1.- Juan 20:17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Hay muchos versículos en el nuevo pacto en el cual el Señor Jesucristo cuando habla con los suyos destila un amor desbordante y los hace partícipes de una comunión como si fuera de casi toda una vida, de una cercanía que inspira una gran confianza que parece hablarnos íntimamente como si fuera un amigo, un familiar muy cercano, le dice: “más ve a mis hermanos y diles,” ¡qué petición tan sencilla y qué reconocimiento a los discípulos, sus hermanos! y aquí sí puede interpretarse que nos incluyamos todos aquellos que somos los hijos del Padre pues esta enseñanza es también para nosotros aun cuando han pasado casi 2000 años después, la sentimos que nos lo está comunicando cuando leemos este pasaje.
La frescura de tener el Espíritu del Señor es para recordar sus palabras, tal como la oyeron los primeros hermanos que tuvieron la gloria de haberlo visto, oído, sentido y platicado con él, ¿no le parece lector si vuelve a leer este versículo escucha que le está hablando el Señor Jesús y le oye decir “subo a mi Padre y a vuestro Padre”? y hay que comunicarlo a todos los hermanos. El Padre de nuestro Señor Jesucristo, es nuestro Padre también, qué integración a su familiaridad, qué gran distinción ha hecho con nosotros, el Señor Jesús recién terminaba su obra redentora entre los muertos y se disponía a despedirse de los hermanos en el mundo físico, porque en la vida espiritual siempre va estar con su iglesia.
Y luego dice “a mi Dios y a vuestro Dios” ¿Por qué no entenderlo espiritualmente?
Dios, el Único y Sabio Dios es nuestro Dios: comunícalo a la iglesia, a los hermanos, al mundo, gózate porque hoy has comprendido que no hay mayor gozo que éste, tenemos familia terrenal para experimentar el testimonio de Dios en la perpetuidad que quiere y ha dispuesto para su creación, pero el mayor gozo es experimentar su intimidad con Él a través de Jesucristo por su Espíritu. Pertenecemos a la familia de Dios, el Señor Jesucristo lo ha establecido y nos lo ha comunicado.
¡Qué gran dicha oír esta aseveración, esta verdad, los oídos se colman de alegría! Los ojos que han leído este versículo se deleitan de haber transmitido a nuestra mente el plan de Dios para nuestras vidas llamarnos a formar parte de su santa familia. Comprendamos estas palabras dichas a una hermana que lo reconoció como su maestro. Si el Señor Jesús es tu Maestro ve y diles a todos los hermanos que Dios es nuestro Padre. Amén.
2.- Juan 19:21 Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos.
La generación judaica de su tiempo perversa y adúltera fue denominada así por el Señor Jesucristo porque conocía los corazones de los hombres que la componían. La vida social de su tiempo estaba ya poseída por el enemigo de Dios, cuatrocientos años hacía que el Bendito Eterno Dios no tenía comunión con el sistema clerical judío y solo remanentes se mantenían en la comunión con Dios. La lejana distancia la aprovechó el enemigo de Dios para infestar al pueblo de Israel de demonios pues para qué ir con las otras naciones si ellas ya le pertenecían.
El enemigo de Dios se apoderó del pueblo israelita, se posesionó al engañarlos con desviaciones y perversiones. Su fraude consistía en conquistar los corazones religiosos para que no obedecieran el tiempo del Señor que estaba por acercarse. Adonai lo permitió porque sabe que el hombre religioso es atado en sus propias concupiscencias, busca su propia voluntad, se enfrasca en su discernir y va en pos de su maldad. En sus nefastas acciones utilizará el nombre de Dios cuando le convenga.
Cumplido el tiempo Jesucristo viene a su pueblo, al pueblo de Israel. El Señor sabe que su pueblo es guiado por un puñado de hombres que ya no siguen a su Padre, pero él viene por su pueblo, los herederos de la promesa. El daño causado por el enemigo es fuerte, latente por una insolente tradición y costumbre, contaminación espiritual y ley que no han dejado de corromperla. Incluso, el mismo Señor Jesús en el inicio de su ministerio fue tentado por el enemigo de Dios, mas lo venció y llevó el mensaje de salvación a su pueblo donde unos creyeron, otros se desanimaron de su doctrina y al final casi todos lo abandonaron.
La crucifixión es su sentencia, los religiosos hicieron todo lo posible ante las autoridades para condenarlo y lo lograron. Estaba profetizado en Mateo 21:4-5 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga. En Juan 19:19 Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. En los cuatro evangelios relata este pasaje: Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y éste le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices.
