Labores espirituales para los ancianos de edad avanzada en la iglesia
- Cuerpo Editorial
- 1 nov 2014
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Actualizado: 10 dic 2020

El fin de la vida en esta Tierra para nuestro ser debe ser coronado como un acto importante, Debemos esperarlo casi con la misma alegría y gozo que sentimos con el nacimiento de un hijo, la celebración de nuestro matrimonio, reconocimiento de un buen trabajo realizado, cumplir las más altas expectativas de un viaje, la graduación de una carrera universitaria o la adquisición de un gran negocio o propiedad sea lo que fuere nuestro gusto en este mundo, para Dios la partida de sus santos de este mundo es estimada y bien ponderado ese traslado a la vida que nos tiene contemplado vivir.
Antes de ese suceso que esperamos todos los hijos de Dios en el cual el Espíritu Santo nos legó por medio del apóstol de la iglesia con la expresión: “el morir es ganancia” forma parte de nuestro anhelo de que la esperanza se vuelva una realidad y todo el tiempo que falte para llegar a ese momento se nos haga mucho tiempo. Hay que vivir una etapa en nuestra vida donde la pérdida total o parcial de funciones orgánicas y de habilidades, destrezas y movimientos de nuestros pensamientos, le podemos pedir al Padre que en nuestro lecho, silla o posición en el cual nos encontremos le dé sentido espiritual a nuestra vida para bendecir a nuestros hijos, familia espiritual y física, amigos y demás que nos acompañen en nuestros últimos años.
La intercesión es una actividad que se vuelve importante en la vida de los ancianos como está escrito en Filemón 1:9 más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo. Al rogar por Onésimo y su condición. En 2 Juan 1:1 El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad, y en 3 Juan 1:1 El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. Se puede escribir cartas pequeñas a los hermanos de gozo y estímulo para que continúen en la fe de nuestro Señor Jesucristo y se acuerden de que el Señor Jesucristo es pleno en todas las etapas de la vida de sus hermanos.
El recuerdo de tus acciones vienen a tu mente y evocarás lo que hiciste y se te demandó en tu vida como anciano es una despedida que debe de llevarse a efecto en el espíritu, ten confianza como la tuviste al haber leído y aprendido lo escrito en Hechos 20:17 Enviando, pues, desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia.
Hechos 20:28,31,32,34 y 35:
28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.
31 Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.
32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.
34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido.
35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir (leer en el mes de noviembre discursos del evangelio de Jesucristo)
Aplicar la escritura del nuevo pacto tiene un gran mérito en el Señor Jesús y los hijos de Dios tenemos la ayuda del Espíritu Santo para vivir en el Señor Jesucristo nuestra vida, proponerse a seguir su palabra es la labor espiritual que recordarás con gozo y te deleitará en tu partida que has cumplido con la ayuda de su amor y misericordia.
Y es que amados hermanos míos, el fin de esta vida no debería ser un momento de luto o tristeza, como el mundo lo hace, sino de alegría y gozo, porque uno más de los que confesó el Santo Nombre del Señor habrá llegado al fin al paraíso, a comenzar a vivir la vida eterna con Aquél que nos escogió y amó primero. Sí, es difícil acuñarlo, porque en parte somos carne y la carne se duele al ser débil, pero también poseemos el Espíritu, que nos habrá de consolar y alentar a que nuestro momento sea de gozo.
Porque ¿Quién no añora tiempos mejores en estos días? ¿Los que vivimos lejos de casa, extranjeros? ¿Los que padecen enfermedades de mucho tiempo? ¿Los que no tienen alguna parte de su cuerpo? ¿Los que padecen de fuertes situaciones económicas adversas? Si el retornar a casa, la sanidad, alguna prótesis o cirugía de restauración o recuperación económica son motivo de gozo, ¿por qué no lo sería el regresar con nuestro Amado Padre y Creador por la gracia de su Hijo nuestro Señor Jesucristo? Pero la parte carnal es la que se niega a morir, mas el alma y el Espíritu añoran retornar a su fuente de vida. ¡Qué mejor heredad que estar en la presencia de Cristo! Amén.