La etapa de la juventud en el género humano es un discurrir entre la adolescencia y la adultez, como en las diferentes etapas de la vida ya no vuelven, se van de corrida sin dejar rastros, esto hablando biológicamente, porque hay estudiosos en el campo de la psicología que han comprendido lo que dice el Señor Jesús en Mateo 18:3 y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Nuestra alma tendrá en el transcurso de su estancia en esta vida de padre, adulto y niño.
Fisiológicamente el niño deja de serlo y se convierte en un adolescente y una vez terminada la adolescencia se experimenta un cambio que tendrá varias manifestaciones visibles, externas e internas que se harán notar en el entorno que se desarrolla y en sí mismo, advierte que hay una etapa del proceso de crecimiento que ya no es lo mismo lo que está dejando, experimentando campos y áreas desconocidas. Hay una liberación de barreras que empieza a sentir. Cuestionando más el porqué de las cosas que suceden y si pueden tener solución y cuál sería la mejor. Una buena manera de conducir a un joven es orientándolo y guiándolo a Jesucristo, Él vivió una etapa de joven en el cual se sujetó a sus padres coadyuvando en los quehaceres terrenales hasta dar inicio su ministerio, el Hijo de Dios se sujetó como hijo también a sus padres terrenales como está escrito en Lucas 2:39-40 39 Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40 Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.
Jesucristo dice en Lucas 21:18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; más cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Una de las características principales de la juventud es el decidir a probar y experimentar lugares a donde ir, ya no te quedas en el mismo lugar, existe adentro de ti una inquietud por aprender, conocer, saber por ti mismo, lo que has escuchado, lo que te han ordenado lo quieres examinar y sacar tus propias conclusiones. El joven sano representa la energía, la dinámica, la fluidez. La mente está ajustada para razonar, intentar, atreverse, el cuerpo tiene los recursos de movilidad, se practica el deporte, se consiguen actividades de exigencia corporal y en plenitud de facultades el superar, el ser primero y el ser mejor alimenta el yo, otros se educan en cultivar la mente, otros profundizan en los estudios, otros en su vocación artística, en persuadir, en fin toda una gama de perfiles psicológicos e intelectuales en el cual están preparados de antemano.
Todo lo ha creado Dios, no hay alguna cosa que no haya sido creada, o que sea ajena a Dios, el joven debe acercarse confiadamente a Jesucristo y solicitar el favor de definir en la nueva etapa de la vida la orientación, la guianza y la confirmación de su proceder en la vida, si no has tenido contacto con Jesucristo en esta etapa procura acercarte a él solo invocándolo, la respuesta será fácil y de forma inmediata, el carácter, la personalidad, el temperamento de tu alma ya ha sido forjada, al igual que tus aptitudes y desarrollos motores de habilidad y destreza.
El joven está capacitado a indagar, a cuestionar, reflexionar, preguntar. La búsqueda a sus inquietudes y estar siempre en una constante de aprender y mejorar, si no se ejerce esta capacidad irá envejeciendo su espíritu y dejará a su alma en angustia e incertidumbre. (Existen casos de jóvenes de capacidad diferente con grandes dificultades para moverse lo mejor es clamar a Jesucristo para conocer el propósito de sus vidas o jóvenes que nacieron con capacidades diferentes lo veremos en un blog especial durante el mes de noviembre) Leamos el caso de un joven bien instruido en el antiguo pacto en Mateo 19:16-30, Marcos 10:20, Lucas 18:21 16 Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? 17 Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Más si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. 18 Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. 19 Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? 21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. 22 Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. 23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. 24 Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 25 Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 26 Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; más para Dios todo es posible. 27 Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? 28 Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. 30 Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.
Al observar este asunto hay muchas lecciones, pero la que nos atañe para este tema es que el joven era ejemplo de observar la ley y aplicarla en la vida. El obedecía la ley y buscaba la perfección, el Señor Jesús le dice que vendiera y dejara todo sus riquezas, lo siguiera y se desanimó. Dejar las riquezas frenó ese ímpetu de lograr la perfección, pero no es para alarmarse, los jóvenes deben aprender que hay aptitudes y actitudes encaminadas a lograr la vida eterna creyendo en el Señor Jesucristo como el Hijo de Dios. La vanidad se manifiesta grandemente en la juventud.
No es un error ganar dinero, el error es afanarse, codiciarlo, vivir por él, el joven debe solventar sus gastos, contribuir con la economía familiar, buscar y hacer patrimonio para su familia y sustentarla, mantenerla y apoyarla cuando la forme. El hombre quiere hacer pública su decisión de ser reconocido perfecto, Dios es el que hace al hombre, la esencia de un hombre ha sido una decisión de Dios, si quieres estar en el servicio de Dios en apostolado o evangelista tienes que dejar tus posesiones porque te van a distraer para servir a Dios, si lo que quieres es servirlo en otros ministerios, servicios o dones lo puedes hacer, en el nuevo pacto hay algunos seguidores que tenían dinero y no les solicitó el Señor Jesús, lo que debes aprender en tu juventud es amar y ayudar a tu prójimo.
La juventud es sinónimo de rebeldía, de corregir el mundo y aspirar a cambiarlo, solo hay una manera de conseguir la perfección y es por el Espíritu Santo si dejas que vaya moldeando tu vida, en el transcurso de la historia han existido niños prodigios para su edad y el fin en su desenvolvimiento social y personal, no ha sido el adecuado, su sentido de vida no fue el correcto, la juventud solo hay que vivirla en Jesucristo, si declaras al Señor en tu vida, él te guiará, si lo haces tu Maestro te enseñará, si lo haces tu Pastor te cuidará, si lo haces tu Abogado te defenderá, si crees en su crucifixión te perdonará, si lo confiesas te reconocerá, si aceptas su obispado te apacentará, si lo haces tu camino te conducirá, si lo haces tu Salvador te salvará… Joven, está en tu mano tu destino cree que el Señor Jesucristo es el Hijo de Dios y Él hará por ti en tu vida. Amén.