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Libertad en los hijos de Dios


Está escrito en Lucas 4:17-19: 17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año agradable del Señor.


La libertad es una nueva característica de vida para los hijos de Dios. Desde la profecía hecha por Isaías, se estableció que las reglas de nuestro Padre para el nuevo pacto tendría grandes diferenciadores con el antiguo y más aun la opresora engañadora religión que los atase a voluntad humana y ritos sin el sentido verdadero que los antiguos siervos le profesaban a Dios. El clero judío, a través de tradiciones y costumbres siempre contrarias a Dios, fueron imponiéndose y desterrando la voluntad del Padre. Gracias a esto toda la nación israelita estaba corrompida y fuera del orden espiritual que demandaba nuestro Padre, se les olvidó que los libros de Egipto (el mundo) había que aprender oficios terrenales para formar una ciudad (Jerusalén) ese era el propósito sabio de Dios. En nuestra vida es de sabiduría también lo que nos pasa a los hijos de Dios requerimos lo del mundo y luego deshacernos de sus maquinaciones y engaño.


El pueblo estaba cautivo y oprimido… Había qué terminar ese estado que ahogaba la vida plena con Dios. Él ama a su creación y la libertad de vivir en Él es tal que no hay yugos, cargas pesadas, espacios reducidos, tiempos establecidos. La libertad es la nueva vida para el creyente y solamente el Señor Jesucristo podría con ese mensaje y establecerlo con poder; los profetas fueron escuchados pero no obedecidos, los desecharon pues su poder y autoridad no les hizo mella y se apartaron de la voz y voluntad de Dios. La religión no es buena porque es atadura al alma y deleita a la carne en un estado de hipocresía y mentira. La libertad en el Espíritu te fortalece y te hace mover como el viento, con un sentido de obediencia y seguridad que nada te apega a este mundo, que el ir es imprescindible para vivir y no son vistos por el ojo humano sino por el Padre que está en ti y contigo.


En el evangelio de Juan, Jesucristo determina en una plenitud de vida el siguiente mensaje de libertad, lo hace sublime en palabras entendibles en un claro ejemplo del amor por su pueblo. En está escrito Juan 8:31-32 31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. No hay excusa o pretexto, el evangelio se proclamó en el Israel judío y no lo quisieron recibir, más adelante en Juan 8:36 dijo: Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.


Lo que el pueblo judío rechazó es la palabra de su Dios, se cansaron de seguir sus preceptos; la generación mala, perversa y adúltera había llegado al límite de su paciencia. Los planes que tenían en su mente y su corazón no comulgaban con los de Dios y habría que romper con ello: no recibieron a Jesucristo como su Hijo y el Mesías. Por tanto, el no atender el mensaje del nuevo pacto terminó con ellos una etapa de comunicación con nuestro Padre, pero Él en un claro ejemplo de amor, los volverá a su redil en un futuro ya no muy lejano, para que sea notorio el inmenso amor dispensado para su pueblo.


La iglesia de Dios toma para sí esa buenaventura rechazada y la hace propia en los inicios de su testimonio ante el mundo: vive la libertad. Es enseñada a vivir en libertad, la sujeción es a Jesucristo y su palabra, en cuanto a su forma no hay fondo; el amor, la fe y la esperanza se dispensan sin límites y no hay fin. Hace suya en su condición de debilidad la solicitud que nos enseña el señor Jesús en Mateo 6:13 Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. (En el mes de noviembre hablaremos del tema “Líbrame Señor Jesús”) El Padre tiene el poder, el reino y la gloria y nos libra del mal para hacer el bien, no para hacer lo malo.


Hay un error doctrinal entre algunos hermanos que no han vivido en el Espíritu al considerar que una vez que conocieron a Jesucristo ya no van a pecar o si pecan hay un castigo eterno de condenación. Ellos mismos por su boca son juzgados y si cometen pecados les espera un pseudo-castigo de Dios aquí en la tierra y los despoja de su salvación. ¡Qué terrible creencia! Y no se explica el evangelio que predican, en la carta de los Romanos 6:18 se lee: y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. También se lee en Romanos 7:6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.


El Espíritu te enseña que hagas la promesa de las buenas nuevas para los hijos de Dios como dice en Romanos 8:21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.


Somos libres, vive la libertad, no hay más que fluidez en los hijos de Dios en 2 Corintios 3:17 dice: Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.


Degusta este versículo en Gálatas 5:1 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. Somos libres del pecado, nuestra nueva condición es que los pecados los pagó Jesucristo y si te aferras a la doctrina del Señor Jesucristo por el Espíritu no vas a pecar y si pecas glorifica a Dios, tenemos abogado en el Señor Jesucristo.


Mira lo que dice un judío creyente Santiago 1:25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. La libertad no es para hacer lo malo, es para que no te limites en hacer el bien, deja de preocuparte por pecar y haz el bien a los demás, no te esfuerces en no cometer pecados porque no lo vas a lograr, vive en Cristo y recuerda lo que dice 1 Pedro 2:16 como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.


La libertad es para hacer el bien, para vivir en amor, fe y esperanza, si tu enseñas la libertad para hacer lo malo 2 Pedro 2:19 Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. Aun cuando estos dos versículos son de otro tema los incluímos en los que descansamos los hijos de Dios y los conocimientos que han sido administrados por el Espíritu porque nosotros no podemos en esta carne en 2 Pedro 2:9 sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; y en 2 Timoteo 4:18 Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Porque ¿qué es la libertad sino el poseer el libre albeldrío de ser y estar (en el Señor)? Pues lo que el Señor quiere, amados míos, es que dejeís de pensar en el pecado, pues la preeminencia es Cristo. Como mortales no tenemos potestad de ser y estar en dos lugares al mismo tiempo (eso es potestad celestial) por tanto dejad de pensar en el pecado y pensar en Cristo. Estad en Cristo y no en el pecado. ¿Es tan difícil saberlo y entenderlo? No dediqueís tiempo al mundo, ni sus cosas y afanes, pequeñitos míos, porque ciertamente estareís perdidos en muchos problemas. Pero meditad en Aquél que os libertó desde hace más de dos milenios, a precio de sangre y muerte, porque si le resistís, Él os disciplinará. No despreciéis semejante dádiva, porque no es provechoso en lo absoluto dedicar tiempo a todo lo que no sea Cristo.


Él os enseñará a gozar dicha libertad, amados, si os dejaís guiar por su Espíritu que debe morar en vosotros. En esto conocereís que vencisteís al pecado: en que no pensaís o preocupaís por éste. Porque si pecamos, es porque estamos en esta carne. Y aún así seríais perdonados si practicaís el amor, perdonaís las ofensas de otros y procuraís con esmero seguir los mandamientos de Jesucristo. No temaís, manada pequeña, que el Buen Pastor, nuestro Señor Jesucristo, tiene y tendrá cuidado de nosotros y vosotros, sus ovejas. Amén.

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