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Espíritu Santo


(Tema 1 de 4)


En el nuevo pacto se registran tres conceptos además del Espíritu Santo, el Consolador es uno de ellos, el Espíritu de Dios, y el Espíritu que al parecer se refiere al mismo Ser, pero esto más adelante lo habremos de discernir. Lo más importante es que comprendas que el Espíritu Santo tiene una delicada intervención en el plan que el Padre diseñó para esta etapa de la vida de la presente generación, en el cual participa en el mismo nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, es el poder invisible que todo lo sabe y todo lo hace porque en todas las cosas creadas ha participado y la realiza en una perfección de voluntad al deseo de nuestro Padre, es la precisión misma de la mente de nuestro Padre, la realización perfecta, excelsa, comprensible para los hijos de Dios e imposible para la comprensión de la inteligencia humana.


Lo que no logran comprender los sabios humanos del mundo o científicos es que su poder de entendimiento es limitado y no podrán alcanzar la esfera de sabiduría e inteligencia de Dios, en primero porque a ellos se les ha dado que detallen la obra creadora de él, en todas sus manifestaciones desde el punto de vista de materia, energía, física, matemática, fisiología, alma, etc. etc. Ni todos los recursos humanos, ni la reunión de todas las mentes privilegiadas, ni la acumulación de todos los datos del mundo se asoma a su obra creadora. Y en segundo, porque el enemigo de Dios desde la misma fundación del mundo ha engañado algunas mentes y los ha revolcado en las religiones y cultos a dioses paganos e interpretaciones falsas a hechos naturales para considerarlos energías divinas o deidades. Por ello mucho menos podrán comprender el reino y majestad espiritual en la que vive Dios siendo más fácil negar su existencia.


Dios permitió que la mente humana observara los diversos acontecimientos en los cuerpos físicos y su relación con el mundo a fin de que descubriera algunos principios que sirven para sustentar el tiempo de la humanidad y ha permitido inventos, descubrimientos que han traído cierta prosperidad y comodidad en todos los campos de la mal llamada ciencia. Los científicos engañados por el mismo enemigo y en una soberbia ante ciertos avances han encontrado diversos caminos para hacer creer a los gobiernos, organismos internacionales y ricos de este siglo que pueden continuar en búsqueda de grandes descubrimientos que permitan conquistar los más caros anhelos de los hombres que viven fuera de la gracia de Dios.


Los que hemos sido llamados para ser hijos de Dios en la Fe de nuestro Señor Jesucristo somos enseñados por el Espíritu Santo que hay un gran abismo de conocimiento en las cosas del mundo, mientras estemos en el mundo en nuestros cuerpos carnales, estamos sujetos a las leyes físicas de la creación, a las leyes promulgadas por los gobiernos, al testimonio de nuestras vidas y a la convivencia en paz para con todos, la diferencia consiste es que hay un espíritu denominado Santo (que proviene de Dios) que vive en nosotros y nos permite discernir las cosas de este mundo, pero lo mejor, es la comprensión por conocer la voluntad de nuestro Padre (quien es el creador de todo lo que existe y es el que da aliento de vida a todo lo que existe), de ahí que los que profesan a Jesucristo tienen que volverse a él para experimentar el gran cumulo de sabiduría, inteligencia, poder, amor y otras grandes manifestaciones de su bondad, que aunque no lo comprendan los científicos, esto ya ha sido realizado desde antes de la fundación del mundo.


Dios es el creador de todo lo que existe, el Espíritu Santo nos lo dice en nuestra mente y lo creemos, los científicos que no conocen a Dios no lo creen, creen que es evolución. Muchas teorías humanas hay para tratar de desentrañar los misterios de la existencia en nuestro planeta y cualquier descubrimiento lo ponen en conocimiento al género humano para hacer creer que no se necesita de la ayuda de nuestro Padre. Así siguen en su desvarío como una esperanza que pueden vencer los designios de Dios. Aunque también hay algunos científicos que sí creen y Dios en su misericordia les da de su sabiduría para comprender las cosas elementales de su creación.


