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Foto del escritorCuerpo Editorial

Editorial 14

La sabiduría en el conocimiento del Señor Jesucristo esté en vuestro espíritu.

En diversos acontecimientos extraordinarios que suceden en nuestra vida, es muy común decir que el Señor nos está probando y creemos que forma parte de nuestra madurez y casi siempre estos momentos son difíciles de sobrellevar y conllevan una carga ardua que nos pesa y cansa, y rápidamente clamamos al Señor por ayuda y su pronto auxilio para enfrentar dichos sucesos que afectan a nuestra alma y algunas veces a nuestra carne.


En nuestras debilidades y tentaciones en el transcurso del vivir diario sucumbimos y somos parte de una disciplina de parte del Señor y casi siempre se reitera en las mismas faltas porque no hemos oído al Espíritu para vencer y que huyan de nosotros dichas tentaciones, en algunas circunstancias sin explicaciones somos víctimas de ataques del enemigo de Dios para que desistamos de seguir a Jesucristo.


En otras ocasiones la ignorancia en algunos asuntos nos hace desviarnos de los verdaderos propósitos y de la voluntad de nuestro Padre, el desconocimiento nos trae consecuencias graves y en algunas heridas que son difíciles de restaurar por falta del conocimiento.


Sea cual fuere nuestra extrañeza a los diversos acontecimientos que nos suceda debemos de enfrentarlos en el nombre del Señor Jesucristo, cuando verdaderamente es una prueba que el Señor quiere que la pasemos, es porque ya hemos sido enseñados para pasarla, Dios es justo y no nos probará si sabe que carecemos del conocimiento en la prueba puede ser de fe, esperanza y amor y casi siempre si vivimos en el Espíritu será fácil sortear dicho examen. No os preocupéis por la persecución y amenaza a tu vida con padecimientos de Cristo antes bien gózate por tu bienaventuranza.


En los ataques del enemigo fortalécete con la armadura espiritual, en tus debilidades y tentaciones suceden porque no estas afianzado en la verdad ya que el Espíritu purifica nuestras almas por la obediencia a la palabra del Señor Jesucristo. No seamos inconstantes en la doctrina de Cristo sino establezcámonos en la sana doctrina, deshazte de los conocimientos erróneos que adquiriste y vuélvete a la voluntad perfecta de nuestro Padre: cree que Jesucristo es el Hijo de Dios. Amén.

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