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La puerta del templo, la Hermosa


Satanás, el príncipe de este mundo ha engañado a las diferentes generaciones de hermanos con la misma palabra descrita en la biblia. Éste, sabiendo la ignorancia y ego de los hombres, logra apartarlos de Dios imponiendo doctrinas o conocimentos extraños y así contrariar la voluntad de Dios, aunque los primeros creyentes fueron guiados por el Espíritu Santo y no se dejaron engañar, fielmente obedecieron y compendieron la voluntad de Dios a través de la enseñanza apostólica.


Más en el transcurrir de los años el príncipe de este mundo se introdujo como oveja en los rebaños del Señor Jesús y empezó a desviar los ojos a las cosas de este mundo y dejar la palabra del Señor para desobedecerlo, utilizando la misma palabra de la escritura como señuelo sutil.


Un hermano en el anterior blog nos comentaba que si alguien nos quiere engañar con un billete de 500.00 tiene que ser casi de la misma textura, color y detalles que no permita diferenciar el auténtico del falso, pues si nos muestra uno muy diferente al real lo detectaremos a tiempo y no nos engañará.


En el capítulo 3 de Hechos de los apóstoles aparece el versículo de este tema, el cual todos los hermanos malinterpretaron que el templo (todo el edificio) se llamaba La Hermosa, cuando no repararon que solo ese acceso, esa puerta, esa entrada era lo que se conocía como La Hermosa y estaba precisamente en el templo judío de Salomón (orgullo de la nación judía).


Desde esa mala interpretación muchos creyentes iniciaron una rápida construcción de templos imitando a los templos del mundo pagano y antiguo y molestando a los creyentes con cargas económicas para la construcción de edificios consagrados para la adoración del Señor, contrariando la palabra del Espíritu Santo al señalar de la torpeza y necedad de construir templos con manos de hombre y en el cual el Señor Todopoderoso tiene la tierra por estrado de sus pies.


Cabe aclarar que en todo el nuevo testamento no hay ninguna referencia o insinuación que los primeros creyentes construyeran un templo, porque sabían por el Espíritu Santo que eso no era el propósito de la venida del Señor Jesús.


Hoy hay una explotación deprimente y sin base espiritual de diezmar para hacer templos en muchas congregaciones de creyentes, les digo de corazón: ¡dejen esos lugares de extravío y perdición y vuélvanse a la lectura del nuevo testamento!


El templo en Israel fue a causa de una necedad de construir un edificio para Dios, el primer templo judío fue hecho por la autoridad en la construcción del Señor, quien con sus dimensiones y formatos dio la autorización de dicha construcción. El Señor Jesús desechó el formato de poner la vista en las cosas materiales y en cambio enseñó en edificar el cuerpo de los creyentes para glorificar su nombre.


A los judíos el Padre Todopoderoso les derribó hasta la última piedra de ese edificio que YA NO ERA SU TEMPLO y así hará con todos los templos de las diferentes religiones y denominaciones en los diferentes momentos del Juicio que habrá de venir al mundo. Los templos que agradan a Dios somos sus hijos que retenemos el testimonio de la verdad: Jesucristo es el Hijo de Dios. Amén

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