Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos
- Cuerpo Editorial
- 25 jun 2016
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Tantos errores y falsos conocimientos de doctrina inundan a la inmensa población religiosa y atea. Los primeros creen que la vida continua igual, el pasaje bíblico que se transcribe literalmente en Marcos 12:18-24 no es una parábola y no es una analogía, este pasaje revela la verdad de la vida después de la muerte, es un conocimiento verdadero y real lo que expresa Jesús de Nazaret a los saduceos, Jesús vino a enseñar los creyentes de la vida espiritual en este mundo y en el siguiente reino de vida eterna.
El Padre se acordó de las naciones gentiles y ahora tenemos acceso a la eternidad de un modo diferente a lo que enseñan las religiones, las denominaciones y las sectas. Decir “En paz descanse” es la mentira más burda y patética que se ha tratado de meter en la mente del hombre, en la eternidad no hay paz: o es gozo o es sufrimiento.
Los que parten de este mundo ya nada pueden hacer nada por los que estamos en la tierra.
18 Entonces vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo: 19 Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguno muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. 20 Hubo siete hermanos; el primero tomó esposa, y murió sin dejar descendencia. 21 Y el segundo se casó con ella, y murió, y tampoco dejó descendencia; y el tercero, de la misma manera. 22 Y así los siete, y no dejaron descendencia; y después de todos murió también la mujer. 23 En la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? 24 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? 25 Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos. 26 Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? 27 Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.
Hay dogmas muy arraigados entre la gente que las almas descansan en paz, la gente buena va al cielo, que Dios hace o crea grupos específicos de personas con gustos o placeres humanos en el cielo, etc., cuando de acuerdo a la escritura no se menciona nada de eso, por tanto son falsos sofismas.
Dios es Dios de vivos, es la razón por la cual creemos en Él como Padre, porque siendo fuente de vida los que al final de sus días entregan el hálito a quien lo dio, el alma se dirige ya sea al paraíso o al seol, dependiendo de su condición espiritual (si creyeron o no en Jesucristo). De modo que disfrutarán de una vida en ese maravilloso lugar de espera quienes creyeron la palabra de nuestro Señor Jesús que es el Hijo de Dios, el Enviado del Padre, el Camino, la Verdad y la Vida. No es de muertos, porque la muerte fue vencida por Jesucristo mediante su sacrificio, así que quien crea en Jesucristo está físicamente y espiritualmente vivo, por tanto es uno de los tantos hijos de Dios esparcidos en la Tierra.
En cambio los que no creen podrán tener vida física (la que otorga el Padre que es finita) pero carecen la espiritual (la que otorga el Hijo que es infinita) por tanto son como muertos que no aportan nada y sólo se dejan llevar por el espíritu del mundo, sus propias locuras y los engaños del enemigo y quienes mueren en esta situación, pues van al lugar del tormento descrito en la escritura, un lugar de espera nada deseable.
Puesto que el Señor Jesús cerró la puerta a cualquier tipo de imaginación de lo que haremos después de esta vida, no haremos lo que hacemos aquí hoy, en esta vida. Así que dejemos de pensar que haremos esto o aquello, diremos esto o aquello, simplemente a esperar a que los tiempos terminen e ir a uno de los dos lugares posibles: el juicio del Trono Blanco para condenación o al Tribunal de Cristo para recibir galardones… ¿De qué depende? De creer o no creer. Así de simple, así de sencillo. Amén.
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