Hemos de discernir con lo que está escrito en el nuevo pacto refiriéndose a los que trabajan en contra del Señor:


Los perros son los que no quieren nada con la palabra del Señor Jesucristo.

Los malos obreros son los que te guían al error.

Los falsos profetas los que conducen al engaño.

Los falsos apóstoles los que se apartan de las doctrinas de Jesucristo.

Los mutiladores del cuerpo son los que buscan la división y alegan que algunos son mejores que otros.


Es necesario explicar lo anterior porque se tiene que partir de una base sólida para conocer lo que es de Dios para los hijos de Dios y lo que no forma parte de nuestra vida. El plan perfecto de Dios es reconocer que Él es creador, que Él es el que escoge (los siervos y el pueblo judío son un ejemplo), que en su propósito eterno para dar a conocer su gran amor, ha enviado a su Hijo Jesucristo a salvarlos y darle vida eterna a todos los que creen y otorgarles una gran filiación ser hijos de Él (aquí entramos todos los que creemos lo que se ha escrito).


Deducimos pues que hay dos clases en el género humano:


Los que creen y los que no creen.


Los que no creen son todos aquellos que niegan todo lo de Dios, son los que no les interesa, que todo lo ignoran, que no saben y no quieren aprender, que atacan deformando enseñanzas y fabricando religiones y los que sutilmente atacan todo lo que es de Dios.


Los que creen se pueden clasificar en los hijos de Dios por la Fe en el Señor Jesucristo y son enseñados por el Espíritu Santo y se mueven más por las cosas del Espíritu y los que profesan la fe pero se ven envueltos en lugares en que se adultera la palabra y son contaminados en ignorancia e incredulidad en las cosas de Dios.


De éstos que creen los primeros tienen el Espíritu Santo de Dios, los segundos lo han contristado y han menguado su poder con sus hechos personalistas.


Ahora sí, vayamos al encuentro del conocimiento del Espíritu Santo a través de la palabra después de haber atisbado algunas percepciones espirituales que nos indica quienes somos y el objeto de discernimientos sobre este asunto.


En Mateo1:18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. En Lucas 1:15 porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Ponemos estos dos versículos para explicar la obra del Espíritu Santo, en María el Espíritu Santo la hizo concebir, ¿Cómo? No lo sabemos, pero sí lo creemos, estamos ejercitando la fe y con ello damos paso al conocimiento de que el Espíritu Santo que mora en nosotros nos da este entendimiento. Si tu dudas de estas palabras y no te convencen y necesitas más explicación sobre este hecho, o de plano no lo crees, entonces no tienes fe y por ende no tienes el Espíritu Santo en ti. En el caso de Elizabeth fue concebida en forma natural y en su gestación el Espíritu Santo se manifestó en su hijo Juan el bautista. ¿Cómo? En Lucas 1:41 dice: Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo. El poder de Dios se manifestó grandemente he hizo que se transmitiera el Espíritu Santo, si lo creemos es obra del Espíritu si no lo creemos no tenemos el Espíritu. Conviene hacer una pausa para explicar de estos hechos sencillos a los ojos del mundo pero con un misterio importantísimo para Dios, pues se venía el cumplimiento de los tiempos y la entrada de los gentiles a su propósito con dos embarazos se iniciaría la relación del nacimiento del mensajero de Dios y el Hijo de Dios, ciertamente es locura para los hombres estos acontecimientos pero de gran valía para el propósito eterno de Dios la salvación de millones y millones de seres humanos.


Esta obra del Espíritu la planea Dios y la ejecuta el Espíritu Santo en suma perfección sin error o desviación. Es de sumo interés estimado lector que si estamos en el Espíritu y estamos haciendo una cosa en el Espíritu Santo, esta obra maravillosa es perfecta y de gran trascendencia, por ejemplo: he oído decir que la sanó el Espíritu, pero hay que ir al doctor para ciertos tratamientos, no es así, el Espíritu sana y sana. Es poder y obra con toda la extensión de la perfección de Dios, nótese en los milagros que hizo el Señor Jesucristo y sus apóstoles.


