No importa lo que piense, crea, estudie o defina el hombre, no puede el hombre conocer o saber de Dios si no es por la manifestación y revelación gloriosa de Él hacia el hombre. Aun a pesar de que Dios hizo a todos los hombres que han existido toda vez que Él nos diseñó, formó, moldeó y conoce hasta lo más íntimo de nuestro ser. Dios lo sabe todo, como se puede leer en la escritura que Él es el todo en todos, Dios ha puesto en la conciencia del hombre en algún lugar recóndito y secreto de su hechura, una porción de Él. Cuando ellos hablan de la no existencia de Dios se manifiesta en su interior un conocimiento de Él, es por demás, tratar de ser ajeno a Dios. Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, créanlo o lo nieguen, nadie se escapará o podrá argumentar que ellos no conocían de Dios.
Si viajáramos al interior del hombre, veríamos que la esencia de Dios se encuentra en todo su ser, por el alma que habita en el cuerpo, la genética de su biología y fisiología es diseñada para que siguiese el rumbo de su creación, el alma se desarrolla y es la que Él hace en su reino y la deposita en el momento de la existencia de su gestación, las almas las forma Dios en su gloria, todo hombre está provisto de un yo que fue hecho por el Creador y se encuentra impreso a su cuerpo carnal, el alma tiene todos los atributos y funciones del cuerpo, su característica principal es que nadie la puede destruir, es inmortal, solo Dios sabe cómo destruirla.
Dios el Todopoderoso ha dictado dos destinos solamente para las almas: el gozo eterno en su gloria y majestad o su castigo eterno alejado de Él, no existe otra oportunidad o manera de cambiar el destino, si se quiere conocer a Dios en estos tiempos cualquier hombre puede orar y pedir que le lleve a su verdad, nunca es tarde para el hombre acercarse a Dios, en estos tiempos el único camino que te puede guiar es Jesucristo, Él en su bondad, misericordia y amor a dictado un plan sencillo, práctico, al alcance de cualquier mente creer que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Enviado para ser sacrificado por el pago de todos los pecados de los hombres cometidos en su existencia, si tú crees que Jesucristo los pagó y te da la salvación, tu alma ha ganado la eternidad. Así de fácil y sencillo.
El hombre no debe buscar en la sabiduría del mundo para conocer a Dios, es un error por lo cual muchos se han desviado, el mejor tratado para conocer su voluntad en este tiempo, es la lectura del nuevo pacto o testamento que se encuentra en la biblia Reina Valera en su diferentes versiones. El mejor consejo espiritual que podemos dar a todas esas almas que inician su recorrido en el camino a Dios el Padre es que esperes la manifestación del Espíritu Santo en tu declaración de fe “Jesucristo es el Hijo de Dios”, de ahora en adelante no estarás solo, el Espíritu Santo habitara en ti para enseñarte y conducirte en una vida de victoria espiritual.
El antecedente a la iglesia de Jesucristo, fue el pueblo judío; ellos conocían a Dios; les fue transmitido por sus padres, bajo una ley y estatutos, reconvenidos por profetas, administrados por un orden clerical encargado de la aplicación de la ley, con un templo majestuoso de ofrendas y ordenanzas, más cuando vino el salvador que ellos esperaban, lo rechazaron y fracasaron, este suceso da inicio a que en todas las naciones del mundo se llenaran de esperanza que el Dios que creó los cielos y la tierra se derramara en amor por medio de su Hijo Jesucristo y hasta ahora después de dos mil años los hombres de todos los lugares del mundo son elegidos para conocer de este misterio. Es una verdad que nos mantiene ocupados en difundir para el servicio de nuestro Señor Jesucristo.
Y es que a la verdad, hablar de Jesucristo y ser parte de su majada es lo mejor que puede acontecerle a cualquier mortal, dado que se entra a un estado de gracia indescriptible. Tan solo llenarse de fe y se experimentarán esos momentos de sentirse cobijados por alguien supremo que nos lleve en amor y paz durante nuestra estancia aquí. La sabiduría de aquí es perecedera, la espiritual es eterna. Lo de aquí es solo un vago reflejo de lo que en realidad es, lo espiritual que sujeta a lo físico. La fe es lo que nos mantiene con el ánimo de vivir aquí, sabiendo que un día regresaremos al reino de Dios, en su eternidad, Amén.
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