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He aquí más que Salomón en este lugar


Declaración temeraria y con gran consecuencia para la generación clerical judía de fariseos y escribas, el Señor Jesús vino por su pueblo, por el pueblo del Padre. Dios es amor, recuerda las promesas a sus siervos para su pueblo, pero en ese tiempo el pueblo judío era ignorante pues lo habían inutilizado para saber de los tiempos y conocer la esperanza de gloria que venía sobre ellos. He aquí un ejemplo: son los apóstoles que eran rudos y comunes, no eran avezados en la escritura pero reconocían algunos a Juan el bautista quien provenía de Dios.


Años más tarde el apóstol Pablo escribía por el Espíritu la siguiente declaración en 1 Corintios 1:25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. El amor del Padre que ha dispensado al pueblo judío es una demostración al anterior versículo, no obedeciendo a su mandato para esta generación al final de los tiempos los salvará y restaurará, aun cuando esa generación desconoció su gran tiempo y se maldijo así mismo, qué tremendo el pueblo de Israel y qué distinción tan grande ha hecho el Padre para su pueblo y qué terquedad de muchos de ellos que todavía siguen esperando su Mesías.


Debemos reconocer el gran amor de Dios para con nosotros al ser enviado su Hijo Jesucristo a morir en crucifixión por las naciones gentiles y que siglos después llegara el evangelio a nuestra nación y unirla a través de la iglesia en un plan perfecto de salvación. Pero ahora también es desechado por hombres sin temor a Dios y totalmente engañados por el enemigo, estas consideraciones son importantes para explicar la declaración vertida a los religiosos de su tiempo.


Salomón solicitó sabiduría de parte de Dios, quien al haberla solicitado de corazón lo colmó de sabiduría para gobernar su pueblo y de grandes riquezas materiales, fama y poder. Salomón es un ejemplo de pedir sabiduría y recibirla, los hijos de Dios también podemos solicitarla como se establece en Santiago 1:5-6 5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra, o dejarnos guiar por el Espíritu Santo que mora en nosotros.


Jesucristo conocía que Salomón era leído por los religiosos de su tiempo, sabía que su sabiduría provino de su Padre, pero se estableció una nueva directriz en el propósito de Dios en aquél tiempo y es que ahora Él sería la nueva sabiduría para gozo y salvación de los hombres de ese tiempo y los postreros, vendría a dar su vida, a cumplir un pacto de amor y misericordia, para lo cual ya no hay señales, pues ya estaba escrito, incluso ya está profetizada su venida, así que el siguiente paso era y es CREER en ÉL. Las señales se hicieron para el pueblo, no para esa camada de religiosos impostores que eran guiados por el enemigo de Dios. Si los judíos de hoy, con todas las manifestaciones, testimonios, historia, pruebas, disciplinas, no quieren Creer en Jesucristo son iguales a los religiosos de esa generación.


Sabemos lo que es pertenecer a una religión y lo difícil que es salir de ella, entendemos al pueblo judío, pero hay que salir para agradar a Dios y hacernos al Cuerpo de Cristo establecido en la tierra, aun así ellos esperan en Dios y en el Mesías y con esa esperanza se vendrán los últimos tiempos.


Por hoy la iglesia recoge el conocimiento que el Señor Jesucristo es la verdad que envía Dios para salvación de los que en el creen. Todos los tesoros del conocimiento de Dios son en y del Señor Jesucristo. La sabiduría prodigada a Salomón es buena para los asuntos terrenales, la sabiduría de Jesucristo colma cualquier asunto en la tierra o espiritual. En Él estamos completos, así escribe a la iglesia de Colosas el apóstol Pablo en Colosenses 2:9-10 9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, 10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. Dejemos pues la lectura del antiguo pacto, miremos a Cristo solamente leamos el contexto de esta declaración en Mateo 12:42 La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar.


En Cristo dice el apóstol Pablo a los Colosenses 2:3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Escondidos están, pero hay que buscarlos, localizarlos y encontrarlos por el Espíritu, por fe, por la obediencia y a través de la lectura del nuevo pacto tienes acceso a todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.


Lo inexplicable es ¡Cómo para aquellos necios e insensatos que tienen cierta fama en la ciencia o en la filosofía yerran y se hacen ignorantes al poner al Señor Jesucristo con otros personajes humanos y hacen comparaciones! Lo anterior, se hace del conocimiento porque no vienen al caso mencionarlos, no son dignos de insertarlos en el presente tema, la vida y obra del Señor Jesucristo no puede ser comparada con la vida de ningún hombre. Antes todos los hombres habrán de dar cuenta en el juicio final ante Él. Ahí se les recordará sus insensateces y sufrirán su castigo eterno.


Como final y recapitulando lo anterior, Salomón existió como testimonio de que el hombre puede ser sabio, pero a través de fe y por medio de la provisión de Dios. Salomón, su vida y su legado representan la sabiduría de lo terrenal, la pericia de administrar todo lo creado basado en el conocimiento provisto por el Creador y para gozo y paz de los hombres. Más Jesucristo, su vida y su legado, representan la parte espiritual de esa sabiduría provista por el mismo Dios que siglos antes escuchó al rey Salomón. Nos otorga la habilidad de saber vivir la vida en Cristo y administrar las riquezas espirituales basado en la misma premisa de haber creado al hombre y su alma, para hallar gracia y salvación de la misma.


Por lo tanto he aquí más que Salomón en este lugar, porque lo espiritual incluye a lo terrenal. El Espíritu Santo, artífice de semejante proeza, nos enseña a dar testimonio aquí en la tierra y ser motivo de gozo allá en los cielos, pues administramos tanto una cosa como la otra por amor a quien se entregó por nosotros, el Hijo, nuestro Señor Jesucristo. El fue quien nos reveló el camino y unió tanto a judíos como a gentiles.

Amén.

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