemental y dejan de ser sabios en la palabra de Dios. Aun cuando era una autoridad política del pueblo judío era necesario acercarse a Dios para gobernar al que fuere el pueblo de Dios.


Ni uno ni otro hallan a Pablo culpable de muerte, ni de juicio. La palabra de Jesucristo no ofende a nadie fuera del enemigo. Hablar del evangelio es vida, no debe estar presa y es para dar libertad. El plan de Dios para que Pablo fuera llevado a Roma seguía su curso y lo confirman las palabras del rey Agripa “ Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César”. Pablo se dirigía a su destino previsto. Amén.


Transcribo los siguientes versículos extraídos del capítulo 26 del libro de Hechos de los apóstoles:


24 Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. 25 Más él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. 26 Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. 27 ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. 28 Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. 29 Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! 30 Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos; 31 y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisión ha hecho este hombre. 32 Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César.

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