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Amor de Jesucristo por la iglesia

Un verdadero amor en toda la extensión de la divinidad contenida por muchos siglos para este tiempo es el que ahora tiene Jesucristo por su iglesia, es producto del plan que tiene Dios para demostrar el porqué de su creación, el probar que su gloria, majestad, imperio, magnificencia no tiene paralelo con su creación, como dice la escritura todo es sombra para lo que ha de venir.


Jesucristo ha prometido venir por su novia para celebrar las bodas del Cordero, en esta estancia desde sus inicios la iglesia espera su venida para ese momento glorioso del encuentro con su novio, una cita que muchos tienen por tardanza pero habrá de realizarse. El pueblo judío esperaba su Mesías pues era la respuesta de Dios a su necesidad, pero a su nueva disposición lo rechazaron, no aceptaron ese nuevo concepto de Mesías, humilde, manso, sin poder terrenal, contado entre la estirpe humana, sin brillo humano como los que tienen poder y dinero. Y esa generación mantuvo en larga espera las generaciones postreras que aun pasados muchos siglos esperan su Mesías, pero antes se ha de celebrar las bodas del Señor Jesucristo y su iglesia, en ese momento se oirá el crujir de dientes de todos aquellos que rechazaron la oportunidad de ser investidos como iglesia de Jesucristo en la tierra.


Será un tremendo evento espiritual que no tiene comparación el punto de vista de nuestros sentidos, en la visión espiritual será un momento eterno que ha sido esperado y en el cual todos los santos participarán como uno solo para formar la iglesia, digno de esperarse y de vivirlo. No hubo mejor analogía para describir este suceso que la celebración de una boda, en la humanidad es bien sabido lo que significa el desposamiento emocional y físico de un hombre y una mujer (queremos dejar muy claro que por cuestiones tradicionales, sociales y fantasías absurdas las bodas acaban por ser un evento triste y malos recuerdos en la mayoría de los casos).


Una boda en realidad es el compromiso y sello de un amor puro entre un hombre y una mujer, una entrega del uno para el otro sin reservas, se convertirán en uno, un mismo pensamiento, un mismo deseo, un mismo plan, una misma obediencia, una misma reglamentación, un compromiso de realeza y pureza, una misma fuente de sabiduría, una cabeza que respira libertad, un deseo para darse gusto y que se vuelva incontenible cada día que pasa, un inicio lleno de amor con un final mejor todavía, que nos servirá para encontrar en el amor una respuesta a los devenires de la vida y a los futuras adversidades.


La boda en la humanidad ha sido deformada por el maligno, él quiere que pienses que el amor no existe, es utopía, es un engaño que no se puede vivir, que el amor no es nada y que es todo para perderse, que los hombres, que las mujeres, que los hijos, que las necesidades económicas, sociales, sentimentales y muchas mas no se requieren. Y se termina con el corolario de imposible que exista el amor entre un hombre y una mujer, el plan del enemigo es destruir lo que Dios hizo por amor.


¿Por qué lo hace? ¿Qué sentido tiene que no vivamos el amor plenamente entre un hombre y una mujer? ¿Por qué utiliza la mentira y trata de engañarnos en que vivir en desacuerdo y haciendo lo que a cada quien convenga es mejor? La respuesta es sencilla pero su desglose es algo complicado, el enemigo de Dios no quiere que en tu mente y corazón produzcas amor, él hace todo para que no conozcas la esencia de Dios, con la finalidad de mantenerte alejado espiritualmente y no tengas conciencia, no participes en el suceso más importante de la eternidad; las bodas del Cordero con su iglesia. Doble afán de desviarte de los propósitos más encomiables de nuestro Padre, en lo terrenal para que seas desdichado y vivas oprimido y engañado, en lo espiritual para que tu esperanza sea vana e inútil. Esto es muy importante mencionarlo porque si no comprendemos la analogía en lo terrenal, ¿Cómo entenderemos este misterio en lo espiritual?


Los hijos de Dios por la fe en el Señor Jesucristo nos hemos mantenido en el amor, en obediencia a su palabra, a pesar de tanta distracción del enemigo de Dios para no tener nuestra visión en la futura boda del Señor Jesucristo y su iglesia. En la primera generación de los apóstoles las madres de familia de los creyentes fueron enseñadas por el espíritu a enseñar a sus hijas amar a sus maridos, algunas se irían a casar, otras no, lo importante es que se conociera la vocación de amar en la institución del matrimonio. Esta importante recomendación e instrucción formaba parte de la incipiente iglesia, en el transcurrir del tiempo se perdió la obediencia de este precepto, así mismo dio pie a exagerar en la conducción del hombre sobre la mujer en el matrimonio, ¿Dónde y cuándo? Se empezó con el deslizamiento de la palabra apostólica, (lo veremos en el blog de enero) solo diremos que el Espíritu Santo ha enseñado a guardar la palabra del Señor Jesucristo en la palabra escrita en el nuevo pacto ya que en este se encuentran considerados; los fundamentos de vivir en el espíritu, amar, tener fe y esperanza como básicos para tener acceso a sentir todo su amor en nosotros.