Jesucristo no dijo de sí mismo que era el rey de los judíos pero los que creyeron, los que lo vieron, los que oyeron y hasta los que se burlaron sí lo dijeron.
Los principales sacerdotes judaicos hasta el último momento de la misión del Señor Jesucristo la negaron y mintiendo dijeron que él dijo: soy Rey de los judíos.
Es la voluntad de Dios la que prevalece y Pilatos dijo: “lo que he escrito, he escrito” y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín para testimonio de su pueblo y de las futuras naciones que habrían de recibir el evangelio del Señor Jesucristo. Amén.
3.- Mateo 28:16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
En la lectura de la escritura debemos ser cuidadosos al leerla ya que tenemos que discernir a quién se está dirigiendo y quién la está narrando, además si es un hecho presente o futuro. Somos proclamadores que la escritura debe de leerse en orden, pero también debe de leerse en congruencia con lo que está escrito.
De este versículo en particular según muchas opiniones de conocedores de la palabra del Señor Jesucristo han dicho que es un agregado de un copista de hace varios siglos. En lo espiritual y en lo personal no lo creo, más bien discierno que por no leerse adecuadamente se ha cometido un gran error doctrinalmente que ha dado a pie a discernimientos que no se ajustan a la palabra de Dios y por ende se han equivocado en sus preceptos y hace que se contrapongan con otros versículos más adelante escritos.
Lo que sí es necesario aclarar a los lectores es que cuando surja alguna duda por motivo de interpretación lo mejor es pedir al Señor Jesús en el Espíritu revelación y si no por uno de los maestros de la iglesia.
El título de la gran comisión distrae al lector de este último concentrado de versículos ya que el calificativo “gran” lo hace ver importante y por ende no se lee a quién va dirigido: comienza con once discípulos que se iban a congregar o concentrar en un lugar dispuesto por el Señor Jesucristo. Aquí está hablando de once discípulos. Aquí, el gran error es incluirse en los once discípulos y los once son aquellos que se mencionan en la escritura menos Judas el traidor. En este punto es clara la escritura a quién va este mensaje: va dirigido a los once, ni tú, ni yo, ni los que leen forman parte de estos once. Por tal situación, no podemos fundamentar dichas encomiendas para nuestra vida.
Luego versículos más adelante hay una labor grandiosa por realizar y en nuestra época con todos los conocimientos en comunicación. Hay predicadores que demandan hacer esta labor en la iglesia ocasionando un gran problema de entendimiento y comprensión a versículos que debemos obedecer y como dijimos anteriormente van a oponerse a versículos que están bien definidos a quién están dirigidos.
En Marcos 16:14-18 está escrito: 14 Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. 15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. 17 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; 18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
En Marcos y Mateo es el mismo lugar y son los mismos once, la gran diferencia es que en los versículos de Marcos 17 y 18 ahí nos incluye el Señor a todos los hombres que han creído a su palabra, porque está escrito y estas señales seguirán a los que creen. Yo te preguntaría ¿tú has creído? si contestas que sí, inclúyete porque es promesa para ti, yo también he creído y esta promesa también es para mí. No solo para once discípulos sino para millones de millones que han creído.
Con intención iniciamos este tema con el versículo Juan porque aquí dice -hermanos- y aquí “hermanos” no tiene límite de número, su definición es amplia. Tu eres hermano en Cristo, yo también y todos los hermanos inclúyanse en esta definición.
El no respetar gramaticalmente al destinatario del mensaje ha creado confusión que ha desviado a grandes errores. Por ejemplo, el bautismo en el Padre, Hijo y Espíritu Santo, NO hay obligación de todos de predicar el evangelio cuando está dicho que hay ministerios definidos. Respecto a su promesa de que está con nosotros hasta el fin de los siglos está validada por numerosas referencias bíblicas escritas en el nuevo pacto. Amén.
Por favor lean en anteriores blogs el bautismo en el nombre del Señor Jesús y los ministerios.
4.-Colosenses 1:28 a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;
La carta a los colosenses es una carta poca leída en la iglesia, reúne un gran contenido de verdades y misterios en forma sencilla y escrita en un lenguaje fácil de comprender y entender. El apóstol Pablo sabía que los colosenses estaban inmersos en Jesucristo, habían recibido su anuncio con disposición y un gran amor, cuatro capítulos en el cual aborda temas interesantes en pocas palabras.
El Espíritu Santo derramó el fruto de la paciencia y longanimidad a la iglesia en Colosas, aquí se da la fórmula más victoriosa para toda actividad de los hijos de Dios. En Colosenses 3:17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
La perfección es Cristo en el hombre, el conocimiento de Jesucristo en el hombre es lo que te vuelve perfecto, no es la conducta ni la actitud moralista tampoco la vida ascética, menos la ética ni los valores humanos ni la altitud de anhelos comunitarios. Son obras en la carne y la carne para nada se aprovecha.