Notemos que el Espíritu Santo se ha manifestado y todavía no nace el Hijo de Dios, aun cuando el Señor Jesucristo en su ministerio habría dicho en Marcos 12:36-37 36 Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies. 37 David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana.


En Mateo 3:11, Marcos 1:8, Lucas 3:16, Juan el bautista dice: Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Refiriéndose al Señor Jesús y el inicio de su ministerio ya que durante el bautismo en Lucas 3:22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Y en Lucas 4:1 está escrito: Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto, de aquí deducimos que recibió el Espíritu Santo porque iniciaba su primera prueba experimento la llenura y fue llevado en el espíritu la forma correcta de enfrentarnos al enemigo de Dios. La pregunta por hacerse es ¿por qué si fue concebido por el Espíritu Santo, transmitió en la salutación el Espíritu Santo?, porque tendría que ser llenado por el Espíritu Santo en su bautismo. Este acto obedece que cuando se inicia una obra en el Espíritu Santo se requiere hacerse en la mayor excelsitud porque es una obra del Dios Todopoderoso nuestro Padre.


El Señor Jesucristo vino a expresar el gran amor que el Padre ha dispensado para los hombres de las siguientes generaciones a la suya y lo describió así en Lucas 11:13: Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan. Le has pedido al Padre el Espíritu Santo, no para cosas humanas sino para hacerlos partícipes a los hermanos. Hoy, hay una doctrina de hablar al Espíritu Santo, de alabarlo y otras cosas ¡no lo hagas! es un error, aquí esta enunciado que se lo debes de pedir al Padre, a la venida del Consolador recibes el Espíritu Santo por la imposición de manos de los hermanos consagrados al Señor Jesús.


En Juan 7:39 está escrito que Jesucristo profetizó: Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. Y en Juan14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: este consolador es el Espíritu Santo que nos va ayudar a vivir en este mundo sin contaminaciones, ni adulteraciones de la palabra del Señor Jesús, si vemos el contexto habla de sus mandamientos, el propósito del Espíritu Santo es darnos a conocer la palabra del Señor Jesucristo y las obras que Dios tiene preparadas para nosotros, leamos Juan14:26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.


Ya lo hemos enunciado anteriormente al leer la escritura del nuevo pacto por el Espíritu; tiene una vigencia actual como si se estuviese en ese momento. En Juan 15:26 Jesucristo expresa: Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y aquí está el sustento de la verdad, Jesucristo es la verdad y el Espíritu lo corrobora y afirma en nosotros esta verdad y la promesa del Espíritu se cumple en Juan 16:7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. En el concepto Consolador, El Espíritu Santo es explicado por el Señor Jesucristo en su función y misión en los hijos de Dios, así como sus resultados.


Podemos observar en Lucas 12:10-12 10 A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. 11 Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; 12 porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir. La obra del Espíritu Santo es perfecta en la voluntad de Dios, nos demanda estar en paz, el Espíritu Santo nos enseñará, una pregunta que todavía nos venimos haciendo ¿es vigente el pecado de blasfemia contra el Espíritu Santo? ¿O tuvo su vigencia solamente en los tiempos del Señor Jesucristo a esa generación perversa e incrédula que decía que tenía Espíritu inmundo? En Hechos de los apóstoles hay una mentira al Espíritu Santo y se vieron hechos tremendos como se pude leer en Hechos 5:3-11 3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. 5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 6 Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. 7 Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. 8 Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. 9 Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. 10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. 11 Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas. Sobre estos hechos se puede notar que no se menciona blasfemia, solo de mentir; no habla de condenación sino simplemente de abandonar este mundo, es importante mencionar que no hay ninguna advertencia del apóstol Pablo y de los otros escritores a la iglesia en las cartas epistolares, el Espíritu Santo está en nosotros, es fiel sustentador de la iglesia e impulsa la palabra del Señor Jesús en la vida de los hijos de Dios. Se puede apreciar que sí hay inconversos que ataquen y quieran destruir alguna obra por el Espíritu Santo pero si persisten en el juicio no tendrán perdón. Lo veremos en el tema cuatro de esta serie.


