El Señor Jesucristo conoce a los miembros de su iglesia, Él es su cabeza y es cabeza del cuerpo, al inicio de la iglesia de Jesucristo se expresaba localmente. Los creyentes formaban el cuerpo unidos en una ciudad pequeña o grande, así se reunían todos en un mismo lugar para testimonio de los demás, cuando un hermano llegaba a la ciudad era fácil encontrar a los hermanos porque estaban en un mismo lugar, así está relatado en el libro de hechos de los apóstoles, al pasar la primera generación apostólica, los hermanos fueron dividiéndose más en puntos escriturales, el sistema religioso romano en aras de tomar el control de algunos conocimientos de Cristo y aprovechando la debilidad e ingenuidad fue introduciendo herejías y contaminado la palabra, así como también adquirió la avaricia de controlar los sistemas de gobierno de las naciones esto hizo que tomara control de la vida en la iglesia y que se apareciera como una iglesia verdadera durante muchos siglos.
Roma guardó la expresión local para su sistema, conocen la palabra poderosa del Señor Jesús y para engañar levantaron templos en cada ciudad para tener el poder de los moradores de las ciudades, ese era el ejemplo a seguir por la iglesia de Cristo pero Roma lo acaparó y ahora está sentada en todas las localidades del mundo occidental. Los verdaderos hermanos siguieron reuniéndose en secrecía para seguir obedeciendo la palabra del Señor Jesucristo, el siempre guarda remanentes victoriosos en cada espíritu de la iglesia. El invento de la imprenta le arrebató el monopolio al sistema religioso romano de la interpretación de la biblia y se levantaron hermanos a predicar el evangelio, algunos con una visión de algunos versículos y otros con otros versículos y así aparece Sardis el quinto espíritu de la iglesia.
El enemigo de Dios ha hecho que en forma violenta no se predique el evangelio de Jesucristo y hace todo lo posible para distorsionar y desviar a los que han de ser salvos, mediante el engaño y el error, el protestantismo arranca versículos poderosos de la salvación y adquiere una luz entre los hermanos que el Señor Jesucristo quiere para la humanidad. La división de la escritura hace que se establezcan diferentes organizaciones con un profundo desacuerdo en la obediencia a la palabra escrita en la biblia, transcurren casi cuatrocientos años y aparecen los hermanos en el espíritu de Filadelfia, en este tiempo formamos las últimas generaciones antes que aparezca Laodicea, es grande el número de denominaciones que se ostentan ser los portavoces del Señor Jesús, hay en Norteamérica un número excesivo que dicen acatar la escritura, en Latinoamérica sucede lo mismo, y en México en algunas ciudades hay un gran número de congregaciones que se dicen ser expresiones de la iglesia de Cristo. En la actualidad el cuerpo de creyentes está dividido y surgen cada vez más divisiones sobre divisiones dando un mal testimonio ante el mundo, no hablaremos en este blog de la aparición de sectas y otros sistemas religiosos mundanos por considerarlo que no es un asunto de la sana doctrina. Lo que si es cierto es que los hermanos que cambian de residencia o viajan o trabajan de ciudad en ciudad se vuelve cada día mas difícil encontrar el cuerpo de Jesucristo en la localidad y estos a su vez se han olvidado de hospedar y atender a los visitantes.
Este preámbulo del tema actual es necesario presentarlo porque los jóvenes de la presente generación tienen una ardua labor de unirse todos como uno, olvidándose de las divisiones y ponerse de acuerdo en la lectura del nuevo pacto y centrar la visón y funcionamiento de las iglesias en Jesucristo, el antiguo pacto es para los judíos, los que son de Jesucristo deben cada vez más compenetrarse en el nuevo pacto. No hay mucho tiempo y el Señor Jesús viene por su iglesia en su conocimiento, no viene por la iglesia del antiguo pacto, él viene por una iglesia sin arruga, la arruga es la evidencia del pasado, del transcurso del tiempo, el nuevo pacto es el sello del rostro de la iglesia (la novia), sin mancha, el Espíritu Santo hace la obra perfecta en nosotros él nos va a presentar al Señor Jesús con el conocimiento del hijo de Dios y de obedecer su palabra.
