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Foto del escritorCuerpo Editorial

Editorial 24


La gracia y misericordia de nuestro Padre y la paz del Señor Jesucristo en vuestro espíritu.


Empezaremos con el relato de un hermano que hablaba de la fe. Nos explicaba a un grupo de hermanos, que el hombre al caminar por valles, montañas y ríos (la vida) le parece correcto todo lo que hace, pero un día tropieza y cae al abismo (problemas, crisis existencial, angustias etc.) como un ser semejante a Dios rápidamente saca sus habilidades y se coge de una rama que se encuentra en la ladera de ese abismo que no le permite caer, se ve solo, sin nadie quien le ayude y mira al cielo, el precipicio, la rama y todo su entorno y es cuando se acuerda que alguien hizo todo lo que lo rodea, en ese momento clama por el Creador de todo y de él mismo y grita desesperado: “SEÑOR, ¡Ayúdame! ¡Mándame ayuda por favor, un ángel! ¡Sé que tú existes, tú me hiciste, lo sé!” Y como siempre el Señor escucha la invocación a su nombre, envía un ángel a auxiliarlo, como un mensajero del gran Dios, se aparece en la escena del hombre en desgracia, que lo mira atónito.


-¿Eres tú un ángel de Dios?- dijo desesperado el hombre


-Sí, soy un ángel del Creador de los cielos y de la tierra y de todo lo que existe en ellos-


- ¡Ayúdame, necesito que me lleves a un lugar seguro!-


- ¿Crees que tengo el poder para ayudarte?- le preguntó el ángel


-¡Sí creo! Porque invoqué el nombre de Dios y me escuchó- siguió el hombre diciendo


- ¿Crees que deseo ayudarte?-


-¡Sí! porque Dios es bueno, amoroso y misericordioso- el hombre seguía aferrándose con todas sus fuerzas a la rama pues era lo único que lo sostenía para no caer al abismo


El ángel entonces le dijo: si crees que me envió el Señor, que puedo y deseo ayudarte entonces suéltate.


Este sencillo relato nos ilustra en la fe que debemos obedecer, hacemos muchos pasos en el camino, tenemos algunos conocimientos pero a la hora de aplicar la fe se desvanece nuestra relación con Dios. La rama es el mundo, el género humano confía en el mundo engañado por el enemigo de Dios y por su necedad e insensatez, no se quiere soltar. La fe es creer sin haber visto, el universo fue hecho con el poder de su palabra. Dios es fe, proclama y se hace y es perfecto porque la labor la hace su Espíritu, la palabra es su Hijo y su palabra da vida a todas las cosas.


Así como el hombre del relato, aférrate a la fe del Señor Jesús, no al mundo. Cree en la palabra del Señor Jesús que se encuentra escrita en los cuatro evangelios, léela o asiste a un lugar en el cual se predique a Jesucristo y su sana doctrina. Amén.


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