La verdadera sabiduría es el conocimiento del Hijo de Dios en el hombre, la amonestación es una advertencia para conocer los asuntos espirituales de Dios enseñados por el Espíritu. El hombre es llamado por Dios y es para Él en Cristo. Ningún hombre puede pasar a la eternidad con Dios sin haber hecho la voluntad del Padre.
Todo hombre será perfecto hasta la hora de su partida, reciban toda amonestación y consolación en el Señor Jesús, es bueno exhortar a los hermanos a que se acerquen más a la lectura de las cartas epistolares, aspiren a ser de Jesucristo, hacer su obra y desear el bien en los demás miembros del Cuerpo de Cristo. Recuerden que no es por obras, las obras en Cristo deben estar fundamentadas en la fe, esperanza y amor. Amén.
5.- 1 Pedro 4:8 Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
¿A que amor se refiere el apóstol Pedro?
Al amor a uno mismo, esto es cuidarte y mantenerte
Al amor al prójimo con todos lo que te rodean
Al amor fraternal entre los hermanos de la iglesia
Al amor eros con tu esposa
Al amor filial con tus padres, hermanos o hijos
Al amor espiritual a Dios nuestro Padre
Al amor como norma de vida de los hijos de Dios
¿Qué tan poderoso es el amor que un siervo de Dios nos anima a vivir en ferviente amor entre nosotros los hijos de Dios porque su práctica cubrirá multitud de pecados?
¿Será acaso una exageración del apóstol?¿O el Espíritu Santo te enseña el valor del amor que le concede Dios a la práctica en tu vida y con los hermanos?
Que si lo hubiera dicho en Jerusalén ante los principales sacerdotes, que cuestionaban a Jesucristo por perdonar pecados y estos querían matarle hasta lograrlo, ahora enseña la práctica del amor que cubre no uno o dos, sino multitud de pecados.
¿A que se refiere el apóstol Pedro?
A estos versículos los llamamos en el Espíritu Versículos de Poder. Son de las grandes bendiciones que el Señor te ha regalado para que en esta vida te llenes de victoria y deseches el ataque del enemigo que te juzga y atormenta en tu mente en cuanto has cometido una falta o caído en una tentación y te hace sentir culpable y que Dios se aleja de ti por pecador.
¡Qué mentiras y qué engaño son todas estas maquinaciones! Y para colmo, hay malos obreros que les gusta este tipo de argucias para hacerte sentirte culpable y así tener dominio sobre la grey.
Leamos y meditemos: El versículo dice cubrir, no perdonar. El perdón es del Señor, la obra salvadora ya la hizo Él, cubrir es acción de vestir, abrigar, no ver desnudez, el amor que prodiguemos hace que nuestro Padre nos abrigue y no vea nuestras faltas, es el amor de un Padre que debemos publicar.
Es importante reconocer dos cosas: si practicas el amor no puedes estar pecando pues no puedes estar en dos lugares a la vez. Hablo físicamente, la mente es otra cosa (puedes estar en una congregación y tu mente está en otros asuntos, inclusive en pensar cosas aborrecibles a Dios). Volviendo al ejemplo anterior: Tú debes estar practicando el amor en todas sus formas y así mantendrás ocupada tu vida en una práctica constante con todos los que te rodean y no temerás por tus debilidades y caídas en la carne. Recuerda que Dios condenó al pecado en la carne y el Señor Jesús ya pagó por tus pecados.
En este versículo pongo toda mi fe, el conocimiento proporcionado por el Espíritu Santo es la de: mi salvación es obra de Dios, no es mía. Yo no me salvo por mí mismo, tengo un Salvador que me conoce y ha hecho todo por salvarme y me ha encomendado vivir en amor y eso haré en sus fuerzas. Amén.
6.- Santiago 4:17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Este mandamiento nos lo da el Espíritu Santo, porque el Padre y el Hijo nos han constituido para hacer lo bueno a la iglesia y a los del mundo. Pero este precepto no es para ser hecho por el mundo, es para nosotros los hijos de Dios por fe en el Señor Jesucristo, no debemos de escondernos de los mandamientos que nos imponen ni esquivarlos, al contrario, echemos mano del amor que fluye en nuestro espíritu y concedamos hacer el bien al que nos lo solicita o al que lo necesita.