Los hijos de Dios en su etapa juvenil representan la savia y la corriente sanguínea del cuerpo, es el flujo de la logística para llevar el producto, es la energía que produce el movimiento y traslado físico de las acciones, estas actividades requieren de la dirección de los ancianos o pastores como está escrito en 1 Pedro 5:5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Es importante que la fluidez esté revestida de sumisión y de humildad, el joven de Cristo (varón y mujer) es un resultado de los padres creyentes y cuando estos no cuenten con padres creyentes, el nuevo linaje inicia con ellos, la mansedumbre y la humildad la llevarán hasta su partida y la sujeción a los ancianos y pastores se forjará en la guianza del Espíritu.
En el siguiente versículo se está dirigiendo el apóstol Pablo al evangelista joven. Se puede interpretar al joven siervo o que hace servicio a Dios y a la iglesia como se puede leer en 1 Timoteo 4:12 Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Los ancianos deben considerar a los jóvenes y cultivar en ellos la semilla de bondad y del ánimo de trabajar en la obra de Jesucristo en la iglesia. Analizaremos lo que el Espíritu le dice a la juventud lo que debe procurar en su vida:
Palabra: se refiere a ser coherente con el evangelio, apegarse a la escritura del nuevo pacto, leer y proclamar la palabra del Señor Jesucristo.
Conducta: obedecer lo que el Señor desea a su iglesia, actitud de Cristo en sus acciones, modelo y ejemplo de su vida personal, social y profesional.
Amor: conforme a lo escrito en Corintios no buscar su propio bien sino el de los demás.
Espíritu: poner la vista y saber dirigirse en el Espíritu, perseverar en el camino que lleva vida y agrado al Señor Jesús, no obrar en la carne
Fe: La vida de los hijos de Dios debe estar fundamentada en fe, la sustentación de nuestro andar en este mundo es vivir por y para fe, los jóvenes deben aprender a ser aptos en la fe y enseñar a los demás miembros del cuerpo a moverse en fe.
Y Pureza: sean todas las acciones revestidas de toda honestidad y decencia, alejarse de malas acciones y pensamientos incorrectos que no convienen para la sociabilidad de su comunión con la grey.
Es importante que las organizaciones se impusieran a leer en un lapso de un año el nuevo pacto, que todos los hermanos de sus congregaciones tuviesen la visión de leer en orden por capítulos conforme a las diferentes habilidades y destrezas de todos ellos y anotar en un diario las diversas actividades que están desarrollando fuera de la voluntad de Dios y en otro lo que está indicado hacer. El amoroso Padre bendeciría el movimiento espiritual que trataría de acercarse más a la relación perfecta de su iglesia con el Señor Jesucristo.
Los jóvenes en Cristo tienen un importante tiempo para volverse a su palabra como el espíritu anhela, sería para esta generación un testimonio hermoso de que la iglesia se encuentre unida en amor, en conocimiento pleno de nuestro Señor Jesucristo y en obediencia por su palabra, las iglesias del Señor Jesucristo de alguna ciudad que promueva partir de inicio y deje de hacer las cosas que no se les ha mandado hacer y practique el evangelio de Jesucristo. Se debe tener en cuenta que no es una unidad con religiones y sectas ya que ese mover ecuménico ha traído nefastas contaminaciones a la vida de las iglesias, ellas no pueden participar de nuestro mover.
Si todos unidos en el mismo espíritu como uno solo solicitamos al Padre por medio de nuestro Señor Jesús humildad, mansedumbre, dejando todas las divisiones, contenciones, todo deseo de protagonismo, notoriedad, de creer que Jesucristo es el Hijo de Dios, de tener como norma de vida espiritual la lectura del nuevo pacto, de obedecer sus mandamientos y ordenamientos, y proclamar el nuevo pacto como la verdad de Dios para nuestro tiempo, El hará. Si no lo hacemos, El hará. Amén.