top of page
Foto del escritorCuerpo Editorial

Los santos


Al recordar la expresión “Dios es Santo” todos pensamos en pureza, bondad, aborrecedor del pecado y otros atributos más que nos hace meditar nuestra mente carnal, sin dar oportunidad al Espíritu Santo de revelarnos el significado de la expresión: es santo porque humanamente no se puede alcanzar, no se puede tocar, su lugar es inaccesible para la visión humana corpórea no es de este mundo, él lo hizo, lo ama pero no permite lo carnal en su espacio y tiempo de majestad, solo tenemos acceso a Él por su Espíritu Santo. De ahí la importancia de estos tiempos de reconocer la vida de su Hijo Jesucristo en su misión salvadora de este mundo y nos ha dejado su espíritu para obtener en este tiempo precioso de gracia el vivir una plena comunión en esta vida con poder, amor, frutos que proceden del orden divino para establecernos como sus hijos. No hay secretos o doctrinas teológicas, solo hay entendimiento espiritual en nuestras mentes y corazón renovados.


En una mala interpretación se produjo el gran error en el significado de la palabra Santo al transmitirse al conocimiento de ciertos creyentes que dieron vuelo a su ignorancia y desventura a la fantasía al suponer que el vocablo santo significaba una posición arriba o encima de los hombres en común por tener ciertas características especiales en la mayoría de los casos falsos y contradictorios en ciertos personajes de los dos géneros y que podría ser digna de imitarse en la voluntad humana trayendo por consecuencia un gran número de relatos de la vida de hombres y mujeres a los cuales se les considera un don especial que están lejos de pertenecer a los asuntos divinos del Padre y de la doctrina del Señor Jesucristo.


Si analizamos en el diccionario la palabra santo se pueden encontrar definiciones: -Perfecto y libre de toda culpa, dicho de una persona de especial virtud y ejemplo que está especialmente dedicada o consagrada a Dios-. Un Santo es aquel hombre o mujer, que ha sido distinguido por alguna tradición religiosa como consecuencia de sus presuntas relaciones especiales con las divinidades y también por haber sido en vida un ejemplo de entrega y solidaridad para con su prójimo. Y es obvio que en todas ellas no concuerdan con la sana doctrina de Jesucristo que en su nuevo pacto establece. Pero entonces según las escrituras ¿Quiénes son los santos? En el nuevo pacto dicho cuestionamiento es sencillo de contestar y solo apelamos al buen entendimiento de nuestros amables lectores de nuestro blog los santos son todos aquellos que han recibido al Espíritu Santo, por declarar que Jesucristo es el Hijo de Dios. Esta sabia verdad es solamente para los que creen en esta declaración de fe, los religiosos y aquellos que viven del evangelio procuran esconder las verdades de nuestro Padre y complicarlas para ponerse al frente de un gran auditorio y obtener reconocimiento económico y de pleitesía por parte de sus seguidores.


La santidad pertenece a Dios: sus cosas son santas, sus disposiciones, sus mandatos, sus caminos; sus seguidores son santos. En el antiguo pacto los que confiaban y lo obedecían eran sus santos y no tan solo eso en Lucas 2:23 (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor). El concepto se entiende apartado para el Señor.


Leamos lo que dice la escritura en el nuevo pacto de los santos


Está escrito en Lucas 1:35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. La santidad envuelve a Jesucristo en la profecía y en la realización de su vida con su misión y visión de la iglesia, el Espíritu Santo lo santifica y la verdad gloriosa para los hombres se profetiza será llamado Hijo de Dios.


Está escrito en Marcos 1:24 diciendo ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios. Los demonios temen a Jesucristo, en la actualidad sigue igual el mismo temor ¿acaso lo saben los Santos?


En el libro de Hechos de los apóstoles hay referencias en la que el apóstol Pablo es mencionado perseguidores de los santos como se puede leer en Hechos 9:13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y en Hechos 26:10 lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. Hasta esta referencias ya había santos y ellos no eran producto de una imaginación de erudición, comportamiento puro, o vida sobrenatural, los santos eran creyentes envueltos en la vida de Jesucristo.


Romanos 1:7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Y en 1 Corintios 1:2 se expresa esta salutación: a los que residen corintios los llamados a ser santos los llamados a creer en Jesucristo es la voluntad expresa de Dios él nos hace santos por su voluntad con su fe y por su espíritu. Lean el siguiente versículo en Romanos 8:27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.


