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Foto del escritorCuerpo Editorial

Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas.


La analogía profética utilizada para el momento del fin del Señor Jesús no pudo ser más perfecta y entendible. Versículos anteriores mencionaban a Jesús como el maestro y los discípulos y ahora que venida la hora de su muerte se recoge la connotación de pastor y las ovejas, el evangelio de Jesucristo es una perfección asombrosa, no hay nada fuera de lugar, todo está escrito para su comprensión y tomarlo con fe.


En Marcos 14:26-31 describe: Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos. 27 Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas. 28 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea. 29 Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no. 30 Y le dijo Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces. 31 Más él con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo.


La mayoría de los hermanos coinciden que el himno es el que se encuentra en el libro de Salmos 117 que dice: ALABAD á Jehová, naciones todas; Pueblos todos, alabadle. 2 Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia; Y la verdad de Jehová es para siempre. Aleluya., es el que cantaron esa noche para dirigirse al Monte de los Olivos. El tiempo de la elección del pueblo judío había llegado su fin, ahora es el turno de la iglesia el que va a vivir la intensidad de ser el pueblo escogido por Dios. En todas las naciones el pueblo del Señor Jesucristo manifestará su nombre, su gracia y poder.


Jesús recuerda lo que está escrito: les avisa que la hora ha llegado y él será entregado, mas las ovejas todavía no, ellos esperarán su turno: es Jesús de Nazaret quien debía ser sacrificado, toda una promesa venidera está en su sacrificio y ya no será su maestro, ya se terminó el curso de lecciones teóricas y prácticas, ahora dependerán del Espíritu Santo, la obediencia es permanecer juntos a hasta que venga el Consolador es la misión más corta para su discípulos, pero de gran trascendencia para la iglesia.


El nombre es Pastor en singular, Jesucristo es el único Pastor y los demás después de Él serán llamados pastores en plural. Jesucristo es el Pastor de los pastores, no hay ovejas para los hombres, las ovejas le pertenecen a él. ¡Ay de aquellos que se apropien de las ovejas del Señor! ¡Ay de aquellos que pongan la vista en los hombres! La lección espiritual es sencilla y los hombres en su ignorancia y aguzados por satanás, desoyen esta palabra y comienzan con el título en singular, en una afrenta directa al Señor Jesús.


Rápidamente cumplirá una promesa: irá delante de ellos a Galilea.


Ya no hay preguntas, ¿cómo si vas a morir? Los que mueren ya no hacen nada. El hombre sin el Espíritu Santo es presa del pesimismo, el temor, la desesperación, la incredulidad, qué diferencia cuando reciben el Espíritu Santo, es otra dimensión, otro poder, otra visión, otra vida espiritual. Ya no hay tiempo ni espacio para la incredulidad sino para vivir el amor, el poder, la fe y la esperanza en Jesucristo.


Pedro se adelanta impulsivamente y él dice que él no se escandalizará. No tiene el Espíritu Santo, es su emoción y su carne y ciertamente será preso de su irreflexión. -Antes que cante el gallo dos veces, me negarás tres veces-. Todo está hecho, desde antes de la fundación del mundo, somos producto de una hechura de parte de nuestro Dios, debemos de asimilarlo, el Señor Jesús sabe todo lo de nuestra vida, es una miopía, una visión muy corta de parte de muchos que creen que todos los días cambia su suerte, su destino. Todo está escrito, cualquier movimiento, pensamiento, sentimiento ha sido agregado a tu vida para que se manifieste en el momento adecuado.


Así debes entender el poder de nuestro Señor Jesucristo. Hasta tus desobediencias, debilidades, errores han sido diseñadas para que reconozcas que él es y no hay nada fuera de Nuestro Padre.


En su emoción, en su carne en todo lo que había visto, él decía que estaba dispuesto a ese sacrificio, dar la vida por su maestro, estaba en su deseo carnal, era lo menos que puede hacer. Lo que no sabía Pedro, es que los discípulos no podían ser tocados porque ellos iban a iniciar la iglesia, eran los instrumentos para detonar la más grande misión de establecer la iglesia de Jesucristo en la tierra, no había poder humano o diabólico que les pudiera haber hecho daño, no había permiso para nadie de tocarlos, lo más importante era esperar el Espíritu Santo, unánimes para recibirlo juntos como miembros de un cuerpo, no algunos y otros no; todos juntos, los discípulos debía de recibir el Espíritu Santo en obediencia a la palabra del Señor Jesús.


No son sacrificios, o promesas que le debes al Señor Jesús es obediencia y fe a su palabra, no lo niegues tres veces como Pedro, asimila y cree que Jesucristo es el Hijo de Dios. Amén.

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