Es rara la predicación de este versículo, se prefiere hablar de no fumar, no ir al cine, no ingerir bebidas embriagantes, no ir a bailes, en fin, una serie de mandamientos humanos que son impuestos por hombres y nada tienen que ver con los asuntos del Espíritu.
El bien mora en ti, el Espíritu Santo mora en ti, no hay obra buena en el hombre que no proceda por el Espíritu, la carne y el alma nos impiden obrar el bien en nuestros hermanos, compañeros, familiares, vecinos, amistades y hasta desconocidos que nos encontramos en diferentes lugares.
Sabemos hacer el bien, tenemos la condición de realizarlo, el conocimiento de hacerlo, las aptitudes de otorgarlo y en ocasiones no lo hacemos e inventamos una serie de justificaciones y pretextos para suplir nuestra omisión u acción (peor que los fariseos) déjeme decirle lector que es pecado, el Espíritu nos redarguye de nuestra falta y rápidamente invocamos el perdón al Padre, lo llevamos a la cruz donde Jesucristo ya pagó por ese pecado y nos lavamos con la sangre de Jesucristo derramada en su muerte para que nos limpie, lave y purifique de ese pecado y nuestra falta ha sido perdonada.
¿POR QUÉ NO HACERLO ESTIMADO LECTOR A LA PRIMERA Y EN AUTOMÁTICO?
Hacer el bien siempre es una de las misiones que tenemos que probar ante mundo que Jesucristo mora en nosotros y que el amor del Padre se manifiesta en nosotros. Estas pruebas están hechas desde antes de la fundación del mundo solo hay que hacerlas para testimonio.
El bien puede ser físico, material o espiritual: Sé testigo de Jesucristo. Amén.
7.- Hechos 11:18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
El espíritu nos proporcionó el conocimiento que el arrepentimiento era para el pueblo de Israel como puede leerse en Hechos 13:24 Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. Y para los gentiles era la declaración de fe que Jesucristo es el Hijo de Dios para ser salvos, recibir el Espíritu Santo e integrarse a la vida de la iglesia.
Hoy, no estoy de acuerdo en ese llamado de arrepentirse para los que no conocen a Dios, me acuerdo en mi tiempo las oraciones largas que hacían, (y que siguen haciendo) a aquellos que quieran conocer a Jesucristo. En mi conversión, un hermano hizo que orara hasta diez minutos de palabras que no entendía, por mi mente pasaban diversos pensamientos sobre lo que estaba repitiendo con mis labios de lo que el hermano y otros hermanos oraban, fue una experiencia que no me proporcionó ninguna paz o gozo. La paz la sentí cuando dejaron de orar, y el gozo lo experimenté cuando leí en la biblia: Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa.
Había leído que el apóstol Pedro en su llamamiento profético de pescador de hombres inició con mensajes de arrepentimiento al pueblo judío porque los judíos habían sido escogidos por Dios y los gentiles no. Los judíos ya habían tenido a Dios de su lado, y los gentiles nunca.
Los judíos no quisieron creer que Jesucristo es el Hijo de Dios y ellos sí debían arrepentirse, en cambio las naciones gentiles estaban entregadas a dioses paganos y falsos. Pero había remanente en el pueblo que todo era mentira y esperaban el tiempo del Señor Jesús para proclamarlo su Salvador, son tiempos del Señor son los planes de nuestro Padre. La Fe es para la iglesia en el Hijo, los judíos no reconocieron la fe en las obras de Dios, ellos que se arrepientan por no haberlo seguido, era mi pensamiento con las muchas veces de haber leído la escritura del nuevo pacto, pero en una ocasión me detuve en este versículo que requería mi atención para que concordara con lo enseñado por el Espíritu ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
Los discípulos judíos recibieron primero el Espíritu Santo y luego los creyentes gentiles, el arrepentimiento para las naciones gentiles es que ya no vuelvan de donde fueron sacados, sino que fueran en pos de Jesucristo y le conocieran; dejaran de hacer lo que habían practicado y se volvieran al Verdadero. En nuestras generaciones sucede algo similar: la mayoría de los nuevos creyentes salimos de un sistema religioso corrupto, sacrílego y babilónico, era tradición y costumbre de nuestros padres, creíamos que ese sistema era la iglesia de Cristo. Mas luego salimos por fe, creímos en Jesucristo, fuimos salvados, nuestra condición fue obedecer el llamado, no me arrepiento de haber estado ahí porque no estaba en mi poder.
La proclamación es: “salid pueblo mío” de ese sistema religioso, salgan y crean que Jesucristo es el Hijo de Dios, es el verdadero llamado para conocer a Dios, recordad: mis ovejas oyen mi voz. Amén.