Presentamos algunos versículos que hablan de los santos en su misma época y que por el hecho de profesar el evangelio de Jesucristo y conducirse en la iglesia de Cristo son santos.


Romanos12:13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.


Romanos 15:25 Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos.


Filipenses 4:21 Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo os saludan.


Dios nos ha investido de un poder de juzgar todas las cosas en Cristo Jesús. Es una realidad que debe ejercitarse en la vida de los hijos de Dios tanto en las cosas espirituales como en las de este mundo así lo escribe el apóstol Pablo en 1 Corintios 6:2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?


Se menciona en 1 Corintios 7:34 Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. La santidad tiene un apartado especial para el Señor Jesús, el cuerpo, el alma y el espíritu son para él, la santidad es la práctica constante de apartarse del mundo y la carne, no en forma ascética ni mortificando a la carne sino dando testimonio de que el Señor vive en nosotros.


Tremendo juicio el dictado por el Espíritu Santo en 1 Corintios 3:17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. La vida en este mundo es efímera, hemos sido enseñados que la mejor vida está por venir en la eternidad, no nos aferremos a la vida en este mundo, el que nos destruya está condenado a un juicio mayor, mantente en la fe del Señor Jesucristo.


La carta a los efesios es una compilación de excelentes nuevas a la iglesia, es la carta socorrida a los santos que buscan en el nuevo pacto la gloriosa manifestación de la iglesia por el amor de Jesucristo que le tiene. Está escrito en Efesios 1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, todo está hecho solo venimos a cumplir la profecía de aquel que nos llamó. Leamos: Efesios 3:17-19 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Alguna declaración más esperanzadora para los que se encuentra en la iglesia de Cristo, ciertamente está llena y completa la más alta expectativa de su propósito en nuestra vida.


La promesa de su venida es el anhelo ardiente que guardan los santos de todas las edades de la iglesia como la que se escribe en 1 Tesalonicenses 3:13 para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos. No contaminarse con el mundo, es difícil no convivir con el mundo pues es la realidad a nuestros sentidos, pero el Espíritu Santo nos guarda de toda contaminación, carnal o espiritual. Es la practicidad diaria de nuestra santificación, quita lo místico, esotérico, ascético de vivir una vida separada del mundo físicamente, la vida de los hijos de Dios es libre y testimonial, qué ejemplo daremos en el mundo practicando el encerramiento, brindemos al mundo la oportunidad de ver lo que hace el Señor Jesucristo en nuestras vidas, esa es la santidad que el Señor quiere y no los conceptos religiosos de hombres engañadores que perturban y pervierten el camino de la salvación.


Recordemos parafraseando la sentencia de nuestro Maestro, aquel que esté libre de culpa y pecado levante la mano, ciertamente nadie la levantaría porque si los pecados que cometiéramos fuera la desaparición de nuestros órganos, solamente estarían células en nuestros organismos. Hipócritas y mentirosos los llamaba el Señor Jesús a los religiosos de su tiempo ¿cómo los llamaría ahora? Judas un judío de pura cepa escribe en su carta Judas1:3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Es la fe en el Señor Jesucristo producto de un gran amor que nos dio el Padre es que somos salvos y contendamos ardientemente los santos por proclamar el evangelio: JESUCRISTO ES EL HIJO DE DIOS Amén.


Ser de los santos podría equipararse a pertenecer a una sociedad específica de seres humanos sin restricción alguna. El punto de unión es la confesión y el creer que Jesucristo es el Hijo de Dios. Otra similitud es que guardan en mayor medida sus corazones de enredarse en las cosas vanas del mundo para buscar los intereses del reino espiritual de Dios. No es la apariencia física de pobreza o miserable, no es la imagen demacrada de ayunos y llantos exagerados, tampoco el ser ermitaños y andar escondidos físicamente de las personas. Mucho menos el andar haciendo ademanes, imitando posturas, gesticulaciones y hablando hipócritamente como personas de paz. Tampoco pregonar o hacer notar las “buenas obras” que hacen con ciertas personas. Todo lo contrario: Personas mansas, sencillas, discretas que distinguen el bien (practicarlo en todo lo posible) del mal (para alejarse en lo que sea posible), que andan en medio del mundo y sus tentaciones y son capaces de refrenarse y mostrar la luz del testimonio en medio de la oscuridad. Ésos son los verdaderos santos. Y tu, si lo deseas, puedes ser de los santos (as). Y no necesitas aureolas ni beatificaciones, sino al Espíritu Santo dentro de ti te lleve qué hacer, a dónde ir y qué decir en tu localidad. Amén.

bottom of page