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Si me amáis, guardad mis mandamientos

  • Foto del escritor: Cuerpo Editorial
    Cuerpo Editorial
  • 6 may 2017
  • 5 Min. de lectura

Se transcribirá este pasaje bíblico (quizá muy leído pero que la atención al leerlo pasa a segundo término por el énfasis del copista al titular este pasaje “la promesa del Espíritu Santo”) enterrado y desapercibido por no leerlo correctamente bajo la cobertura del Espíritu Santo. El que escribe puede testimoniar que durante su vida espiritual en más de treinta años al preguntar cuáles son los mandamientos de Jesucristo, jamás nadie ha respondido acertadamente. Al tener esta revelación se manifestó y publicó a través de diversos medios esta gran verdad que constituye una columna en el conocimiento del Hijo de Dios. Sin embargo, muchos no han querido atender por preferir una rebeldía a las cosas del Hijo de Dios y se refugian en el episodio bíblico de cuando Jehová entrega las tablas a Moisés para el pueblo judío.


Vamos a leer detenidamente estos versículos que se encuentran en Juan 14:15-23. Amigo lector, usted va a leer un fundamento que le ayudará a permanecer y disfrutar la roca de salvación y no en las arenas movedizas de la ignorancia que lo harán desesperarse en el camino, la verdad y la vida. Disfrute la siguiente lectura:


15 Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. 18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. 19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. 20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. 21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. 22 Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? 23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. 24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. 25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros.


En el versículo 15 Jesucristo está hablando de mandamientos que él enuncia al decir: Si me amáis, guardad mis mandamientos. Esta palabra ciertamente habla de mandamientos de Jesucristo y no es concebible que muchos se dicen ser cristianos y no conocen los mandamientos de su Señor, Salvador, Maestro, Obispo de sus almas, Pastor.


¿No le parece extraño amigo lector? Si usted labora en una empresa, ¿acaso usted desconocerá las políticas de la misma, sus obligaciones laborales, las órdenes del jefe? ¿Verdad que No? Es imposible que uno esté laborando y desconozca lo elemental de su empresa. O si usted siendo nacido en tal o cual nación, no se sepa el himno nacional de su país, siendo que todas las naciones de la tierra los enseñan desde la infancia.


Lo anterior nos hace meditar en si verdaderamente somos del Señor Jesús o pertenecemos a religiones, sectas o denominaciones que han caído en la seducción del diablo y ha hecho olvidar esta palabra y la cambia en su manera de distorsionar la realidad acerca de la voluntad de Dios, por la supuesta orden de obedecer los mandamientos que se encuentran en Éxodo en detrimento de mantener la vista en el Señor Jesús.


De acuerdo con Apocalipsis, el Espíritu a la iglesia de Filadelfia (estamos en este espíritu) se refiere de la siguiente manera: 7 Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:

8 Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.

9 He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado.


El versículo 8 afirma que para esta generación la profesión espiritual es en Jesucristo y todos aquellos que quieran voltear a profesar lo judaico los ha declarado mentirosos y pondrá una señal el amor de Jesucristo a sus seguidores: si verdaderamente amas a Jesucristo, guardas sus mandamientos.

¿Por qué?

Porque está escrito en los siguientes versículos: 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:

17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.

19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.

20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.


La promesa del Espíritu es para tranquilizar a sus discípulos, en Juan 13 el Señor Jesús tenía que confirmar la fe y que sus discípulos se cimentaran en la fe y en la esperanza de sus palabras. Las palabras vertidas a Pedro anteriormente (no cantará el gallo sin que me hayas negado tres veces) conmocionó a sus discípulos y comunicaba la importancia del Consolador y su función en los hijos de Dios y la forma de armonizar en la iglesia.


Esto se encuentra descrito en blogs anteriores, rogamos que los lean.


Siguiendo con nuestro tema está escrito en el versículo 21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Éste versículo es profundo: el Señor Jesús expresa lo que el Padre le dio a enseñar, el Señor Jesús es la Verdad. Reitera sus mandamientos propios expresados en diferentes lugares y tiempos de su ministerio y pone ahora sí que es a través del Espíritu Santo primeramente que te llevará a conocerlos, luego la obediencia de guardarlos y esa es una prueba de amor, de fe y esperanza que tiene la promesa de que el Padre y el Hijo te aman.


Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?


Ésta es una pregunta esencial y de grandes proporciones para medir nuestra fe, Jesucristo se manifestará al que guarda su palabra, al que lo obedece y lo ama: no se manifestará al mundo. A Jesucristo no le place manifestarse al mundo por haberle aborrecido y rechazado, sino a su amada iglesia, morará en los santos que guardan su palabra.


La contestación de Jesucristo nos llena de gozo porque son promesas convertidas en una realidad plena 23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.

25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros.


¿Somos del Señor Jesús o no somos? Es la verdadera cuestión que generan estas palabras. Si estas en Jesucristo estas en Dios, el que creó los cielos y la tierra y todo lo que habita en ella. Pero si estás en una religión, secta, denominación u organización humana debes de salir de ella y unirte al cuerpo de Cristo, en un blog anterior se encuentran los mandamientos de Jesucristo. Amén.

Si tiene alguna duda, sugerencia o comentario, no dude en ponerse en contacto con nosotros al siguiente correo: lasanadoctrina2014@gmail.com

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