Los ancianos
Quizás es en esta edad de la ancianidad donde “el amarte a ti mismo” se cumple la forma de amar que se ordena; el cuidarte a ti mismo y quererte lo más posible es necesario practicarlo con la finalidad de amar al prójimo (conocer lo que es mejor para ti y no dar mucho trabajo a los que están a tu lado, sino que por el contrario hacer esfuerzos de apoyar a los descendientes en lo que las fuerzas y tu ánimo te lo permitan). Es una etapa de las más dignas a la que se debe llegar al cumplir sesenta y cinco años, de tener el honor y decoro de saber vivir en esta etapa correctamente, puesto que se comienzan a decaer las facultades físicas o mentales.
Puedes examinarte si todavía te puedes valer por ti mismo o ya requieres la ayuda de otras personas para tus traslados o suplemento de necesidades. Si se procura cuidarse en el evangelio de Jesucristo sin leudas o contaminaciones, es de mucha utilidad para los hermanos que nos rodean en la iglesia. Utilizando la analogía de las estaciones del año, esta etapa es el otoño, en el cual se van separando la productividad, efectividad, calidad de las habilidades y destrezas que se te habían dado. A los que el Señor tiene destinado pasar al invierno es un propósito claro de enseñar a las jóvenes generaciones que todo es vanidad y todo contexto terrenal es efímero y limitado.
En esta etapa de la vida en un ser humano se llega a una necesidad de evocación de tiempos pasados, lo que es una gran oportunidad de meditar y recopilar los errores, faltas, malas decisiones que se suscitaron en el trayecto de vida y contarlo a los que están contigo a que mediten las circunstancias para evitar males a fin de agradar Al que te salvó, dando de gracia a los jóvenes e inexpertos las herramientas que debido a la edad no se podrán usar más. Como a cualquier ser humano, se cumple un ciclo de existencia destinado por Dios y es hora de emprender una sana convivencia con la iglesia y mostrar el amor de un Padre que no te olvida en ningún momento de tu vida seas, niño, joven u adulto El siempre estará contigo, mucho más en esta etapa de la vida.
Como hijo de Dios por la fe en el Señor Jesucristo y habiendo participado de la sana doctrina del Señor Jesucristo debes estar en el consejo de los ancianos del presbiterio de la iglesia, si tienes poco en el evangelio según tu disposición puedes participar en dicho consejo y, si no lo hay, hay que formarlo para mantener el cuidado de que en la congregación estén haciendo conforme a la escritura del nuevo pacto. El consejo de ancianos es mejor entre individuos liberados ya del trabajo secular o aún activos laboralmente y que se encuentren sanos, para reunirse por lo menos una vez al mes y mantener funciones de vigilancia y servicios espirituales en la iglesia. Los que no puedan asistir, pueden hacerlo desde su casa y comunicarse por teléfono o internet inclusive por visita de otros miembros de la iglesia a su hogar.
Las tareas de los ancianos en lo espiritual son de mucha importancia para el Señor pues en el estado en que no hay mucho movimiento y hay reposo hay manera de meditar y reflexionar y esperar el anuncio por el Espíritu Santo de alguna situación o de una misión para la congregación. Si algún miembro con ministerio llega a esa edad deberá ceder la participación a los más jóvenes que él y participar en la brillante fase de formar el consejo de los ancianos, no son reglas escritas sino enseñanzas espirituales para vivir en el orden de unidad y amor en la que debe funcionar la iglesia para testimonio con los de afuera, el desarrollo de una vida en Cristo trae consigo una importante tarea de gran utilidad para hacer los últimos aportes de mantener cimentada, estructurada y adornada la casa de Dios que son los hermanos de las diferentes edades, géneros, ocupaciones que la componen; se enumeraran por orden de importancia:
Orar y velar: es la posición más útil en la ancianidad, significa el estar alejado de los afanes del mundo para entrar en comunión con el Señor Jesús y solicitarle por los miembros de la iglesia, la familia y que el Señor cumpla uno de los sueños que te ha proporcionado y velar por la seguridad y protección espiritual para los miembros de la iglesia, verás que esa trinchera será de mucha bendición para los hermanos de la grey.
Orientar y guiar: el buen consejo y la experiencia ayudan a las nuevas generaciones a comprender las sutilezas del enemigo de Dios que ataca a los miembros de la iglesia, dar sabias recomendaciones y recordar antiguos pasajes de la vida ayudan y estimulan a los jóvenes a perseguir nuevos anhelos para una sana vida espiritual.
Cumplimiento de ministerio: si durante tu etapa adulta tuviste un ministerio trata de cumplirlo aun cuando sea en una forma lenta y mesurada, el trabajo en la obra no hay pensión o jubilación, la energía es provista por el Espíritu Santo y siempre tendrás nuevas formas de servir al Señor.
Practicidad de dones y fruto de Espíritu Santo: si algún don o mas te fue proporcionado o si has sido revestido de algún fruto del Espíritu Santo sigue ejerciéndolo para la salud de los hermanos y para los que te rodean.