En Juan 20:22-23 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos. Al parecer puede haber una confusión al despedirse de sus discípulos, había dicho que no se movieran del aposento alto hasta que recibiesen el Espíritu Santo de arriba, ya había sido glorificado el Hijo al morir en la cruz y bajar a la región de los muertos a predicar el cumplimiento del tiempo, por ende ya tenía el Espíritu Santo y la escritura dice que sopló para que lo recibieran los discípulos. La obra del Espíritu es: remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos, además de cumplirse el mandato de quedarse hasta la venida del Espíritu Santo, durante esos días no salieron y obedecieron el mandato de esperar.


En el capítulo de Mateo 28:18-19 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; aquí explica que ya estaba revestido de poder e indica una fórmula de bautizar que ya ha sido explicada que no tuvo vigencia en virtud de que los apóstoles esperaron ser llenos del Espíritu Santo y ese mismo Espíritu enseñó el bautismo en el nombre de Jesucristo. (Leer el blog bautismo en el nombre de Jesucristo).


Debemos tener la mente de Cristo, para comprender que en ese lapso de espera la Deidad: el Padre y el Señor Jesucristo acordaron enviar al Espíritu Santo con las disposiciones que iban a regir en la iglesia de Cristo, sobre la cabeza, Señor y su palabra.


Para este primer tema solo abordaremos los versículos antes citados del Espíritu Santo y el Consolador que nos permitirá cimentar el conocimiento primario del gran Espíritu que nos ha enviado nuestro Padre para conocer la palabra del Señor Jesucristo, su voluntad y el propósito de nuestra salvación para la eternidad, en el mes de agosto se publicarán los restantes tres temas.


Por ahora condensaremos lo comentado en el presente:


El Espíritu Santo de Dios es el mensajero de lo que escucha en la gloria celestial de Dios y lo transmite aquí en la Tierra a sus hijos, los que somos creyentes de Jesucristo. Forma parte de la Deidad, su función primordial es decirnos qué hacer, a dónde ir y qué decir para cumplir cabalmente con el testimonio que Jesucristo es el Hijo de Dios, que es enviado de Dios y que Dios le levantó de los muertos al tercer día. Tan sencillo como eso. Nos ayuda a vencer la esencia carnal y pecadora en nosotros al hacernos ver y sentir que lo nacido en el Espíritu es vida y paz, y lo que es nacido en la carne es corrupción y muerte. Para los que creen en el dogma de orar y alabar al Espíritu Santo he aquí se muestra una reflexión: Cuando recibes una muy buena noticia de algún ser muy amado tuyo, pero al verse imposibilitado de estar contigo te envía alguien más para hacerte llegar la noticia (que es lo importante, que sepas) ¿qué harías? ¿Agradecerías al mensajero, que tal vez no conozcas? ¿No te gozarías de quien te mandó decir eso, tu ser amado, quien tuvo el gesto de hacerte saber esa noticia motivo de tu alegría? ¿Por qué pues alabar al Espíritu Santo, cuando lo que hace es darnos el mensaje de Dios y nos enseña –su misión- y no al Hijo que por su acuerdo con el Padre es quien nos da el mensaje de vida? De ser así, ¿no estaría escrito o enseñado de esa doctrina en la Escritura? Y una últma ¿No sería un sinsentido que por el Espíritu, el mismo Espíritu pidiese ser alabado antes que al Hijo o al Padre, quienes le enviaron a nosotros? Meditación y oración ferviente son las mejoras armas para destruir estos engaños. Paz a ustedes, estimados lectores, de Jesucristo en sus vidas. Amén.

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