La paz y la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del
Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
El legado del nuevo pacto que ha hecho el Padre con la humanidad no tiene precedentes en su comunión a través de los tiempos, el tiempo de la iglesia de Jesucristo, es el cuerpo que ha formado Dios en el Espíritu Santo, hay grandes diferencias con los demás tiempos que el Señor formó en la travesía de la humanidad por este mundo.
El principal diferenciador es la venida del Señor Jesucristo para ser salvos y con la fe puesta en él nos ha otorgado la vida eterna. Para ser partícipe de este plan de salvación, nos ha escogido desde antes de la fundación del mundo y nos ha otorgado su Espíritu Santo que nos llevará a la obediencia de su palabra, a tener el poder de Dios en tu vida y a manifestar el fruto que desea en nuestra vida espiritual, que culmina con esta verdad: Dios ha manifestado para los hombres de esta generación que lo conozcan como un Padre.
Los que hemos creído en Jesucristo como el Hijo de Dios que vino a cumplir con la voluntad del Padre y otorgarnos el mensaje de su buena nueva, nos ha enseñado que somos los hijos de Dios y nos ha hecho partícipes de nuestra nueva filiación divina y de la renunciación de la carne por vivir cada vez más la vida espiritual.
Lo anterior, es un extracto de la voluntad del único sabio Dios creador de los cielos, la tierra y de todo el universo y todo lo que tiene vida y lo que existe, por Él fueron creadas todas las cosas, hasta lo que no existe es por su voluntad.
Él hizo al hombre y sabe lo que es el hombre y lo que en él hay, no existe algo escondido para Dios o algo que no conozca, él ha hecho los mejores símiles, analogías, ejemplos, conocimientos y los ha contenido en el nuevo pacto para dar testimonio de que él es fiel a su palabra.
El plan de Dios con el envío de Jesucristo no consistió en darnos una religión, ni moral, ni teología, ni filosofía, ni mandamientos humanos, ni estratagemas producidas por el engañador de este mundo que es el adversario de Dios, ni tampoco quiere que el hombre siga su propio razonamiento y pensamiento que se vuelque a sus sentidos corporales, sino que se enseñe a ver lo espiritual, lo invisible, lo verdadero, lo de Jesucristo.
No hay ningún plan de Dios de hacer grandes proyectos, él hace las grandes operaciones del evangelio que contiene la palabra de Jesucristo, y con métodos muy diferentes a los establecidos en el mundo, el Señor Jesucristo escoge a los evangelistas que llevan la sana doctrina y es el Espíritu Santo que los ayuda a predicar la palabra y a manifestar su poder y amor.
Si eres religioso, deja de serlo y cree solamente que Jesucristo es el Hijo de Dios, confiesa y proclámalo, de ahí empezarás a cimentar tu vida espiritual para el Padre, si eres denominacional o sectario, vuelve a nacer de nuevo en Jesucristo, a volver a iniciar y a partir de nuevo, todavía queda tiempo. Si eres ateo y no crees que todo lo que se haya escrito en este editorial: adelante, sigue con esa vida, acabas de pasar a tu verdadera dimensión y has sido diseñado para ejercer tu vida alejado de Dios.
Y si no estás de acuerdo con este editorial y si crees que tienes la verdad, y seguirás con tus creencias, principios, tradiciones, ideas, conocimientos, practicas erróneas, adelante, también formas parte de los desobedientes, de los que quieren seguir su propio camino y de los que se contentan con lo que son.
Pero si inicias creyendo que Jesucristo es el Hijo de Dios y dejas todo lo que has creído anteriormente, la vida espiritual de Jesucristo te acompañará y sentirás verdaderamente que formas parte de la familia de Dios, amén.