Vigilar la grey: los ancianos no puede estar ociosos en el lugar de congregación, deben de discernir a todo miembro de la comunidad y estar alerta de la intromisión de un falso obrero o un lobo disfrazado de oveja. La desconfianza es válida para los miembros de nuevo ingreso, sobre el apóstol Pablo hubo también desconfianza por parte de los hermanos hasta que les fue anunciado de su nueva conversión. Es necesario ponerla en práctica ya que muchas congregaciones son devastadas por admitir personajes que solo van a espiar la libertad de los santos en sus congregaciones. Los ancianos son los miembros aptos que pueden manejar esta situación por la experiencia en el campo humano.
La institución de los ancianos no es privativa de la vida de la iglesia en el pueblo judío se había establecido los ancianos como un órgano de consulta y vigilancia de las costumbres judías como lo podemos apreciar en los versículos Mateo 18.21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
Mateo 21:23 Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio esta autoridad? Y en Hechos 4:5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, como en Hechos 6:12 Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio.
Al final de cuentas no conocieron la visitación del Señor Jesucristo y continuaron en su hostigamiento hacia los primeros discípulos no cumpliendo con su cometido de orientar y guiar a los escribas y sacerdotes y también muchos de ellos se fueron con ellos al error.
Al principio en la iglesia de Cristo los apóstoles se valieron de los ancianos para imponer un orden espiritual solemne y de respeto continuando con la institución del cuerpo de ancianos la diferencia lo constituye que fue investido por el Espíritu Santo quien en su propósito fundamental guía a la verdad como se puede leer en los siguientes versículos:
Hechos 15:4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.
Hechos 14:23 Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.
Tito 1:5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé;
La labor desempeñada en la iglesia es la de establecer misiones como lo escrito en Hechos 11:30 lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.
Orar por los enfermos como se establece en Santiago 5:14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
Sus consejos y experiencias deben ser acatados por los hermanos de la iglesia como se establece en 2 Pedro 5:5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.
Los ancianos pueden caer en yerros y los que cumplen ministerio tienen la obligación de exhortarlos como dice en 1 Timoteo 5:1 No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos;
Los ancianos también deben ser ejemplo de conducta a ante la iglesia como se lee en 1 Timoteo 5:17 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.
Tito 2:2 Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia.
Tito 2:3 Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien;
Los hermanos que hayan conocido a Jesucristo en su juventud constituye un gran premio llegar a la senectud llevando un vida de fe y amor, los hermanos que conocieron al Señor en su periodo de adulto y llegan a la senilidad en Cristo es un logro de amor de nuestro Padre y a los hermanos que hasta el última etapa de la vida fueron rescatados por nuestro Padre reúnen la gran misericordia del Padre por sus hijos. El cuerpo de ancianos debe de establecerse en las iglesias de Cristo. Son el órgano en el cual se dispensa la sabiduría y transmisión de los conocimientos para lograr juicios y sueños sanos para vivir los últimos tiempos en Paz.
Haciendo una sencilla comparación entre la vida del hijo de Dios por la fe en Jesucristo y la iglesia, sería semejante a un castillo, gobernado por un Señor, el cual es Jesucristo.
El río que rodea al castillo es el Espíritu Santo, proveyendo recursos y agua de vida. La tierra sobre la cual se cimentó dicho castillo es la sana doctrina el nuevo pacto dada como dote por el Padre. Los pequeñitos en la fe son las plantas y animales que requieren ser cuidados por los más experimentados. Las puertas de dicha construcción es la confesión de que Jesucristo es el Hijo del Dios viviente. Los jóvenes de la fe son el pueblo que atiende las necesidades propias del edificio, su limpieza y manutención. Los adultos en la doctrina son como un ejército que mantienen el castillo a salvo de ladrones y extraños. Los ancianos, son las torres y los vigías que están en las torres para prevenir el ingreso de enemigos. Los apóstoles son los comerciantes que ingresan e intercambian riquezas espirituales con los habitantes del castillo. Los maestros, son los promueven y anuncian las reglas dictadas por el Señor dentro de las puertas del castillo. Los pastores, como la policía que asegura que dentro de los que habitan esta propiedad se conduzcan conforme al edicto del Señor. Los evangelistas, son como emisarios de otros castillos, gobernados espiritualmente por el mismo Señor. Los diáconos, serían los que al ser jóvenes, se encargan del buen mantenimiento y funcionalidad del inmueble.
Por tanto, nadie que se confiese creyente está sin quehacer: todos, como un cuerpo, tenemos algo qué realizar. Y los ancianos, con la sabiduría y experiencias tanto en la fe como en lo secular que poseen, son los proveedores que los jóvenes requieren para aprender y ser fuertes y victoriosos. ¡Bendito sea Dios y dichosos los que llegan a esa edad! porque no es de todos y la ancianidad en sí es promesa de vida, salud y fe, dadas las promesas a los hijos obedientes. El ser anciano en la iglesia es motivo de respeto, amor y obediencia; no como para señorío, sino como la época dorada para entregar todo el conocimiento recabado en las manos jóvenes antes de partir, cual herencia a los hijos amados. Que la paz del Señor Jesús esté en ustedes, Amén.