
Durante los meses de marzo y abril cada año, el mundo a través de la religión y secundada por algunas sectas u organizaciones humanas en una falta total de sabiduría por parte de sus líderes invita sus feligreses a conmemorar la crucifixión de Jesucristo, en un alarde de aparentar que recuerdan estar ligados a los conocimientos de Dios y lo han hecho en su peor imitación de acatar la voluntad de Dios.
El hecho es: que una religión aparenta estar con Dios y busca por todos los medios de que la consideren verdadera expositora de la vida de Jesucristo y con una apariencia de piedad simulan y recuerdan con obras teatrales el momento de su crucifixión y en una total ignorancia hacen lo que no se les dice que hagan y lo que les dicen que hagan, no lo hacen -esto es obedecer el mandamiento del Señor Jesucristo que es celebrar la cena del Señor Jesucristo, ver blog anterior (La cena del Señor Jesucristo)-.
En el capítulo Mateo 26:1-5 está escrito: después de exponer todas estas cosas, Jesús les dijo a sus discípulos: 2 «como ya saben, faltan dos días para la pascua, y el hijo del hombre será entregado para que lo crucifiquen. 3 se reunieron entonces los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio de Caifás, el sumo sacerdote, 4 y con artimañas buscaban cómo arrestar a Jesús para matarlo. 5 «pero no durante la fiesta —decían—, no sea que se amotine el pueblo.
Leer el nuevo pacto por el Espíritu Santo es reconocer y recrear el tiempo aludido y si leemos con detenimiento encontramos que Jesús le dijo a sus discípulos (ahí no hay gente extraña son solamente sus discípulos), hombres que creyeron en el él, escogidos por él, y les dijo que, como mucho antes se los había manifestado en diversas ocasiones, que iba a ser entregado y morir crucificado, el Señor Jesús sabe todo, a él no se le escapa nada y él provee de enseñanza para los que lo siguen.
Los religiosos y los líderes del pueblo veían en Jesucristo un líder natural, sabían de su palabra, del arrastre y popularidad con la gente, ellos querían que se alineara con ellos para enfrentarse al poder romano, ellos veían las cosas materiales y del mundo, ignorando la palabra de Dios: la venida del Salvador del pueblo judío, Jesucristo no vino hacerse amigo del mundo sino a enseñar la nueva buena que Dios ha dispuesto para la humanidad.
En el versículo 3 y 4 hace ver la condición religiosa de aquellos que las crean para su propio beneficio y si hay algo que practican las religiones del mundo son los homicidios, y sus maquinaciones humanas diabólicas, siempre le dan un sentido discreto a sus actos como se puede ver en el versículo 5.
Transcribiré por obediencia al Señor Jesús los versículos del 6 al 13: 6 Estando Jesús en Betania, en casa de Simón llamado el Leproso, 7 se acercó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy caro, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús mientras él estaba sentado a la mesa.
8 Al ver esto, los discípulos se indignaron.
— ¿Para qué este desperdicio? —dijeron—. 9 Podía haberse vendido este perfume por mucho dinero para darlo a los pobres.
10 Consciente de ello, Jesús les dijo:
— ¿Por qué molestan a esta mujer? Ella ha hecho una obra hermosa conmigo. 11 A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no me van a tener siempre. 12 Al derramar ella este perfume sobre mi cuerpo, lo hizo a fin de prepararme para la sepultura. 13 Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique este evangelio, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo.
En los tres versículos siguientes se puede observar el plan que un discípulo del Señor Jesús urgió para prenderlo.
14 Uno de los doce, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes.
15 — ¿Cuánto me dan, y yo les entrego a Jesús? —les propuso. Decidieron pagarle treinta monedas de plata. 16 Y desde entonces Judas buscaba una oportunidad para entregarlo.
Del versículo 17 al 29 del mismo capítulo habla del cumplimiento del mandamiento del Señor Jesucristo de celebrar la cena del Señor Jesús que ya hemos mencionado en este blog.
Y del versículo 30 al 35 se puede leer la gran ternura y amor que Jesucristo siente por sus discípulos:
30 Después de cantar el himno, salieron al monte de los Olivos.
31 —Esta misma noche —les dijo Jesús— todos ustedes se escandalizaran de mí esta noche, porque está escrito:
»“Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.” 32 Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea.
33 —Aunque todos te abandonen —declaró Pedro—, yo jamás lo haré.
34 —Te aseguro —le contestó Jesús— que esta misma noche, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.
35 —Aunque tenga que morir contigo —insistió Pedro—, jamás te negaré. Y los demás discípulos dijeron lo mismo
Después de haber cenado dice la escritura que cantó el himno y este himno es el que se escribe en Salmos 117: Alabad á Jehová (nuestro Padre), naciones todas; Pueblos todos, alabadle. 2 Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia; Y la verdad de Jehová (nuestro Padre) es para siempre. Aleluya.
El Señor Jesús sabe la condición de sus discípulos, el Espíritu es pronto pero la carne es débil, lo anterior constituía una prueba de fuego para sus discípulos y ya estaba profetizado, no era a ver si pasaban o no, la respuesta era no y se habían de escandalizar y se iban a dispersar ese día.
Ya estaba escrito, esto enseña que todo lo que acontece en nuestra vida ya está escrito y el único que tiene solución se llama Jesucristo. Y comunica de su resurrección y de su vista a Galilea después de su muerte.
Los discípulos no repararon en ello, sino que rápidamente Pedro en su impulso natural, contradice y está dispuesto a dar su vida, su carne lo traiciona y nuevamente sin la ayuda del Espíritu es un fracaso anticipado.
El Señor Jesús profetiza que lo negará tres veces antes que cante el gallo, no lo critica, no se enoja ni muestra ira por la conducta de su discípulo, Jesucristo espera, cree, sufre y lo soporta. Es el amor que debemos seguir, todos aquellos que somos hijos de Dios por la fe en Jesucristo. Ya no es solamente Pedro sino todos los discípulos contagiados por la emoción y sentimiento se unen en el servicio de defender a Jesucristo.
El amor y misericordia de Jesucristo para su iglesia es igual en el transcurso de los siglos, él ama y tiene misericordia, él está presto para ayudar o auxiliar a su iglesia, en la carne sabe de la debilidad, sabe de naturaleza y de nuestra alma, él no exige, solo espera que nos dejemos conducir, su sacrificio valió la pena, pues muchos entraremos a la eternidad juntamente con él, para reinar y gozarnos. No en los destinos que las religiones ofrecen, sino en la verdad de la vida eterna. El hijo del hombre, será entregado para ser crucificado. Y por ese sacrificio perdonó nuestros pecados y nos lavó, limpió y purificó de todo pecado. Todo en un plan de nuestro Padre para tenernos conjuntamente con él por toda la eternidad. Amén.