Se lee en Juan 10:17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. El sacrificio del Hijo es una gran cadena de amor, es una victoria del Hijo sobre el enemigo de Dios, el gran plan de nuestro Padre es buscar la salvación, la hizo el Señor Jesucristo, al dar su vida por nosotros, en un amor del Hijo al Padre y del Padre al Hijo, en este sacrificio el Señor se hizo pecado delante de Dios y llevó todos los pecados de todas las generaciones de los hombres que han existido, ese gran amor del Señor Jesucristo es para toda la humanidad y los que creen esta verdad su iglesia nos derrama y prodiga su amor en todo acto de nuestra vida. En Efesios 5:2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Está escrito en Apocalipsis 1:5 y 6 5 de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, 6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria. Qué gran cargo y honorifico legado nos ha otorgado el Señor Jesús a los que le amamos, es indudable leer el siguiente versículo en Juan 15:9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Para estar en su perfecta voluntad y presentarnos con él en la celebración de las bodas.


Está escrito en Juan 13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. Ser del Señor Jesucristo nos demanda vivir en el amor, es una gran lección y esa lección la tenemos que poner en práctica constante en nuestro vivir, el amor del Señor Jesucristo por su iglesia es un signo inequívoco que estamos en el verdadero y como Señor tenemos la facultad de amarnos como una esencia de nuestro organismo, es un mandamiento, el Señor no lo pone a consideración, nos ama y tenemos que amar como él. Lo confirma en Juan 15:12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Y lo clarifica aun más en Juan 14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y Juan 14:21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. En Juan 15:19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. No nos engañemos: estamos en un mundo en que los que somos del Señor Jesucristo no somos bien aceptados, las personas que nos aceptan Dios les pone en su corazón esa aceptación, el mundo nos aborrece, el mundo produce hipocresía, falsa moralidad, doble cara, ellos aman lo suyo: el mundo y las cosas terrenales. Los hijos de Dios estamos como testimonios vivos de que el Espíritu Santo de Dios mora en nosotros para el bien de los que nos aborrecen.


El parámetro principal que nos señala como hijos de Dios por la fe en el Señor Jesucristo es vivir en el Espíritu Santo, el primer fruto que produce en nosotros es el amor, así lo establece en Gálatas 5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe. No es posible que los hijos de Dios no prodiguemos amor, estamos hechos para el amor, somos producto del amor, tenemos la esencia divina del amor de Dios, si no lo practicamos estamos en serio dilema, si no sabemos lo que es el amor es un problema serio, algo no está funcionando en nuestras vidas y hay una manera desordenada de vivir, es necesario revisar nuestros rudimentos y fundamentos de nuestra fe y de los conocimientos adquiridos de Dios, el Señor Jesús nos pide, el maestro Jesús nos enseña, nuestro Salvador nos indica el método de salvación, el obispo de nuestras almas nos revela, el Pastor nos guía al amor. Tenemos que comprender y entender la nueva vida que nos han otorgado, antes que se ejerza el derecho supremo de corregirnos como está escrito en Hebreos 12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.


Debemos siempre recordar que en nuestra nueva vida es dar y ofrecer testimonio ante el mundo de su gran amor por nosotros así está escrito en 2 Corintios 5:14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; el verbo constreñir tiene dos acepciones, la primera restringir y la segunda obligar debemos leerla como obligar ya que su sacrificio es de gran valía para la salvación de los hombres. Jesucristo ama a su iglesia, ama a su cuerpo es un gran conocimiento experimentar, sentir y vivir su amor por nosotros porque estamos cerca de la gran profundidad de sus conocimientos, hay una gran oportunidad de vivir ese amor y es que debemos practicar el amor espiritual con todos los que nos rodean se lee en Efesios 3:19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Si tú vives el amor tendrás que reconocer que aquellos que pervierten la palabra y la divulgan diciendo de no cometer pecados, no está en ellos la palabra de Dios. Nos ha sido enseñado por el Espíritu seguir este versículo en Romanos 8:35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Romanos 8:37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.


La frase de gozo y júbilo para los hijos de Dios: Jesucristo te ama, es para la iglesia, la oración de esperanza para los inconversos: Jesucristo pagó por tus pecados, si no creen, no les interesa o no entienden tiene un gran problema con su vida. A todos los varones casados que lean este blog la figura del matrimonio es una analogía perfecta para comprender el amor que tiene el Señor Jesús para su iglesia, es una práctica constante el vivir con las esposas de cada quien diariamente, el comportamiento de las mujeres en mucho tiene que ver el comportamiento de la iglesia con el Señor Jesús, considera lo que te digo, el amor de Jesucristo debe de estar en el amor que le tienes a ella, debes ejercitarte en la paciencia, en la comprensión, en la tolerancia en tu relación con ella, sin descuidar que tú eres la cabeza de ella, no cedas el mando nunca, no es correcto delante de Dios, en muchos de los casos particulares los brotes de rebeldía, insatisfacción en lo material y desobediencia es un claro ejemplo que en algún asuntos estamos fallando en los intereses del Señor Jesús, un versículo de muchos que podremos encontrar en el nuevo pacto es el que se lee en Colosense 3:19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. El Señor Jesús nos ama permanentemente y solo nos disciplinará cuando realmente somos dignos de reprensión, no seamos ásperos, podemos decir duros o tiranos antes bien tratarla como cuando la conociste, tienes el amor de Dios, aplícalo en tu mujer, el Señor Jesús ama a su iglesia y espera el tiempo de celebrar las bodas, hagamos las cosas que nos indica el nuevo pacto y en ese día nos gozaremos en el Señor Jesús como está escrito en Apocalipsis 19:7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y Apocalipsis 19:9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. Amén.




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