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Editorial 122

Foto del escritor: Cuerpo EditorialCuerpo Editorial

La paz del Señor Jesucristo en vuestro espíritu.


Los necios e insensatos siempre están criticando y desvirtuando la verdad de los evangelios del nuevo testamento. En sus desvaríos y desatinos cuestionan la existencia del Señor Jesucristo y su paso por Israel. No se han tomado la molestia de leer los evangelios y sus argumentos reprochan que sea mentira y falsa la estancia del Hijo de Dios en este mundo. Algunos judaizantes que siguen pregonando a la religión judaica como algo importante digno de imitar, no se han dado cuenta de la importancia de leer el nuevo testamento y echar abajo lo que está escrito encontrándose contra la palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo.


Los hijos de Dios por la fe en Jesucristo, sabemos y reconocemos que el Espíritu Santo que mora en nosotros, es el mismo espíritu que está desde la fundación del mundo y que cada uno le ha sido dado la porción para ayudar a esclarecer los misterios de la revelación de Dios a la humanidad, en sus diferentes campos. El conocimiento proviene de Dios y lo hace a través de su espíritu.


En los inicios del evangelio de Lucas está escrito: “En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, 2 y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.”


Lucas da señales proporcionadas por el espíritu, negar estas épocas es negar parte de la historia, los verdaderos historiadores reconocen estas épocas que existieron y encuentran cada vez más vestigios de que en esos tiempos fueron los tiempos en que Jesucristo vivió y para los judíos que son muy celosos de sus historias le dan como señales los reinos de las autoridades que vivieron en la vida de Jesús y su ministerio.


Para ellos y para su vergüenza de no haber creído en el autor de la vida, les ha dejado una genealogía en las cuales pueden pasar un buen tiempo de estudio e investigación: 23 Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí, 24 hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de Melqui, hijo de Jana, hijo de José, 25 hijo de Matatías, hijo de Amós, hijo de Nahúm, hijo de Esli, hijo de Nagai, 26 hijo de Maat, hijo de Matatías, hijo de Semei, hijo de José, hijo de Judá, 27 hijo de Joana, hijo de Resa, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Neri, 28 hijo de Melqui, hijo de Adi, hijo de Cosam, hijo de Elmodam, hijo de Er, 29 hijo de Josué, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Matat, 30 hijo de Leví, hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonán, hijo de Eliaquim, 31 hijo de Melea, hijo de Mainán, hijo de Matata, hijo de Natán, 32 hijo de David, hijo de Isaí, hijo de Obed, hijo de Booz, hijo de Salmón, hijo de Naasón, 33 hijo de Aminadab, hijo de Aram, hijo de Esrom, hijo de Fares, hijo de Judá, 34 hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Taré, hijo de Nacor, 35 hijo de Serug, hijo de Ragau, hijo de Peleg, hijo de Heber, hijo de Sala, 36 hijo de Cainán, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec, 37 hijo de Matusalén, hijo de Enoc, hijo de Jared, hijo de Mahalaleel, hijo de Cainán, 38 hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios.


Los hijos de Dios creímos y luego a través del espíritu nos revela lo que está escrito en el nuevo pacto, leer la escritura a todos los que han creído que Jesucristo es el Hijo de Dios, es nuestra sabiduría. Amén.

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