Un gran consejo y enseñanza de nuestro Señor Jesucristo consiste en la importancia de mantener comunión diaria con el Padre. Algunas veces durante nuestra vida hablo como hombre en el cual Dios me convirtió en papá, es poco el tiempo que dedicamos con los hijos a tener una comunión íntima en el cual se pueda hablar de proyectos, planes, inquietudes o algún asunto que requiera un verdadero análisis de ambas partes y por ello, el desperdiciar este tiempo magnífico en otras actividades que consideramos importante y urgentes y que al paso del tiempo nos arrepentimos de no haber invertido el tiempo en esos momentos agradables de quietud y de oportunidad para hablarnos cara a cara y de corazón a corazón con nuestros hijos. No dejemos pasar esta oportunidad de vivir con nuestros hijos, sabrás que será de mucha utilidad y provocará un gran entendimiento en los propósitos familiares y por consecuencia en mantener la casa en paz, armonía y poniendo la vista en el Señor Jesucristo.
Los hijos de Dios debemos de escribir en la pared del interior de nuestra casa como está escrito en Lucas 11:17 Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae. Para recordar la importancia de que se mantenga en unidad y paz las relaciones de todos los integrantes del hogar, por muy diferentes que sean nuestras actividades o muy lejanas, tener en cuenta que nuestro Padre nos ama y nos ayuda a través de la obediencia a la palabra del Señor Jesucristo en quien es la fuente de la sabiduría e inteligencia en nuestro tiempo, aprovechemos al máximo la lectura del nuevo pacto para comprender lo que se requiere para tener una vida saludable espiritualmente y esta nos lleva a la pureza de nuestra alma y nuestro corazón.
El Creador del universo y de todo lo que existe es nuestro Padre el cual tiene preparada una vida la cual desea que nosotros pongamos la fe que Él deposita en nosotros las palabras del Señor Jesucristo y oigamos a su Espíritu Santo que mora en cada uno de sus hijos, de ahí nos pone en sumo gozo recordar lo que está escrito en Mateo 6:6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público, este versículo es de fe y esperanza en que debemos de creer para salir en victoria ante el mundo.
El Señor Jesucristo nos vino a revelar el nombre de nuestro Dios: PADRE es el lazo familiar más conmovedor que el Todopoderoso nos dispensó, porque resulta una figura conocida a nuestro entender y constituye un aliciente para confiar que Él está al pendiente de lo que nos acontece y te motiva a que le pidas su ayuda y apoyo, he escuchado hermanos que quieren ver al Padre como socio, amigo y otros lazos humanos, lo más correcto y lo que está escrito es que somos hijos ante su presencia y no debemos salirnos de este conocimiento profundo y de gran magnitud para una relación duradera.
Cuando se lee el versículo de Mateo 6:6 hay una revelación de confianza y amor que forma en nuestra mente una necesidad de buscar consuelo, apoyo, consejo o directriz para discernir un asunto que nos afana y preocupa. El Señor Jesús de inicio en su ministerio nos enseña una nueva manera de acercarnos sin grandes formalidades o procedimientos: la oración en secreto se revela como una estrategia anticipada para vencer todo obstáculo que se nos presenta al día siguiente: puede ser durante la noche o el día, en la majestad y reino del Padre no hay tiempo físico, lo importante es cerrar toda intromisión e intervención con el mundo, que nuestra mente y corazón este en el alma como uno solo, no hay nadie mas en ese momento en la existencia que nos rodea o de algo que nos interrumpa en nuestra comunión, hemos cumplido el ordenamiento dispuesto por el Señor Jesús, ahora el siguiente paso es orar al Padre en ese lugar recóndito y escondido, en el cual hay una quietud y serenidad donde debes volcar sobre Él tu ansiedad, tu preocupación, tu afán, tu problema, tu angustia, tu plan o lo que te oprima y te deje inerme a manos del enemigo de Dios, él es el que te interrumpe y no quiere que uses este tipo de comunión porque desea que siempre estés en derrota y sientas que no hay vida en el Padre.
Es la forma sutil de engañar y desviar a los oídos de que ser de Jesucristo y no serlo es lo mismo, es quien te empuja a los errores y a confiar en ti mismo, sin contar con la anuencia o permiso del Padre, siempre está a la expectativa de que te valgas por ti mismo y no sigas la palabra del Señor Jesucristo, te va a desviar a todo inclusive al antiguo pacto, para que te refugies ahí y dejes de ver los tesoros escondidos en su Hijo Jesucristo. Tú tienes que tener una mente renovada en Cristo, Él es tu salvador y sabe cómo derrotar al adversario de Dios, nadie más lo derrotó, él es ahora el nuevo conducto para ser escuchados por el majestuoso Dios. El atiende al que proclama su nombre en su presencia y está solícito para atender tus peticiones o solicitudes.
Y el Padre que ve en lo secreto te recompensará en público, la importancia de seguir el ordenamiento te produce una dicha de recompensa en público, esto quiere decir que la gente verá tu acción realizado por lo divino que procede del poder de Dios, El Padre ve lo más profundo de nuestro corazón él sabe todas las cosas de todos, no solamente de sus hijos, sino de todos las personas del mundo. Él es el todo poder y otorga el premio el haber atendido y comprendido la voluntad de su Hijo.
Lucas 18:1-8 1 También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, 2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. 3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. 4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, 5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. 6 Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. 7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? 8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
Transcribimos la anterior parábola dictada por el Señor Jesucristo sobre la necesidad de orar y clamar al Padre, aun cuando no es del dominio del presente tema si resulta importante presentar los versículos 7 y 8 de que Dios está presto para escuchar nuestras oraciones, por último la cuestión que nos hace llegar el Señor Jesucristo sobre los últimos tiempos de hallar fe en la tierra en su venida, se está cumpliendo al dejar de lado los ordenamientos que nos dejó para mantenerse en sabiduría en la salvación otorgada por su fe. Prueba y reconfórtate en la comunión íntima con el Padre por medio de Jesucristo. AMÉN