La esencia espiritual en la vida de los hijos de Dios constituye en perdonar. El perdón debe aparecer en nuestras vidas en automático, no hay que dejar lugar al diablo ni a nuestro corazón el dudar, pues si nuestro Padre perdona, los hijos también deben perdonar. Dios es bueno y nos ha enseñado que su perdón debe ser imitado por nosotros, el Espíritu Santo que mora en nosotros lo lleva implícito en su tarea para mostrarnos en todo tiempo. Leamos los siguientes versículos en Mateo 6:12,14 y 15 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Un error difundido entre muchos predicadores es exponer al Señor Jesucristo como alguien muy severo en su juicio, pero es falso ya que Él nos conoce muy bien y sabe nuestras debilidades. Al leer la escritura del nuevo pacto podemos ver el gran amor que nos tiene y su gran capacidad para perdonar y quiere que seamos como Él; está escrito en Mateo18:23-35 23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. 26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. 29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30 Más él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. 32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.
El Espíritu muestra en la escritura que no hay pecado en el mundo que el Señor no pueda perdonar: Él vino a salvarnos y a mostrar su gran misericordia. Además, la sabiduría por medio del Espíritu revela que al referir 10,000 talentos (una cifra muy alta) dice que somos pecadores por naturaleza, por tanto el Señor, movido a misericordia nos perdona si nosotros perdonamos a los que nos ofenden (100 denarios) cuyas ofensas no deberían ser difíciles de perdonar. Leamos los siguientes versículos:
Hechos 10:43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.
Hechos 13:38 Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de Él se os anuncia perdón de pecados.
Hechos 26:18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.
Efesios 1:7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,
Colosenses 1:14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Colosenses 2:13-14 13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,
Este conocimiento que Dios nos perdona debe ser anunciado nuevamente en la conciencia de los hombres ya que han sido pervertidos los versículos escritos en Lucas 24:46-47 46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Infortunadamente, esta última referencia suele malinterpretarse como que el hombre siempre está en pecado y riesgo de condena, lo cual es falso puesto que aunque todavía estaremos sujetos a tentaciones y caídas, también el Espíritu Santo hará su obra de mantenernos santos y limpios con el tiempo.
Así, los que tenemos este conocimiento, debemos esforzarnos más en perdonar no una vez sino las veces que fueren necesarias como está establecido en Mateo 18:21-22 21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Y Dios muestra perdón para todos sin acepción de personas lee estos versículos en Lucas 7:40-43 40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. 41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; 42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? 43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.
Perdonar en esta vida, es cierto que en nuestra naturaleza carnal es difícil olvidar los agravios, por tal situación echa mano de que si no lo haces de corazón el Señor todo lo ve y no puede actuar en ti. Aprendamos de lo que está escrito en los siguientes versículos: Efesios 4:32 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Colosenses 3:13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
Hay reglas para los hijos de Dios que deben ser observadas para efectuar el perdón Lucas 17:3-4 3 Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. 4 Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale. También debes de seguir lo que está escrito en Lucas 6:37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.
El perdón debe ser de igual forma con los del mundo a fin de que sea glorificado el nombre del Señor Jesús, perdonemos pues como Dios nos perdona como se lee en 1 Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar. 1 Juan 2:12 Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.
Resumiendo: Creer que el Señor perdona nuestros pecados y perdonar todo a todos hermanos y aun a los del mundo.
Pero ¿qué es perdonar? Ciertamente es olvidar cualquier palabra o hecho de alguien que nos afecte directamente. Siendo que la otra persona actúa de esa manera (consciente o inconscientemente) es menester nosotros dejemos pasar la oportunidad de guardar algún rencor, ira, deseo de venganza; así, damos paso al perdón genuino: sentido desde el fondo del corazón, creído en el alma y ejecutado mente y cuerpo.
¿Por qué perdonar? Porque es una de las esencias del amor. No estamos hechos para almacenar malas experiencias, sino para experimentar y publicar las buenas obras de Dios en nosotros. Dios, antes de ser Justo Juez, es Padre Amoroso y Misericordioso porque sabe de nuestra condición pecadora desde que Adán y Eva comieron del fruto del árbol del fruto prohibido.
Por tanto, parte del testimonio del perdón de Dios en nuestras vidas no es revelar a detalle nuestro pasado, sino más bien exponer lo que nos viene más adelante si nosotros, al igual que el Padre, perdonamos a los que nos hacen algún mal. Porque de cualquier forma como ovejas ¿qué cosa pudiéramos hacer para vengar nuestras afrentas? Nada. Dejemos, pues, esa premisa a nuestro Pastor y Abogado (Señor Jesucristo) y nosotros a olvidar y seguir adelante, siguiendo sus pasos.
Amén.